Adaptación al Cambio Climático
Este artículo es una expansión del contenido de la información sobre derecho ambiental, en esta revista de derecho de empresa. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios para sobresalir, sobre este tema. Te explicamos, en el contexto del medio ambiente, qué es, sus características y contexto.
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Medio Ambiente > Política del medio ambiente > Política en materia de cambio climático Medio Ambiente > Deterioro del medio ambiente > Degradación del medio ambiente > Cambio climático A continuación se examinará el significado.
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¿Cómo se define? Concepto de Adaptación al cambio climático
Véase la definición de Adaptación al cambio climático en el diccionario.
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Adaptación al Cambio Climático
Este artículo revisa críticamente la teoría, la política y la práctica de la adaptación al cambio climático (ACC), y puede incluir los efectos en la salud humana. 2015 fue un año importante para el desarrollo sostenible, ya que se celebraron tres conferencias mundiales destinadas a componer y alcanzar acuerdos a largo plazo para la sostenibilidad. La primera fue la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Reducción del Riesgo de Desastres (tercera CMRD), celebrada del 14 al 18 de marzo de 2015 en Sendai (Japón), en la que los participantes consultaron y formaron el sucesor del Marco de Acción de Hyogo (MAH), que se denomina Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres (MCRD). A continuación, la ONU ratificó en septiembre en Nueva York los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que sustituyen a los Objetivos de Desarrollo del Milenio establecidos en 2000 (ONU 2000). La Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) puso fin a 2015 en diciembre, en París. El objetivo de la COP de París era producir un acuerdo vinculante para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para hacer frente al cambio climático. Estos procesos políticos abarcan las preocupaciones de la ACC, la reducción del riesgo de desastres (RRD) y el desarrollo sostenible. Como disciplina, la RRD es más antigua que la ACC, pero ambas fueron precedidas por actividades agrupadas temáticamente como "reducción de la pobreza", ahora conocidas ampliamente como "desarrollo sostenible". Los objetivos de la RRD y la ACC están vinculados, ya que para ambas la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible son componentes esenciales de la reducción de la vulnerabilidad. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): De hecho, la ACC y la RRD forman parte de varios de los ODS recientemente ratificados, en particular los objetivos 13 (acción por el clima) y 11 (ciudades y comunidades sostenibles). Kelman et al. (2015) utilizan la COP de París para destacar la interconexión entre estos tres procesos, así como la interdependencia de los resultados de cada uno de ellos con los demás. A pesar de estas similitudes y solapamientos, los tres procesos están separados y son independientes, lo que, como señalan Mercer et al. (2012), es limitante e ilógico dado que su objetivo es abordar y examinar procesos similares en relación con la vulnerabilidad y la resiliencia, y mejorar los métodos para anticipar, resistir, afrontar y recuperarse del impacto de las amenazas. Además de sus objetivos, la RRD y la ACC también comparten "beneficios mutuos", ya que la RRD ya intenta reducir el riesgo de desastres relacionados con el clima y, cada vez más, compensar los impactos a largo plazo del cambio climático (Kelman et al. 2015). Por lo tanto, para que la ACC sea eficaz, debe basarse en la RRD e integrarse en ella, y no debe llevarse a cabo de forma aislada de esta agenda más amplia (Sperling y Szekely 2005). No obstante, incluir las tres cuestiones, a saber, la RRD, la ACC y el desarrollo sostenible, en una agenda única y común es una tarea difícil debido al arraigo académico e institucional (Kelman et al. 2015). Es posible que no se alcancen los ODS si se ignora el riesgo de desastres. En un mundo interconectado, las pérdidas ocasionadas por las catástrofes afectan a las personas, a las infraestructuras públicas críticas y a los ecosistemas, así como al entorno económico más amplio y cada vez más complejo en el que operan los sectores público y privado. Por lo tanto, una prioridad para la política podría ser también incorporar tanto la RRD como la ACC dentro de los objetivos de las estrategias y programas básicos en un enfoque más holístico para lograr la sostenibilidad.
Hewitt (1983) y Lewis (1999), entre otros, sentaron las bases para justificar este enfoque al evidenciar que todas las catástrofes, relacionadas o no con el clima, obstaculizan el desarrollo. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): De forma crítica, afirman que son las causas profundas que contribuyen a estos desastres las que deben abordarse adecuadamente. El desarrollo de la cuestión del cambio climático tuvo lugar inicialmente en el ámbito científico a medida que mejoraba la comprensión del problema del efecto invernadero (véase más).
