La Economía Financiera
Este artículo es una ampliación de la información sobre derecho financiero, en esta revista de derecho corporativo. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco de los aspectos jurídicos financieros, sobre economía financiera. Te explicamos, en relación a los principios, prácticas y normas jurídicas financieras y bancarias, qué es, sus características y contexto.
La Economía Financiera y Bancaria
La investigación reciente en economía bancaria ha examinado tres cuestiones principales. ¿Cuál es el papel específico de los bancos en relación con los mercados financieros? ¿Cuáles son las razones de la fragilidad bancaria o, dicho de otro modo, por qué se producen tantas crisis bancarias? Y por último, ¿cuáles son las justificaciones y las modalidades deseables de la intervención pública en el sector bancario? El desarrollo sin precedentes de los mercados financieros en los últimos decenios ha obligado a los intermediarios financieros a evolucionar de forma significativa, sin restar por ello pertinencia a estas tres preguntas.
El papel específico de los bancos en la financiación de la economía
El papel de los bancos en la economía estaba claro y bien establecido mientras los mercados financieros estaban subdesarrollados, porque eran los únicos capaces de proporcionar liquidez y servicios de crédito a las empresas y los hogares. El desarrollo sin precedentes de los mercados financieros, que comenzó en los países anglosajones a finales de la década de 1970, llevó a algunos economistas a cuestionar la especificidad de la financiación bancaria frente a la financiación directa y la supervivencia de los bancos tradicionales. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se han esgrimido varios argumentos.
Economías de escala y alcance
En todos los sectores empresariales, no sólo en los servicios financieros, el papel de los intermediarios consiste en explotar las economías de escala o de alcance.
Las economías de escala significan que una empresa es más eficiente cuando aumenta el volumen de sus actividades.
Las economías de alcance se producen cuando una empresa es más eficiente cuando aumenta el número de sus actividades. El ejemplo más sencillo es el de un supermercado, que compra al por mayor a sus proveedores a bajo precio (economías de escala) y ofrece a sus clientes toda una gama de productos en un solo lugar (economías de alcance). De este modo, los bancos utilizan sus redes para explotar las economías de alcance entre diferentes actividades (captación de ahorros, gestión de medios de pago, cambio de divisas, oferta de productos de seguros, servicios de inversión en valores, servicios de asesoramiento en gestión de patrimonios, etc.). Además, la relación prestamista-prestatario se ve fundamentalmente perturbada por problemas de asimetría de la información: el prestatario dispone de más información que el prestamista sobre sus propias posibilidades de reembolso, la calidad de los proyectos que pretende financiar y su capacidad para llevarlos a cabo. En consecuencia, la obtención de información sobre sus clientes representa un reto considerable para el banco.
Los clientes que desean obtener un préstamo suelen ser también depositantes del banco. Por lo tanto, el banco obtiene información sobre la situación financiera de sus clientes como parte de su gestión de las cuentas de depósito. Esto crea economías de escala entre la gestión de los depósitos y la concesión de préstamos.
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Dados los elevados costes fijos de las sucursales bancarias (costes de instalación y funcionamiento, costes de personal, etc.), la captación de ahorros también ofrece economías de escala, al menos hasta un cierto nivel de actividad. Esto explica el importante papel que han desempeñado hasta la fecha las grandes redes bancarias.
Diversificación del riesgo
La diversificación del riesgo lograda por los bancos es también un factor importante en las economías de escala. Un inversor prudente suele tratar de diversificar sus inversiones, de acuerdo con el viejo adagio de que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta.
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Debido a la indivisibilidad (no se puede comprar media acción o medio bono), cuanto mayor sea la cantidad a invertir, mejores serán las oportunidades de diversificación. Por lo tanto, un intermediario financiero que capte fondos de un gran número de inversores podrá diversificar el riesgo en mucha mayor medida que un inversor individual.
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Del mismo modo, un banco con un gran número de depositantes puede permitirse mantener sólo una fracción limitada de los depósitos en reserva (para cubrir las retiradas de estos depositantes), invirtiendo el resto en activos a largo plazo de mayor rendimiento. En este sistema de reserva fraccionaria, la cantidad de reservas necesarias para cubrir las necesidades de liquidez de los depositantes con una probabilidad dada crece menos rápidamente que el volumen total de depósitos.
La fracción de depósitos que el banco tendrá que mantener en reserva (para limitar su riesgo de liquidez a un umbral determinado) es, por tanto, menor para los bancos más grandes.
