Huelga de Hambre
Este artículo es un complemento de la información sobre derecho laboral o del trabajo, en esta revista de derecho empresarial. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco del derecho del trabajo, sobre este tema. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Te explicamos, en relación a la seguridad social y el derecho laboral, qué es, sus características y contexto. La huelga de hambre es una de las muchas medidas de presión que distintos sectores sociales han utilizado a lo largo de la historia para que sus demandas de distinta índole sean atendidas ya sea por instituciones privadas o estatales. La Real Academia Española en 1956 define la huelga de hambre como: “Abstinencia total de alimentos que se impone a sí misma una persona mostrando de este modo su decisión de morirse si no consigue lo que pretende”. Gros Espiell puntualiza que se trata de “la abstención de ingerir alimentos, con un objetivo de presión o reivindicación laboral, social o política”. Esta actitud suele venir determinada por el deseo de poner en evidencia una situación de injusticia y se suele dar con frecuencia en: • Los centros penitenciarios para protestar por las malas condiciones de alojamiento, comida, relaciones disciplinarias etc. • Los movimientos pacifistas • Las organizaciones políticas • Los grupos religiosos marginados o reprimidos Estos, han venido utilizando esta modalidad de lucha, debido al impacto emocional que produce. ¿Ayuno o huelga de hambre? Ayuno y huelga de hambre son dos cosas distintas. Para unos, el ayuno es un acto estrictamente privado (negarse a comer por razones religiosas, dietéticas,…); otros ven la huelga de hambre como un acto de privación de alimentos para conseguir un objetivo bien determinado y seguir así hasta alcanzarlo, hasta la muerte si es necesario; otros, hacen una diferencia en función de la duración del acto o de la naturaleza del mismo (llamado a la opinión pública o apremio moral,…) La tradición histórica no violenta no ayuda en clarificar esto: Gandhi hablaba casi únicamente de “ayuno”, aunque hoy algunos de sus “ayunos” parecen “huelga de hambre”. El francés Jean-Marie Muller, del Movimiento por una Alternativa No violenta, escribía en su libro “Estrategia de la acción no violenta” que el ayuno era un asunto privado, mientras la huelga de hambre era un acto público. Distingue la huelga de hambre limitada a unos días, para alertar a la opinión pública y la huelga de hambre ilimitada, cuyo objetivo es el apremio. El investigador por la paz Gene Sharp, estadounidense, usa tres términos: ayuno de presión moral, huelga de hambre y ayuno “satyágrico”. Este último está aplicado solo a los ayunos de Gandhi, cuyo objetivo es principalmente “convencer/convertir” a la gente cercana (no a los oponentes).
En cuanto a la huelga de hambre, Gene Sharp dice que se trata de negarse a comer para obligar al oponente a aceptar ciertas exigencias, pero sin intento de convencerlo o cambiar “su corazón”. El ayuno de presión moral busca ejercer, según Sharp, una influencia moral sobre otros para llegar a un objetivo, pero sin la intención abiertamente coercitiva de la huelga de hambrey sin la intención de convencer/convertir al oponente. El francés Hervé Ott propone una definición a partir de los destinatarios del acto, no a partir de las motivaciones. El ayuno sería entonces toda privación voluntaria de alimento para dirigirse a los miembros de un grupo al cual uno pertenece o es solidario. La huelga de hambre se dirige “al exterior”: para sacar a la opinión pública de su indiferencia, para conseguir una decisión favorable de un oponente… Esta visión se apoya sobre el sentido originario del ayuno, práctica antigua, religiosa, que sirve a la purificación, la reflexión, incluso la penitencia o para la reconciliación.