Teoría de la adaptación
El concepto de "catástrofe" suele asociarse a la insuficiente capacidad, o al desinterés, de los sistemas nacionales y locales existentes para reducir la vulnerabilidad de la población (Glantz 1976; Hewitt 1983; Lewis 1999; Wisner et al. 2004). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): Demasiadas catástrofes tienen su origen en la corrupción, el mal uso de los recursos disponibles, el saqueo de los recursos naturales y económicos para beneficiar a los más poderosos y la falta de aplicación o desobediencia de leyes como los códigos de construcción. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) define el clima como "el tiempo medio o, más rigurosamente, como la descripción estadística en términos de media y variabilidad de las magnitudes pertinentes durante un período de tiempo que va de meses a miles o millones de años" y el cambio climático como una alteración del "estado del clima que puede identificarse (por ejemplo, mediante el uso de pruebas estadísticas) por los cambios en la media y/o la variabilidad de sus propiedades y que persiste durante un período prolongado, normalmente décadas o más". A continuación, especifica que el cambio climático "puede deberse a procesos naturales internos o a forzamientos externos como las modulaciones de los ciclos solares, las erupciones volcánicas y los cambios antropogénicos persistentes en la composición de la atmósfera o en el uso del suelo". Es importante señalar que esto difiere de la definición de la CMNUCC (1992), que atribuye específicamente el cambio climático a la actividad humana directa o indirecta y lo distingue de la variabilidad climática atribuible a causas naturales. El cambio climático se utiliza cada vez más como una frase "comodín" que asigna la culpa de muchos desastres. Sin embargo, el cambio climático no es más que un factor entre los muchos que pueden influir en los parámetros de las amenazas. Además, es relativamente fácil aceptar el cambio climático como un problema, y culpar al cambio climático de los problemas experimentados, sin aceptar la responsabilidad de las propias acciones a nivel individual, comunitario, institucional o gubernamental. El debate existente respalda la afirmación de que en la actualidad no se aprovecha al máximo una gran riqueza de conocimientos en relación con la "adaptación al cambio" y la "gestión de los desastres" (Mercer 2010). Por lo tanto, abarcar una ACC exitosa dentro de los contextos más amplios de la RRD, el desarrollo y la sostenibilidad sigue siendo un desafío (Gaillard 2013; Kelman et al. 2015; Mercer 2010). Gaillard (2013) también reconoce que los gobiernos de los países menos ricos han utilizado el cambio climático como chivo expiatorio de las causas fundamentales de la vulnerabilidad a los desastres. La marginación (geográfica, social, económica y política) es en cambio el elemento crucial de la vulnerabilidad. La ACC en el Cuarto Informe de Evaluación del IPCC se definió como:
Adaptación - Ajuste en los sistemas naturales o humanos en respuesta a estímulos climáticos reales o esperados o a sus efectos, que modera el daño o aprovecha las oportunidades beneficiosas. Se pueden distinguir varios tipos de adaptación, como la anticipada, la autónoma y la planificada.
Adaptación anticipada - Adaptación que tiene lugar antes de que se observen los impactos del cambio climático. También se denomina adaptación proactiva.
Adaptación autónoma - Adaptación que no constituye una respuesta consciente a los estímulos climáticos, sino que es desencadenada por cambios ecológicos en los sistemas naturales y por cambios de mercado o de bienestar en los sistemas humanos. También se denomina adaptación espontánea.
Adaptación planificada - Adaptación que es el resultado de una decisión política deliberada, basada en la conciencia de que las condiciones han cambiado o están a punto de cambiar y que se requiere una acción para volver, mantener o alcanzar un estado deseado.
Más recientemente, el IPCC (2014, p. 118) proporcionó un complicado conjunto de vocabulario sobre la adaptación al cambio climático. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): Define la adaptación como [el proceso de ajuste al clima real o esperado y a sus efectos. En los sistemas humanos, la adaptación busca moderar o evitar el daño o aprovechar las oportunidades beneficiosas. En algunos sistemas naturales, la intervención humana puede facilitar el ajuste al clima previsto y a sus efectos. Esta definición se aleja de la de 2007 del IPCC en cuanto a su amplitud y enfoque. En concreto, la definición de 2014 distingue entre la adaptación de los sistemas humanos y naturales; sin embargo, la separación de los sistemas naturales y humanos es engañosa porque ya están conectados. La naturaleza ha sido "socializada" y no hay naturaleza sin presencia humana. Las definiciones de adaptación anticipada y planificada que estaban presentes en el informe de 2007 se eliminaron del informe de 2014. Sin embargo, se mantiene la definición de adaptación autónoma: "Adaptación autónoma - Adaptación en respuesta al clima experimentado y sus efectos, sin una planificación explícita o conscientemente centrada en abordar el cambio climático. También se denomina adaptación espontánea." Se trata de un cambio significativo en la definición de adaptación autónoma desde 2007, que va más allá de considerar únicamente los "cambios ecológicos en los sistemas naturales y por el mercado o los cambios de bienestar en los sistemas humanos" (IPCC 2007, p. 869). Esta estrecha definición excluye una serie de reacciones relacionadas con la conservación humana y otros cambios sociales. Otra cuestión que configura la ACC es su relación con la mitigación. El artículo 3.3 de la CMNUCC (1992) establece que "las Partes deberían adoptar medidas de precaución para prever, prevenir o reducir al mínimo las causas del cambio climático y mitigar sus efectos adversos". La adaptación no se define de forma clara, sino que está implícita en el término mitigación. Con el tiempo, estos dos términos se separaron en el proceso de la CMNUCC y pasaron a tener significados diferentes. Este hecho perjudicó el objetivo principal de la agenda del cambio climático, ya que la mayoría de los proyectos de ACC, como la reforestación, la instalación de paneles fotovoltaicos y la educación, pueden ser tanto acciones de adaptación como de mitigación según las definiciones del cambio climático. Por otro lado, las medidas de adaptación de ingeniería dura, como los muros costeros y los rompeolas, requieren mucha energía para su construcción y mantenimiento, por lo que la ACC puede interferir con la mitigación del cambio climático. El enfoque descendente de las políticas de ACC es una de las principales razones de este tipo de malas prácticas. Las comunidades locales quedan excluidas del proceso de toma de decisiones y no se escucha su voz en lo que respecta a la expresión de sus necesidades y sus conocimientos sobre la ACC. Independientemente de los diversos términos, solapamientos y confusiones, está claro que la ACC es necesaria para hacer frente al cambio climático inducido por el hombre (Mavrogenis y Kelman 2013).