Como estas reservas de liquidez tienen un coste de oportunidad para el banco (ya que están peor remuneradas que las inversiones a largo plazo), el banco será tanto más eficaz cuanto más pueda atraer un gran volumen de depósitos. Esta diversificación, ligada a la ley de los grandes números, es aprovechada de hecho por todos los intermediarios financieros: bancos, pero también compañías de seguros y organismos de inversión colectiva en bolsa.
Financiación de las pequeñas y medianas empresas
Otro tipo de diversificación desempeña un papel importante en una actividad que es específica de los bancos: la financiación de las pequeñas y medianas empresas (y de los hogares) que no pueden endeudarse directamente en los mercados, en particular porque les resulta más difícil que a las grandes empresas cuya reputación ya está consolidada identificarse ante los mercados (problemas de información asimétrica). Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Hay cuatro etapas importantes en el proceso de financiación: la obtención de fondos (de depositantes o pequeños inversores); la selección de los prestatarios (para descartar a los que son demasiado arriesgados); el seguimiento de sus actividades (para evitar malas elecciones de inversión o incluso la malversación de fondos por parte de los prestatarios); y, por último, el cobro de las deudas (posiblemente con un procedimiento contencioso en caso de impago). En la medida en que una parte muy importante de su financiación es a corto plazo, los bancos están a merced de una retirada masiva de sus depositantes en caso de mal rendimiento de sus activos.
Como ha demostrado Douglas Diamond, ésta es la fuente de otro tipo de economía de escala. Un gran banco podrá diversificar sus activos lo suficiente como para garantizar que su rentabilidad global tenga poco que ver con las incertidumbres experimentadas por sus prestatarios individuales.
Los resultados del banco reflejarán por tanto la calidad de su gestión. Por otra parte, incluso si la política de inversión de un banco pequeño es eficiente, sigue estando sujeto a la posibilidad siempre presente de impago por parte de uno o varios grandes prestatarios, con la sanción inmediata de una retirada masiva de sus depositantes. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Siempre existe el problema de la información asimétrica entre los prestamistas (en este caso los depositantes) y el prestatario (en este caso el banco).
Los depositantes no observan los detalles de la gestión del banco y basan sus opiniones en los resultados de las inversiones. Unos malos resultados transitorios, aunque no reflejen la calidad fundamental de los activos del banco, pueden provocar una retirada masiva que ponga en peligro la viabilidad del banco.
Solvencia del prestatario y racionamiento del crédito
Bengt Holmström y Jean Tirole sugieren que este mecanismo de diversificación es siempre imperfecto (debido a las correlaciones entre los rendimientos de las inversiones bancarias). A continuación, muestran la necesidad de imponer a los bancos una cantidad mínima de capital que sea proporcional al volumen de sus activos de riesgo. Esta recomendación está en consonancia con la normativa que obliga a los bancos a disponer de una cantidad mínima de capital, una cantidad que depende del volumen y del riesgo de los activos que posea el banco (véase Normativa prudencial y supervisión bancaria).
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De este modo, no sólo podemos limitar la probabilidad de quiebra de un banco, sino también animar a sus accionistas a vigilar de cerca la política de inversión de su institución. En efecto, como en todas las relaciones prestamista-prestatario obstaculizadas por problemas de información asimétrica, la exigencia de un nivel mínimo de autofinanciación (en este caso, fondos propios) incita al prestatario (en este caso, el banco) a realizar los esfuerzos necesarios para garantizar el éxito de sus inversiones, lo que tranquiliza a los prestamistas (en este caso, los depositantes). Para analizar los papeles respectivos de los bancos y de los mercados financieros en la financiación de la economía, Holmström y Tirole aplican también esta idea a las empresas.
Cuanto mayor sea el capital propio de una empresa, más probabilidades tendrá de atraer financiación externa, ya que los acreedores tienen la seguridad de que los accionistas de la empresa cuentan con los incentivos necesarios para llevar a cabo sus inversiones. En cambio, las empresas con muy pocos recursos propios no suelen encontrar financiación externa, aunque sus proyectos de inversión sean potencialmente rentables: es el fenómeno del racionamiento del crédito. En el otro extremo, las empresas con muy buena solvencia suelen poder obtener financiación directamente en los mercados.
Los bancos desempeñan un papel fundamental en la financiación de las empresas con una capacidad de autofinanciación intermedia (suelen ser pequeñas o medianas empresas): no disponen de recursos propios suficientes para emitir valores directamente, pero sí para recurrir al crédito bancario, siempre que acepten que su banco controle su actividad (esta actividad de control sustituye a la falta de fondos propios).