La huelga de hambre tiene más que ver con la huelga de trabajo, acto de no colaboración contra alguien o algo exterior a su grupo de pertenencia. Para Ott, la huelga de hambre limitada sirve a alertar la opinión pública, a denunciar una situación de injusticia, pero sin pretender suprimirla. Es una acción simbólica, que hace que la gente se hace preguntas, reflexiona. La huelga de hambre ilimitada es un acto de apremio. No busca tanto la popularización de una lucha, sino su éxito final. Es obvio que no basta de concientizar a la opinión pública; hace falta una decisión terminando con la situación denunciada como injusta. Y para los noviolentos, es necesario que las acciones no queden solamente en la “popularización”, olvidándose de la necesidad de ciertos medios de “apremios”. Adolfo Pérez Esquivel, en su libro “Caminar… junto a los pueblos” escribe, por su parte, que la huelga de hambre pretende modificar una situación de injusticia por medio de la presión y la resistencia frente al opresor, y es pública y política. El ayuno, sigue Pérez Esquivel, además conlleva en sí un acto de purificación tanto personal como social, y está dirigido tanto contra las injusticias como contra el opresor, apela a su conciencia, y lo insta a corregir su conducta. Es una acción ética y espiritual (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Recuerda el ayuno que el Servicio Paz y Justicia (Serpaj) inició el 19 de mayo de 1983, en ocasión de la “Semana Internacional del Detenido Desaparecido”, y en el cual participaba también Fray Antonio Puigjané.
Los ayunantes repudiaban así el “Informe Final” sobre la represión dado a conocer por la dictadura y pedían el derecho a la vida, al pan y a la libertad del pueblo argentino. Este ayuno duró 13 días, y consiguió una mayor toma de compromiso para asumir el tema de los derechos humanos: miles de personas pasaron por la casa del Serpaj, acercando su solidaridad, y los presos políticos de varias cárceles ayunaron durante 24 horas. A menudo se asimila la huelga de hambre a un “sacrificio”, con las connotaciones religiosas que conlleva esta palabra.
Además, Gandhi nunca escondio su religiosidad.
Sin embargo, el sacrificio en la historia de los ritos religiosos es siempre el sacrificio de “otro”, no de uno mismo. La huelga de hambre no es un suicidio tampoco. El suicidio es el hecho de darse la muerte, mientras la huelga de hambre es dejar a otros la responsabilidad de dejarme morir o no. Otra diferencia con el suicidio es el tiempo, elemento decisivo en un combate. Permite a cada uno organizarse, evaluar los riesgos, modificar actitudes. El suicidio es un acto breve e irreversible mientras la huelga de hambre permite una presión graduada, y que suele ser un recurso último, después de haber usado muchos otros medios de lucha noviolenta. El adversario ya tiene todos los elementos de información para tomar una decisión.
La falta de preparación, el error de análisis en la evaluación de las fuerzas, exigencias que el adversario no podrá aceptar, nunca pueden tener un carácter suicidario, pero no la huelga en sí. Y estadísticamente hablando, es más suicida manejar (gestionar) un auto que hacer una huelga de hambre… En cuanto a la cuestión del chantaje, cuando el objetivo de una huelga de hambre es alertar a la opinión pública para movilizarla por una causa de interés general, se trata de una acción política. El chantaje es una acción donde uno intenta imponer su voluntad ejerciendo una presión de orden psicológico intensa sobre otro. La huelga de hambre debe pues convencer que el objetivo es de interés general, no privado; el objetivo debe ser muy claro, sin ambigüedades, y tener que ver con una realidad concreta y estar respaldado por una legitimidad popular.
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Primera huelga: Egipto, año 1166 a.C.
La situación no fue nada fácil, pero los obreros finalmente lograron un acuerdo con las autoridades ante quienes reclamaban comida, bebida y ropa, y que se elevara con urgencia su nota de reclamos ante las máximas jerarquías del Estado, el Primer Ministro (sustituto en ausencia del Rey) y el propio Faraón. El reporte del escriba comenta: “… los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis (se pusieron en huelga) diciendo: ‘Tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes… hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni grasa, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón, nuestro buen señor y al visir nuestro jefe, que nos den nuestro sustento!” Los obreros pasaban hambre y los alimentos eran de mala calidad. El límite de tolerancia de aquellos primitivos trabajadores se había rebasado, razón por la cuál tomarían una decisión histórica: dejar de trabajar reclamando el pago de sus haberes. La llamada primera huelga de la historia comenzaba. ¿Cuándo ocurrió esto? ¿Cómo ocurrió? ¿Cuáles fueron las consecuencias? Y finalmente, ¿fue una verdadera huelga? ¿Podemos hablar de huelga en aquellos tiempos lejanos?
El problema
Pese a ser todavía un país rico y poderoso, en el Siglo XII a.C.
Se anunciaba la decadencia de Egipto. Desde 1198 hasta 1166 a.C (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Ramsés III (XX dinastía) gobernaría un país con crecientes problemas.