Gobernanza internacional de la adaptación: El proceso de la CMNUCC
La ACC surgió en la CMNUCC, que se firmó en 1992. Los artículos 2 y 3 de la CMNUCC (1992) establecen claramente que las partes de la Convención están obligadas a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero para "evitar interferencias antropogénicas peligrosas en el sistema climático" (artículo 2). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): De este modo, la CMNUCC constituye los pilares de la gobernanza internacional del cambio climático, centrándose en la mitigación pero refiriéndose, no obstante, a la adaptación cuatro veces a lo largo del texto (CMNUCC 1992; véase también Bodansky 1993). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): De hecho, el artículo 4 impone a los países denominados "desarrollados" la obligación de compartir el coste de las medidas de adaptación en los países denominados "en desarrollo". El artículo 3.1 establece que los países desarrollados y las economías emergentes deben adoptar todas las medidas necesarias para combatir los efectos adversos del cambio climático, mientras que el artículo 3.2 describe cómo estas medidas deben tener en cuenta las vulnerabilidades de los países en desarrollo. El artículo 4.1 es especialmente importante para la gobernanza de la adaptación. Exige que los Estados miembros planifiquen, apliquen, publiquen y modifiquen los planes nacionales de lucha contra el cambio climático, incluidas las medidas de adaptación. El artículo 4.3 de la CMNUCC (1992) se refiere a la financiación de las medidas de adaptación, en la que los países desarrollados deben aportar "recursos financieros nuevos y adicionales para sufragar la totalidad de los costes acordados por las Partes que son países en desarrollo". La responsabilidad de actuar recae especialmente en los países desarrollados, dado que "las Partes que son países en desarrollo son especialmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático", según el artículo 4.4. A pesar de identificar a los países más ricos como la causa del cambio climático inducido por el hombre, el lenguaje de la CMNUCC carece de claridad y especificidad. En este contexto, las COP han dado lugar a una serie de acuerdos (cuadro 4.1).
Hasta cierto punto, el eje de la CMNUCC fue el Protocolo de Kioto (CMNUCC 1998), un acuerdo internacionalmente vinculante que comprometía a los países más ricos a "reducir sus emisiones globales de dichos gases en al menos un 5% por debajo de los niveles de 1990 en el periodo de compromiso de 2008 a 2012". El Protocolo de Kioto entró en vigor en febrero de 2005, pero muchos de los países que lo han ratificado aún no han cumplido los objetivos que acordaron.
Cronología
Los hitos de las COP de la CMNUCC y la UE son los siguientes (se señala el año de su adopción):
El artículo 4 de la CMNUCC hace referencia directa a la adaptación (1992)
La COP3 dio lugar al Protocolo de Kioto (1997)
COP7 los Acuerdos de Marrakech establecieron los Programas Nacionales de Acción para la Adaptación (PNA), el Grupo de Expertos para los Países Menos Adelantados (PMA), el Fondo para los PMA y el Fondo de Adaptación (2001)
La COP12 estableció el Programa de Trabajo de Nairobi sobre Impactos, Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático (NWP): 2006
La COP13 establece el Plan de Acción de Bali (PAB) y lanza oficialmente el Fondo de Adaptación: 2007
La Comisión Europea lanza el Libro Verde sobre la Adaptación al Cambio Climático: 2007
La Comisión Europea publica el Libro Blanco "Adaptación al cambio climático: Hacia un marco europeo de actuación": 2009.
La COP15 trató de conseguir sin éxito un sucesor del Protocolo de Kioto: 2009
La COP16 estableció el Marco de Adaptación de Cancún y el Fondo Verde para el Clima: 2010.