Como la financiación bancaria suele ser más cara que la financiación directa (e implica la intervención de la dirección externa), las empresas con suficiente capacidad de autofinanciación y tamaño preferirán emitir valores directamente. En resumen, el papel específico de los bancos en la financiación de la economía es, por tanto, esencialmente doble: la transformación del ahorro líquido de los hogares en inversiones a largo plazo y la financiación de las pequeñas y medianas empresas que no tienen acceso a los mercados financieros por razones de información asimétrica. Estas actividades son una fuente importante de fragilidad para los bancos.
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De forma recurrente, los sistemas bancarios de la mayoría de los países sufren grandes pérdidas y muchos bancos quiebran. Es esencial estudiar estas crisis bancarias.
Regulación prudencial y supervisión bancaria
La intervención pública en el sector bancario adopta tres formas principales: la regulación prudencial (que incluye las decisiones de cerrar bancos); el seguro de depósitos; y la intervención del banco central como prestamista de última instancia.
Las justificaciones de estas intervenciones son controvertidas, pero todas giran en torno a la fragilidad de los bancos. En términos sencillos, puede decirse que al Estado le preocupan las quiebras bancarias porque los bancos son más frágiles que otras empresas y porque las quiebras bancarias tienen consecuencias más perjudiciales para la sociedad (lo que los economistas denominan externalidades negativas), en particular para los pequeños depositantes que no están en condiciones de juzgar adecuadamente el riesgo asumido por su banco.
Coeficientes de solvencia
Ya hemos analizado la principal causa de la fragilidad bancaria, a saber, la transformación de depósitos líquidos en préstamos ilíquidos. Por lo tanto, la primera etapa de la intervención pública tiene por objeto limitar a priori esta transformación y, por lo tanto, el riesgo de quiebra bancaria. Este es el papel de la regulación prudencial, que exige a los bancos que mantengan un capital suficiente y diversifiquen sus activos. El principal instrumento de la regulación bancaria moderna es el coeficiente de solvencia armonizado internacionalmente. En 1988, el Comité de Basilea para la Regulación Bancaria, una rama del G10 (una agrupación de los 10 países más industrializados), definió por primera vez las normas para calcular el capital mínimo para cubrir el riesgo de crédito (es decir, el riesgo de impago del prestatario).
La norma, conocida como el coeficiente Cooke (llamado así por el secretario del comité en aquel momento), exigía que los fondos propios de un banco fueran al menos iguales al 8% de sus activos totales ponderados por su riesgo de crédito. Esta norma, que en un principio pretendía armonizar la situación de los grandes bancos, se extendió posteriormente, con algunas modificaciones, a los bancos estadounidenses (mediante la Ley de Mejora de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, adoptada en respuesta a la crisis de las cajas de ahorros) y después a los bancos de la Unión Europea (coeficiente de solvencia europeo). A continuación, el Comité de Basilea elaboró un segundo requisito de capital (Basilea II), destinado a cubrir los riesgos de mercado autorizando a los grandes bancos a utilizar sus modelos internos de gestión del riesgo de mercado, basados en enfoques de valor en riesgo. Estos enfoques utilizan sofisticados métodos estadísticos para evaluar la cantidad de capital necesaria para cubrir las pérdidas del banco en su cartera de mercado con una probabilidad superior a un determinado umbral (por ejemplo, el 99%).
Continuando con este proceso de evolución discontinua, la sustitución del coeficiente Cooke por el coeficiente McDonough en 2004 trató de redefinir las ponderaciones de los riesgos de crédito en el coeficiente, que habían sido criticadas por ser demasiado gruesas. En 2010 y de nuevo en 2011, el Acuerdo de Basilea III endureció aún más las medidas prudenciales impuestas al sector bancario.
Supervisión bancaria
El segundo aspecto de la regulación bancaria pretende limitar los efectos externos negativos de las quiebras bancarias. Estos efectos externos pueden dividirse en tres categorías: los que afectan a los pequeños depositantes (que corren el riesgo de perder sus depósitos); los que afectan a los acreedores bancarios; y los que afectan a la estabilidad del sistema financiero en su conjunto (debido a las perturbaciones en el sistema de pagos y al riesgo sistémico). El seguro de depósitos, que ya existe en la mayoría de los países desarrollados, cubre a los pequeños depositantes contra el riesgo de quiebra de su banco.
Como hemos visto, este sistema debe complementarse con un mecanismo de supervisión adecuado, ya que de lo contrario los accionistas de los bancos tenderán a asumir riesgos excesivos, sobre todo cuando el banco se encuentre en dificultades.
Matthias Dewatripont y Jean Tirole consideran que el papel de los supervisores bancarios es representar los intereses de los pequeños depositantes, que no tienen ni los medios ni el incentivo para controlar las actividades de inversión de su banco. En la medida en que los depositantes no son los únicos que se verán penalizados en caso de quiebra de un banco, parece razonable pedir a los supervisores que también tengan en cuenta los intereses de los acreedores y la estabilidad del sistema financiero, sobre todo en las decisiones de cierre o rescate de los bancos en dificultades.