En las fronteras (véase qué es, su definición, o concepto jurídico, y su significado como "boundaries" en derecho anglosajón, en inglés) del Imperio tuvo que contener dos intentos de invasión libia, y el ataque de “los pueblos del Norte y del mar” proveniente del Mediterráneo. La corrupción y la mala administración de los recursos debilitaban la economía del país, ya afectada por las monumentales tumbas en el Valle de los Reyes que absorbían buena parte del potencial de trabajo de la población.
El excesivo y consecuente crecimiento de la burocracia estatal así como de una demanda de bienes de consumo que no podía ser satisfecha, llevaba la situación hasta el límite. Y de hecho, el reinado y la vida de Ramsés III, terminarían con una conspiración en su harén, en la que tomarían parte importantes funcionarios políticos. Al empezar la inflación en los últimos años de Ramsés III, el sistema de trabajo se desarticuló como consecuencia de los retrasos del Gobierno en pagar a los obreros. Y como resultado directo de la situación general, la actividad laboral de los artesanos (dependientes de la administración central) se multiplicaba sin que sus “salarios” se adecuaran a las tareas crecientes. Muchos ostraca (hallados en Deir el-Medina) contienen largas listas de los productos que se entregaban regularmente a los obreros.
Cada día recibían pan, cerveza, dátiles y verduras, e incluso agua potable (ya que los manantiales estaban secos). Algunos alimentos como los higos se suministraban con menos frecuencia y la carne solo en fiestas especiales. Asimismo, también se les abastecía de vestidos, calzados, vasijas y herramientas. El salario de un día del trabajador promedio era de 10 hogazas de pan y una medida de cerveza; y el de un artesano de mayor categoría podía llegar a las 500 hogazas de pan, las que tenía derecho a intercambiar por otros artículos. Los capataces y los escribas recibían 72 sacos (de unos 76 litros cada uno) de cereales al mes y el resto de trabajadores 52 sacos. Pero, aquellas necesarias raciones de comida no llegaban a tiempo, y las que sí llegaban, de mala calidad, eran manipuladas por el administrador según se lee en un ostracon: “… Comunico a mi señor que estoy trabajando en las tumbas de los príncipes, cuya construcción mi señor me ha encargado. Estoy trabajando bien (…) No soy en absoluto negligente.
Comunico a mi señor que estamos completamente empobrecidos (…) Se nos ha quitado un saco y medio de cebada para darnos un saco y medio de basura”[v] El hecho fue multicausal: la situación económica general, el crecimiento de la demanda de bienes de consumo, la corrupción y la mala administración llevaron a los obreros a declararse en huelga y a ocupar algunos edificios clave de la administración central. El desarrollo de la huelga Según se lee en el llamado Papiro de la Huelga del reinado de Ramsés III (conservado hoy en Turín, Italia) y de varios ostraca encontrados en Deir el-Medina (guardados en los museos del Cairo, Berlín y otras ciudades) la huelga comenzó el día 10 del mes de Peret en el año 29 de Ramsés III (a la sazón de 62 años de edad; 1166 a.C.) debido al retraso de una paga “distraída” por el Gobernador de “Tebas Oeste”. En el Papiro de la huelga redactado por el escriba Amennajet (que pertenecía al equipo de trabajadores de la tumba de Ramsés III) se evidencia un conflicto en crecimiento, que pasa de las quejas iniciales a los reclamos más vehementes por la retención de recursos. Amennajet escribiría (como en parte citamos al principio): “Año 29, segundo mes de la segunda estación, día 10. Este día el bando cruzó los cinco muros de la necrópolis, gritando: ‘¡Tenemos hambre!’ (…) y se sentaron a espaldas del templo” de Tutmosis III en el límite de los campos cultivados”. Al analizar el asunto más detenidamente, vemos que una vez abandonado el lugar de trabajo los artesanos egipcios habían marchado en protesta hacia los templos. Asumir esta actitud implicaba mucho para ellos, porque constituía un verdadero desafío a las autoridades.