La Comisión Europea adoptó la "Estrategia de la UE para la adaptación al cambio climático": 2013
Acuerdo de París de la COP21: 2015
Historia
La ACC comenzó a surgir como una preocupación clave dentro de la CMNUCC durante la década anterior (2000-2010). La COP7, celebrada en Marrakech, brindó a los PMA la oportunidad de elaborar Programas Nacionales de Acción para la Adaptación (PNA). La COP12 de Nairobi se basó en ello, con la introducción del Programa de Trabajo de Nairobi de cinco años (2005-2010) sobre Impactos, Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático para los PMA y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) designados por la ONU. Por lo tanto, tanto la COP de Marrakech como la de Nairobi fueron primeros pasos significativos que han tratado de asegurar la base científica de las acciones de adaptación y de catalizar la acción sobre la adaptación. En diciembre de 2007, la COP13 de Bali dio lugar a algunos avances notables en materia de adaptación. El Fondo de Adaptación se identificó como un mecanismo financiero especialmente importante para la ACC, ya que dio a los países receptores más confianza en sus operaciones, reduciendo la burocracia y facilitando la ACC ascendente (Kelman y Mavrogenis 2014). Además, en Bali, en un intento de coordinar la ACC con los enfoques de RRD, se pusieron en marcha varios planes de adaptación tanto en África como en los PEID. Este esfuerzo reconoce esencialmente la RRD y la gestión de riesgos como elementos principales de la ACC. Sin embargo, se hizo sin reconocer plenamente lo que la RRD podría ofrecer a la ACC, y cómo la ACC, al estar integrada en la RRD, uniría las dos preocupaciones de forma más coherente y eficaz. Tras la muy esperada, pero finalmente ineficaz, COP15 de Copenhague, la COP16 de Cancún en 2010 dio lugar al establecimiento del Marco de Adaptación de Cancún. En Cancún también se creó el Fondo Verde para el Clima, una entidad de financiación multilateral con el mandato de servir a la CMNUCC en la entrega de cantidades iguales de financiación a los países menos ricos tanto para la adaptación como para la mitigación. Sin embargo, el fondo ha recibido hasta ahora poco apoyo y los Estados desarrollados parecen reacios a transferir su dinero al fondo. Además, el acuerdo de la COP16 introdujo la posibilidad de compensación en caso de pérdidas atribuidas al cambio climático, continuando el debate sobre si la compensación de los impactos podría contar como adaptación. Por último, por primera vez en la gobernanza internacional de la adaptación, se fundó un Comité de Adaptación (CA) para coordinar la aplicación de la adaptación internacional. En octubre de 2014, en su sexta reunión, el CA acordó incluir varias recomendaciones en su informe a la COP20 de Lima -en particular, "alentar al Fondo de Adaptación, al Fondo para el Medio Ambiente Mundial y al Fondo Verde para el Clima a que consideren e integren los conocimientos y las prácticas locales, indígenas y tradicionales en la planificación y las prácticas de adaptación, así como los procedimientos de seguimiento, evaluación y presentación de informes" (Comité de Adaptación 2014, p. 2). En la COP21, la comunidad internacional adoptó el Acuerdo de París, un texto jurídicamente vinculante con el objetivo principal de mantener el aumento de la temperatura media mundial (por encima de los niveles preindustriales) muy por debajo de los 2 °C y, al mismo tiempo, intentar limitar el aumento a 1,5 °C (CMNUCC 2015). Las partes presentaron sus "contribuciones previstas determinadas a nivel nacional" (CPDN), que en realidad son objetivos voluntarios, que abarcan períodos de 5 o 10 años a partir de 2020. A partir de 2023, los gobiernos se reunirán cada cinco años en un "balance global", basado en los últimos avances científicos y de aplicación hasta la fecha. El balance establecerá el contexto para el aumento de la ambición de todas las Partes, examinando lo que se ha logrado colectivamente y lo que hay que hacer para alcanzar el objetivo de menos de 2 °C. En el Acuerdo de París no hay ningún mecanismo punitivo, pero un conjunto de procedimientos como las revisiones de expertos técnicos, un proceso multilateral de revisión por pares y un comité permanente sobre la aplicación y el cumplimiento evaluarán el progreso de la aplicación. En conclusión, el Acuerdo de París establece objetivos ambiciosos, pero depende de los Estados el cumplimiento de sus compromisos y promesas.
Regímenes de gobernanza nacional y multinacional para la adaptación
En 2001, en la COP7 de Marrakech, entraron en vigor los PNA (específicamente para los PMA) en el contexto de los "Acuerdos de Marrakech". La característica básica de los PNA es que ofrecen la oportunidad de que los PMA desarrollen sus propias prioridades en materia de ACC y propongan soluciones basadas en sus propias necesidades y capacidades. En este sentido, están diseñados para resumir y aprovechar las estrategias y los conocimientos existentes, identificando las acciones de adaptación que se basan en las comunidades. Sin embargo, en la práctica, muchos PNA fueron elaborados por consultores externos con diversos grados de aportación local sobre el terreno (Kelman y Mavrogenis 2014). Las COP posteriores a Marrakech siguieron apoyando los PNA, principalmente mediante la integración de los PNA en la planificación del desarrollo y la revisión de los PNA. En agosto de 2013, la Secretaría de la CMNUCC había recibido los PNA de 49 de los 50 PMA que recibieron financiación para preparar el documento. A pesar de que el Fondo para los Países Menos Adelantados (FPMA) es actualmente la principal fuente a la que pueden recurrir los PMA para los PNA, y aunque en abril de 2013 se había aprobado la financiación de 97 proyectos relacionados con los PNA, sigue sin estar claro quién y cómo los ejecutará (Huq y Khan 2006). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): De hecho, el informe de situación del FPMA de 2013 señalaba que la oferta de recursos para la adaptación seguía siendo muy inferior a la demanda actual y prevista, y la financiación de la adaptación seguía siendo imprevisible. En consecuencia, los países vulnerables tienen pocas oportunidades e incentivos para invertir en el desarrollo de capacidades, marcos institucionales, planificación e inversiones a largo plazo. Además, como señalan Kalame et al. (2011), son pocos los PNA que se han puesto en marcha, y los éxitos existentes se deben a la eficaz integración interministerial de la adaptación en la planificación del desarrollo. Por último, las barreras institucionales, así como la exclusión de los grupos marginados y más vulnerables de los procesos participativos, se han destacado como limitaciones clave en los procesos de los PNA (Huq y Khan 2006). En la mayoría de los países menos desarrollados que han presentado PNA, la CMNUCC ha influido en el impulso de la agenda de adaptación (Juhola 2010). En Europa, los miembros de la UE han desarrollado sus propias estrategias de ACC. En algunos países, como el Reino Unido y Francia, los fenómenos meteorológicos extremos han influido en la agenda política, subrayando la vulnerabilidad de las sociedades ante el clima actual. En cambio, las preocupaciones a más largo plazo, como la subida del nivel del mar, han sido una fuerza impulsora en los Países Bajos (Peltonen et al. 2010). No obstante, la UE está cambiando hacia un enfoque regional más coherente, que incluye conexiones con otras políticas comunes, como la Política Agrícola Común (PAC) y la Política Pesquera Común (PPC), con el fin de apoyar y promover la gobernanza multinacional de la adaptación. Adaptación comunitaria y adaptación basada en los ecosistemas en los PEID: Poner a las comunidades en el asiento del conductor Se dice que los PEID son uno de los grupos más vulnerables del mundo a los impactos adversos del cambio climático (IPCC 2014). El IPCC (2014) sugiere que los PEID experimentarán un aumento significativo del nivel del mar en los próximos 100 años y que algunas porciones de tierra podrían quedar inundadas. Podrían producirse otros impactos importantes del cambio climático, como cambios en el tiempo, la intrusión de agua salada en las aguas subterráneas que provoca la erosión de la tierra y la escasez de agua dulce. Las sociedades de los PEID se enfrentarán a los impactos del cambio climático y, si los escenarios de migración se cumplen, lo que no es seguro, podría producirse una pérdida potencial de lenguas, identidades y culturas. Adaptarse al cambio climático sin integrar los conocimientos tradicionales y locales podría conducir al fracaso y a las malas prácticas (Mercer et al. 2012). La bibliografía más reciente sobre la RRD y la ACC converge en este punto, ya que la RRD sigue integrando estrategias "de base" con enfoques descendentes adecuados, tal y como se ha defendido durante mucho tiempo. Si bien la ACC surgió de una política descendente e inicialmente estuvo muy desconectada de las comunidades (Mercer 2010), la ACC también está apreciando cada vez más el valor de los enfoques comunitarios y ascendentes y, por tanto, podría aprender valiosas lecciones de la RRD. En consecuencia, debería adoptarse un enfoque más holístico para potenciar las sinergias entre la RRD y la ACC, preferiblemente situando la ACC como un subconjunto de la RRD, y combinando también los conocimientos científicos y locales. La adaptación comunitaria (CbA) y la adaptación basada en los ecosistemas (EbA) podrían abordar este punto. Reid et al. (2009) definen la CbA como "un proceso dirigido por la comunidad, basado en las prioridades, necesidades, conocimientos y capacidades de las comunidades, que debería capacitar a las personas para planificar y hacer frente a los impactos del cambio climático". Por lo tanto, la CbA se centra en gran medida en el apoyo a las personas para que se ayuden a sí mismas hacia la CCA. La AbE es un enfoque que ayuda a las personas a adaptarse a los impactos adversos del cambio climático utilizando la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas en su beneficio (Marshall et al. 2010; Pérez et al. 2010). La AbE promueve la gestión sostenible y la conservación y restauración de los ecosistemas, teniendo en cuenta los impactos previstos del cambio climático, para aumentar la resiliencia de los ecosistemas y las personas. Las herramientas de CbA para el cambio climático han entrado recientemente en el discurso académico y se centran en gran medida en el empoderamiento de las comunidades. Kelman et al. (2009, p. 52) adoptan el marco del "descubrimiento guiado" como un proceso de cuatro pasos que lleva a establecer asociaciones de cooperación a largo plazo entre las comunidades y los colaboradores fuera de la comunidad a nivel nacional, regional e internacional. Su principal punto fuerte es que reconoce los conocimientos científicos y locales como recursos para el éxito de las estrategias de reducción de la vulnerabilidad. Así, la principal cuestión que deben abordar las metodologías de CbA es la posibilidad de integrar las actividades ascendentes y descendentes.
Una de las principales lagunas de la ACC (por ejemplo, Mercer 2010, entre otros) es que los profesionales del desarrollo pueden rechazar o desconocer los conocimientos científicos, mientras que los científicos que se consideran expertos a menudo no se comprometen con los profesionales. Muchas ONG están utilizando la CbA y la EbA para tratar de llenar ese vacío mediante la investigación y la aplicación de herramientas de CbA y EbA. En su análisis de las deficiencias de la AbE en el Caribe, Mercer et al. (2012) señalan que "las actividades de AbE a menudo no se diferencian de las actividades que no son de AbE, sino que reconocen que la adaptación está ocurriendo o es necesaria, y que algunos aspectos implican o están relacionados con los ecosistemas y otros no". Más abajo se resume la aplicabilidad de las medidas de ACC en los PEID y en los países que no son PEID. Un buen ejemplo de integración de la CbA y la EbA en el programa nacional de CCA es lo que han conseguido las Seychelles en los últimos años. La AbE es una gran oportunidad para la adaptación a nivel comunitario, especialmente para las comunidades más vulnerables del mundo. Aborda muchas de las preocupaciones y prioridades existentes de estas comunidades. En consecuencia, la CbA puede ser un vehículo útil para implementar la AbE a nivel comunitario. Las comunidades locales tendrán que adaptarse al cambio climático debido a la lentitud de las negociaciones internacionales sobre el clima, ya que siempre han tenido que adaptarse a los cambios en el medio ambiente, independientemente de las negociaciones y tratados internacionales sobre el medio ambiente. Adaptarse a un clima cambiante requiere que las comunidades se pongan al frente y lideren las acciones de ACC. La CbA y la EbA son herramientas útiles para poner en práctica este enfoque, aunque estas acciones no deben aplicarse únicamente a nivel local, sino que deben intentar traspasar también los niveles nacional y regional. En los países que no son PEID, las estrategias de ACC suelen ser políticas nacionales que siguen el enfoque descendente o de gestión. Los países de la UE, por ejemplo, desarrollan sus propias estrategias de adaptación que promueven la integración de la adaptación en otras políticas nacionales, desde el nivel nacional hasta el local. Sin embargo, la AbE no se considera una política de adaptación independiente, sino que suele formar parte de las estrategias de conservación de la biodiversidad.