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Desgraciadamente, como todas las normas de toma de decisiones públicas, las decisiones de cerrar bancos se enfrentan a problemas de compromiso. A la hora de tomar una decisión sobre un banco en dificultades, a menudo resulta más fácil (y al menos más indoloro políticamente) rescatar al banco en lugar de cerrarlo, sobre todo si se trata de uno grande. Este es el problema de "demasiado grande para quebrar", ilustrado en Estados Unidos por el rescate de Continental Illinois en 1984 y en Francia por el de Crédit Lyonnais en 1995-1996, y el de muchos bancos e instituciones financieras en 2008. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Hay dos soluciones posibles: o bien crear un organismo de supervisión realmente independiente de los poderes públicos y con un mandato claro (como se ha hecho con los bancos centrales en materia de política monetaria), o bien confiar en la disciplina del mercado para suplir las deficiencias de la supervisión pública.
El prestamista de última instancia
Desde finales del siglo XIX, los bancos centrales tienen la costumbre de proporcionar, de forma discrecional, ayuda en forma de liquidez a los bancos en dificultades: es la función de prestamista de última instancia.
La doctrina, desarrollada por Henry Thornton (1802) y Walter Bagehot (1873), consiste en que el banco central se compromete a prestar sin límite (pero a veces a un tipo superior al del mercado) a los bancos comerciales que puedan aportar garantías suficientes (normalmente en forma de títulos financieros de buena calidad). En teoría, por tanto, esta opción va dirigida a los bancos que carecen de liquidez (es decir, que no han podido encontrar liquidez en el mercado interbancario) pero que son solventes.
Conceptualmente, estas intervenciones con bancos individuales son distintas de las operaciones de política monetaria (operaciones de mercado abierto, repos a la inversa u operaciones de subasta) destinadas a regular la liquidez global del mercado interbancario (oferta monetaria, tipos de interés a corto plazo). Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Sin embargo, estas operaciones se utilizan a menudo de forma indirecta para rescatar discretamente a bancos que deberían haber sido cerrados. Esto explica por qué la doctrina del prestamista de última instancia ha sido criticada por algunos economistas, que consideran que con el desarrollo de los mercados monetario e interbancario, estas intervenciones son ahora redundantes. En su opinión, no hay ninguna razón para que un banco solvente no encuentre una contraparte privada dispuesta a prestarle la liquidez necesaria. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Sin embargo, el plazo de vencimiento muy corto de los préstamos interbancarios (en comparación con el de los préstamos a hogares y empresas) hace que los bancos sigan estando a merced de un "pánico silencioso" en el mercado interbancario: aunque todos los inversores estén convencidos de la solvencia de una institución, cualquier diferencia de opinión entre los inversores, por mínima que sea, basta para crear el riesgo de una situación de fallo de coordinación en la que un banco solvente no pueda encontrar liquidez en el mercado. El papel del prestamista de última instancia consiste entonces en contener estas situaciones de crisis.
Evolución y Cambios en la Actividad Bancaria
El desarrollo de los mercados financieros ha provocado una reducción significativa de la intermediación tradicional (depósitos y préstamos) en favor de nuevas actividades. Por ejemplo, el mercado monetario ha dado lugar a productos cuya liquidez se aproxima a la de los depósitos bancarios y cuya remuneración es más elevada.
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Del mismo modo, el desarrollo de los mercados financieros no sólo ha ofrecido a las empresas medios de financiación más diversificados, sino que también ha proporcionado a los depositantes inversiones líquidas que compiten con los préstamos y depósitos bancarios tradicionales. Revisor de hechos: EJ
Introducción: Economía Financiera
Concepto de Economía Financiera en el ámbito de la contabilidad, el derecho financiero y otros afines: Parte de la economía que se encarga del estudio de los mercados financieros, la valoración de activos, las corrientes de información entre los propietarios de las empresas y la financiación, inversión y política de dividendos de éstas.
Funcionamiento, Diferencias y Métodos de la Economía Financiera
Cómo funciona la economía financiera
Tomar decisiones financieras no siempre es un proceso sencillo. El tiempo, el riesgo (incertidumbre), los costes de oportunidad y la información pueden crear incentivos o desincentivos.