Ejemplos
Adaptación basada en los ecosistemas en Tonga
Para Tonga, el éxito de la AbE basada en la comunidad significa vincular los ecosistemas y los beneficios de los medios de vida locales.
Un mensaje clave es que mostrar a la comunidad los beneficios de la AbE crea una aceptación local que conduce a un cambio de comportamiento y a la sostenibilidad. Cuando se mostraron los beneficios que la comunidad obtenía de los manglares (por ejemplo, la reducción de los daños causados por las tormentas y el apoyo a los medios de subsistencia), la gente vertió menos residuos en los manglares. Los lugareños vieron que sus medios de vida se beneficiarían de la restauración del ecosistema, por lo que hicieron el trabajo ellos mismos. Los jóvenes estaban motivados porque los ingresos de la EbA les ayudaban a mejorar sus propios medios de vida. Por su parte, las mujeres recibieron apoyo a través de un proyecto de empoderamiento que animaba a las mujeres a liderar, lo que las motivó a continuar con las actividades de EbA.
Adaptación comunitaria y basada en los ecosistemas en Seychelles
El gobierno de las Seychelles ha demostrado un fuerte compromiso en la lucha contra el cambio climático, y en 1992 fue el segundo país del mundo en firmar la CMNUCC. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): Dos meses después, el país creó una comisión nacional para coordinar, desarrollar y aplicar un plan nacional sobre el cambio climático, para actuar como intermediario entre el plan nacional y el gobierno, y para preparar las comunicaciones nacionales a la CMNUCC. La estrategia nacional del país para el cambio climático tiene como objetivo principal minimizar los impactos del cambio climático a través de una acción coordinada y preventiva en todos los niveles de la sociedad, conectando deliberadamente lo local, lo nacional y lo internacional. La estrategia nacional de adaptación de Seychelles ya ha logrado la gobernanza institucional y la participación de la comunidad a través de una serie de consultas públicas abiertas. La integración de enfoques descendentes y ascendentes ha garantizado el progreso de la ACC a pesar de los problemas de financiación, la lentitud en el intercambio de conocimientos y tecnología, y la continua marginación de los PEID.
La adaptación al cambio climático en la UE
En 2007, la Comisión Europea lanzó una consulta publicando un Libro Verde sobre la ACC en Europa (Comisión Europea 2007). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, respecto a sus características y/o su futuro): Dos años más tarde, basándose en esta consulta, publicó un documento político de transición: el Libro Blanco "Adaptación al cambio climático: Hacia un marco europeo de actuación" (Comisión Europea 2009). En abril de 2013, la Comisión adoptó la "Estrategia de la UE para la adaptación al cambio climático" (Comisión Europea 2013) con el objetivo de proporcionar medidas específicas para la aplicación de las políticas de adaptación de la UE. Esta estrategia tiene como objetivo proporcionar pasos más específicos para la aplicación de las políticas de adaptación de la UE. Mientras que los miembros de la UE han estado desarrollando sus propias estrategias nacionales de ACC, la UE está avanzando hacia un enfoque regional más coherente que incluye conexiones con otras políticas comunes como la Política Agrícola Común (PAC), la Política de Cohesión, la Política Pesquera Común (PPC) y la Política de Crecimiento Azul para apoyar mejor la gobernanza multinacional de la adaptación.