La economía financiera emplea la teoría económica para evaluar cómo influyen ciertas cosas en la toma de decisiones, proporcionando a los inversores los instrumentos para tomar las decisiones correctas. La economía financiera suele implicar la creación de modelos sofisticados para probar las variables que afectan a una decisión concreta. A menudo, estos modelos suponen que los individuos o las instituciones que toman las decisiones actúan de forma racional, aunque no es necesariamente así. El comportamiento irracional de las partes debe tenerse en cuenta en la economía financiera como un factor de riesgo potencial. Algunos rasgos son los siguientes:
Esta rama de la economía se basa en gran medida en la microeconomía y en conceptos básicos de contabilidad. Es una disciplina cuantitativa que utiliza la econometría así como otras herramientas matemáticas.
La economía financiera requiere familiaridad con la probabilidad y la estadística básicas, ya que son las herramientas estándar utilizadas para medir y evaluar el riesgo.
La economía financiera estudia el valor razonable, el riesgo y los rendimientos, y la financiación de valores y activos.
También se tienen en cuenta numerosos factores monetarios, como los tipos de interés y la inflación.
Economía financiera frente a economía tradicional
La economía tradicional se centra en los intercambios en los que el dinero es uno -pero sólo uno- de los elementos negociados. Por el contrario, la economía financiera se concentra en los intercambios en los que es probable que aparezca dinero de un tipo u otro en ambos lados de un comercio. El economista financiero puede distinguirse de los economistas tradicionales por su atención a las actividades monetarias en las que el tiempo, la incertidumbre, las opciones y la información desempeñan un papel.
Métodos de la economía financiera
Existen muchos ángulos en el concepto de economía financiera.
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Dos de los más destacados son:
El descuento
La toma de decisiones a lo largo del tiempo reconoce el hecho de que el valor de 1 $ dentro de 10 años es menor que el valor de 1 $ ahora. Por lo tanto, el 1 $ dentro de 10 años debe descontarse para tener en cuenta el riesgo, la inflación y el simple hecho de que está en el futuro. No descontar adecuadamente puede acarrear problemas, como planes de pensiones insuficientemente financiados.
Gestión del riesgo y diversificación
Los anuncios de productos financieros basados en el mercado de valores deben recordar a los compradores potenciales que el valor de las inversiones puede tanto bajar como subir. Las instituciones financieras siempre están buscando formas de asegurar, o cubrir, este riesgo. A veces es posible mantener dos activos de alto riesgo pero que el riesgo global sea bajo: si la acción A sólo se comporta mal cuando la acción B se comporta bien (y viceversa), entonces las dos acciones constituyen una cobertura perfecta. Una parte importante de las finanzas es calcular el riesgo total de una cartera de activos de riesgo, ya que el riesgo total puede ser menor que el riesgo de los componentes individuales. Revisión de hechos: Herbert
El Derecho y la Economía Financiera
Se entiende por Derecho a la conjunción de disciplinas que permiten definir las relaciones de poder que termina con el desarrollo de leyes. Así pues entendemos por Economía a la ciencia social que estudia la acción humana deliberada cuya importancia radica en las relaciones sociales que se maniÀestan en la búsqueda por satisfacer necesidades con recursos escasos. El Derecho tiene como finalidad garantizar aquello que busca la economía pudiera decirse entonces que el objetivo de ambas ciencias es el comportamiento humano. (...) Otro método de estudio es el Derecho Internacional Económico que se define como el derecho de las relaciones internacionales económicas (más detalles sobre relaciones internacionales y las tensiones geopolíticas en nuestra plataforma). Las leyes determinan hasta dónde un capital extranjero puede ser invertido en un determinado país. Así pues la economía se auxilia del derecho para un mejor acuerdo de intercambio entre dos o más países.
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De ahí surgen los acuerdos internacionales, y acuerdo internacional sobre el transporte de mercancías perecederas o acuerdo ATP) y el más común es el tratado de libre comercio. Fuente: Basado en Violeta Rodríguez, información pública Tema: asuntos-financieros.
¿Qué piensas sobre este tema? ¿Tienes alguna experiencia o ejemplo que quieras compartir? ¿Cuál es tu opinión?
Recursos
Véase También
Asuntos Financieros, Bancos, Bancos Centrales, Bancos Internacionales, Ciencia Económica, Ciencias Económicas, Ciencias Económico-Administrativas, Comercio Exterior, Derecho Bancario, Derecho Económico, Derecho Público, Descripciones de Economía, Economía, Economía Básica, Economía en General, Economía Monetaria, Economía Mundial, Finanzas Públicas, Institución Financiera, Instituciones Financieras, Instituciones Financieras y de Crédito, Macroeconomía, Masa Monetaria, Oferta Monetaria, Política Monetaria, Regulación Bancaria, Regulación Financiera, Sector Bancario,