Presente y Futuro
En los últimos años, la comunidad internacional de científicos, responsables de la toma de decisiones y profesionales ha rechazado cada vez más la suposición de que la aplicación de la adaptación es un enfoque descendente o ascendente, sino que es un proceso que debe combinar ambos, así como el conocimiento interno/externo y el apoyo local/externo. La adaptación basada en la comunidad y la basada en el ecosistema se solapan y persiguen los mismos objetivos: el acceso pleno y justo a los recursos para asegurar los medios de vida de las comunidades locales para prosperar en su entorno y convivir con él. Las comunidades son el elemento más genuinamente viable del desarrollo sostenible. Por lo tanto, las comunidades deben estar en el centro de las políticas de ACC, tanto externas como sobre el terreno. Esto significa que, para lograr el ideal de "poner a las comunidades en el asiento del conductor", las propias comunidades deben tener voz en la definición y aplicación de la ACC según sus necesidades. El cambio medioambiental global afecta a la vida de todos y, por lo tanto, las acciones de ACC pueden y deben comenzar ahora. La urgencia de integrar y aplicar la ACC podría salvar la brecha entre la teoría y la práctica y, de este modo, podría ayudar a superar a las élites locales y externas que utilizan el cambio climático como chivo expiatorio para perpetuar su poder y sus malas prácticas, que acaban provocando la degradación del medio ambiente. El cambio climático forma parte de los procesos más amplios de cambio ambiental que ya provocan numerosos retos y oportunidades a escala global y local, incluso en lo que respecta a los alimentos, la energía, el agua y los peligros naturales. Por lo tanto, la ACC forma parte del proceso de desarrollo que aborda los retos mencionados y no es un ámbito independiente. Además, en vista de las similitudes que hay que aprovechar y de las diferencias que hay que tener en cuenta entre la ACC y la RRD, se han hecho cada vez más llamamientos para integrar la ACC en la RRD (por ejemplo, Kelman et al. 2015). Kelman et al. (2015) sugieren además que, si bien la ACC debería estar incluida en la RRD, ésta debería estar integrada en el desarrollo sostenible. Tanto la RRD como la ACC dan prioridad a su marco particular de problemas, y descuidan los que están fuera de él, aunque los mayores problemas de desarrollo no suelen ser resultado ni de los desastres ni del cambio climático y son, en cambio, una compleja combinación de problemas de desarrollo y pobreza en muchas escalas a través del espacio y el tiempo. El IPCC y los procesos de la CMNUCC son los pilares de la CCA que representan un enfoque impulsado por la ciencia y la política de dividir el cambio climático del discurso del desarrollo en algo separado. Los recientes hitos de los ODS, el Acuerdo de París y el SFDRR apuntan en la misma dirección. La integración de los tres ámbitos basada en las necesidades de las personas ayudará a lograr medios de vida sostenibles en los propios términos de las personas sin causar problemas a los demás. Revisor de hechos: Mulloh
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Adaptación neoliberal: El cambio climático y el desarrollo sostenible
Quizá la principal fuente de ambigüedad que evoca el concepto de desarrollo sostenible en el año 2020 es que la sostenibilidad rara vez se entiende con referencia a un plazo concreto. ¿Hasta cuándo es "sostenible"? La palabra tiende a connotar vagamente "continuo" pero no del todo "infinito". La lógica de recursos dominante en la economía global, y el capital fósil que ha hecho posible esa economía, ha colocado el futuro de un mundo inhóspito como horizonte temporal para el desarrollo sostenible contemporáneo. Así, el problema más importante al que se enfrentan los proyectos de sostenibilidad puede no ser en absoluto la perspectiva de un inminente agotamiento de los recursos, sino más bien las consecuencias de un suministro abundante.
Combustibles Fósiles
El capitalismo basado en los combustibles fósiles está en la raíz del cambio climático antropogénico contemporáneo. Las entidades capitalistas fósiles y otras industrias extractivas también se verán considerablemente desestabilizadas como objetos sobre los que prosperan las vidas económicas contemporáneas. Aunque quizás no todo: si el cambio climático puede parecernos el punto final lógico del capitalismo fósil, la extracción intensiva de minerales y otras formas de desarrollo insostenible, también abre nuevas vías hacia los depósitos restantes de los mismos combustibles fósiles que lo han impulsado, como la región de las arenas bituminosas de Alberta. Así, por ejemplo, se ha identificado una avalancha mundial (o global) de intereses petroleros hacia la región del Ártico que promete crear una generación de "millonarios petroleros inuit". La ruptura de las capas de hielo del norte, como se prevé en algunas previsiones de impacto del cambio climático, abriría un nuevo acceso a las reservas de petróleo. El volumen editado en 2009 por Susan Crate y Mark Nuttall, "Anthropology & Climate Change", presenta una colección de artículos que ayudaron a inaugurar una ola de estudios antropológicos en la etnografía del cambio climático. Su volumen consta de entradas que rastrean a los pueblos indígenas, las comunidades marginadas y otros grupos sociales alejados de las metodologías legitimadoras de la ciencia occidental en sus observaciones localizadas y longitudinales del cambio climático a medida que sus impactos emergen en los contextos de su experiencia. Puede que esa experiencia no se capte a través del método científico occidental, pero se describe ampliamente como una forma de experiencia medioambiental. Los artículos de esta obra o volumen, que son en parte una recopilación comparativa de ejemplos de "verificación sobre el terreno" indígena, consisten en etnografías que argumentan que el cambio climático está obligando a las comunidades marginadas a reimaginar cómo pueden mantener sus vidas a medida que las costas se erosionan, las sequías se intensifican, los glaciares se derriten y los patrones climáticos cambian. El cambio climático también ha supuesto con frecuencia una clase profesional similar de fideicomisarios que intentan canalizar los fondos de desarrollo sostenible hacia un enfoque de creación de capacidades para pequeños proyectos técnicos de adaptación que se parecen mucho a otros proyectos empresariales (por cierto, hay cierta información de este tema en relación a la estrategia empresarial aquí). Se trata de un fenómeno que puede etiquetarse como "adaptación neoliberal". El cambio climático está, pues, reconfigurando tanto las vidas económicas a pequeña escala como las lógicas de recursos a mayor escala.
Una visión antropológica
Una visión antropológica revela que algunas dimensiones de los debates sobre el cambio climático no son tan nuevas como se cree comúnmente. Mostrando cómo los etnógrafos sitúan las prácticas aparentemente nuevas de los seres humanos para hacer frente al cambio ambiental en un contexto histórico más profundo y localizado, algunos autores argumentan que los expertos que impulsan las estrategias de adaptación al cambio climático suenan muy parecidos a los expertos en desarrollo alistados para expandir los mercados capitalistas y las microprácticas disciplinadas que esos mercados involucran.
En algunos casos, los profesionales del desarrollo internacional se limitan a sustituir la etiqueta de 'subdesarrollado' por la de baja capacidad de adaptación' en los programas de asistencia, sin prestar demasiada atención a las diferencias existentes. Al igual que el esfuerzo por ampliar los mercados, y como el concepto de desarrollo sostenible en general, la resiliencia ha llegado a anclar algunos de estos proyectos neoliberales de adaptación. Construir la resiliencia como fideicomisario estatal o de una ONG de una comunidad aparentemente menos resiliente frente al cambio climático puede plantear más preguntas que respuestas. Al igual que con la "sostenibilidad", la resiliencia, ¿de qué? Resiliencia, ¿para quién? Estas son preguntas que se abordan en un trabajo de campo comparativo sobre marcos de resiliencia contrastantes observados en Perú y las Maldivas (Hirsch 2017b). Mientras que en Perú un sinónimo de "adaptación" y "resiliencia" representa en gran medida una continuidad del desarrollo sostenible basado en el mercado en forma de adaptación neoliberal, las Maldivas han tratado de modelar la completa neutralidad del carbono como nación, sugiriendo que su propia resiliencia significa una capacidad de desarrollo sin aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero. La yuxtaposición de estos dos sitios de campo conduce al argumento de que una forma emergente de poder sobre las comunidades marginadas que han sufrido durante mucho tiempo un desarrollo desigual es el poder de definir la "unidad de resiliencia".
Resilencia
Nota: Sobre la resilencia al cambio climático, véase aquí. Algún autor sugiere que no todas las formas de vida económica deben hacerse resilientes. En un estudio sobre el cínico "papel de víctima" del cambio climático que la pequeña nación insular de Trinidad y Tobago, rica en petróleo, ha adoptado para desviar la mirada de su propia alta extracción per cápita y sus altos niveles de crecimiento económico, Hughes sugiere que ciertas entidades, como las refinerías de petróleo, no deberían hacerse resilientes en absoluto. La planificación de la resiliencia en el contexto de los programas de adaptación al clima también puede desplazar la culpa de los impactos del cambio climático de la fracción extremadamente pequeña de la población mundial (o global) responsable de la mayor parte de sus emisiones de dióxido de carbono a los que experimentan los propios impactos. El cambio climático, por tanto, ha surgido en la erudición antropológica que define y debate el desarrollo sostenible de varias maneras clave. El cambio climático es un proceso lento y abstracto que se experimenta más fácilmente de forma indirecta o indiciaria, a través de la alteración de los patrones climáticos, la intensificación de las tensiones en los ecosistemas y el ocasionalmente dramático desastre o crisis ambiental. Las etnografías de observación del medio ambiente son una importante fuente de datos sobre el cambio ambiental, ya que se pone a prueba la sostenibilidad de las economías ecológicamente dependientes.
Resulta problemático que el poder político contemporáneo respalde el continuo despliegue y la ampliación de la disciplina capitalista para resolver los problemas del cambio medioambiental mediante la adaptación neoliberal.
Por lo tanto, los antropólogos tendrán que articular una agenda clara de justicia ambiental para que su producción académica sea útil para sugerir alternativas que no capitalicen, securitizen o militaricen las respuestas colectivas al cambio climático.
Hacer esto canalizaría la erudición hacia el servicio de las comunidades históricamente marginadas que el desarrollo desigual, el colonialismo y la extracción de recursos han puesto en la primera línea de los impactos del cambio climático.
De la adaptación neoliberal al cambio climático a la justicia ambiental
Cómo deben proceder los antropólogos más allá de los límites conceptuales de los proyectos de desarrollo sostenible a medida que los impactos del cambio climático se intensifican y se vuelven más ubicuos? Un enfoque etnográfico comprometido con la justicia ambiental (véase más detalles sobre todo este tema) en el contexto del cambio climático presenta un marco prometedor para un programa de investigación que va más allá del supuesto capitalista verde de que no hay alternativa al desarrollo sostenible. Datos verificados por: Brooks Asunto: medio-ambiente.
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Recursos
Traducción de Adaptación al cambio climático
Inglés: Adaptation to climate change Francés: Adaptation au changement climatique Alemán: Anpassung an den Klimawandel Italiano: Adattamento ai cambiamenti climatici Portugués: Adaptação às alterações climáticas Polaco: Dostosowanie do zmiany klimatu
Tesauro de Adaptación al cambio climático
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Véase También
Política de adaptación al cambio climático
Adaptación climática
Medidas de adaptación al cambio climático
Adaptación al cambio climático en Jordania Mapa de la Ruta de Bali Ecología animal, Ecología vegetal Negación del cambio climático Climate Vulnerability Monitor Efectos del cambio climático sobre los seres humanos Grupo de Liderazgo Climático Resistencia al cambio climático Política de cambio climático, Seguridad nacional