En uno de los templos se les entregaron 50 panes (obviamente insuficientes para la multitud) por lo que al día siguiente entraron por la fuerza en el templo y paralizaron las actividades del mismo, haciendo los reclamos que registramos al principio de este artículo. Asimismo, fue necesaria la intervención de un escriba del equipo, quien se dirigió al templo funerario donde se almacenaba grano exigiendo las raciones acaparadas por los sacerdotes y los intermediarios (había retención de bienes) Los tres interventores y sus ayudantes instaron a los trabajadores a volver al recinto de la necrópolis haciendo: “(…) grandes promesas (…): ‘Podrán venir, porque tenemos la promesa del Faraón’ les dijeron. Pese a la promesa, los artesanos permanecieron el día entero acampados detrás del templo y solo al anochecer volvieron a la necrópolis. El segundo y el tercer día invadieron el recinto sagrado que rodeaba el templo funerario de Ramsés II (o Rameseum) provocando la huida de porteros, policías y contadores, que no se animaron a enfrentar a la multitud. La ocupación del Rameseum parece haber sido más eficaz que las medidas anteriores, porque provocó un cambio en la actitud de los funcionarios.
Pormenores
Los huelguistas reclamaban, como se citó: “(…) Hemos llegado a este lugar por causa del hambre y de la sed, por la falta de ropa, de pescado, de hortalizas. Escríbanlo al Faraón, nuestro buen señor, y escríbanlo al Visir, nuestro superior. ¡Háganlo para que podamos vivir!” Esto llevó a que se les dieran las raciones del mes anterior. Pero, obviamente, no dejaron de reclamar las del mes en curso (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades). Reunidos al día siguiente en la “fortaleza de la necrópolis” (el cuartel de soldados) obtuvieron la intervención del jefe de Policía, Mentumosis, quien les hizo la promesa de ir con ellos hasta el templo de Tutmosis: “(…) Miren, les respondo: suban a sus casas y recojan sus útiles; cierren sus puertas y traigan a sus esposas e hijos. Yo iré al frente de ustedes al templo de Tutmes y les permitiré estar allí hasta mañana”. Las promesas abundaban, pero el problema continuaba.
Más Información
Los obreros acamparon en el templo funerario de Tutmosis III, en Medinet Habu, durante todo un día con su noche reclamando lo adeudado. Finalmente se les entregaron también las raciones correspondientes al mes. Enviados los salarios la situación volvió a la calma y los trabajadores se reintegraron a sus labores. Pero, por poco tiempo. Quince días después volvieron a salir de los muros reclamando ante los interventores de la necrópolis.
El significado histórico
No hay duda de que aquella primera huelga sentó un precedente histórico de enorme importancia en la historia del trabajo y de la organización obrera. Por primera vez en la historia, los trabajadores conseguían hacerse oír por medio de la paralización de sus actividades, haciendo uso de un instrumento empleado innumerables veces sobre todo durante la era industrial (desde el Siglo XIX). Características de la huelga • Cesación concertada de actividades • Reclamos por pagos atrasados • Reiteración de la medida • Denuncias de corrupción y sacrilegios • Plataforma reivindicativa usada como arma política • Metodología de sentadas y ocupaciones
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Huelga de Hambre
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Huelga de hambre
A continuación se examinará el significado.
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¿Cómo se define? Concepto de Huelga de hambre
Véase la definición de Huelga de hambre en el diccionario.
Características de Huelga de hambre
Asunto: vida-politica.
Asunto: trabajo-y-empleo.
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Recursos
Traducción de Huelga de hambre
Inglés: Hunger strike
Francés: Grève de la faim
Alemán: Hungerstreik
Italiano: Sciopero della fame
Portugués: Greve de fome
Polaco: Strajk głodowy
Tesauro de Huelga de hambre
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Véase También
Derecho a la vida
Derechos humanos
Muerte
Paternalismo
Santidad de la vida
Suicidio asistido
Bioderecho
Bibliografía
Atienza, Manuel, Tras la Justicia. Una Introducción al Derecho y al Razonamiento Jurídico (cap. 4), Ariel, Barcelona, 1993; Díez Ripollés, José Luis; «la Huelga de Hambre en el Ámbito Penitenciario», en Cuadernos de Política Criminal, Núm. 30, 1986, Págs. 603-659; Gimbernat, José Antonio; «consideraciones Éticas en Torno a la Huelga de Hambre de los «grapo», en Jueces para la Democracia, Núm. 9, 1990, Págs. 40-41; Hohfeld, Wesley N., Conceptos Jurídicos Fundamentales (trad. de g.
Carrió), Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968; Juanatey, Carmen, Derecho, Suicidio y Eutanasia, Ministerio de Justicia e Interior, Madrid, 1994; Ruiz Miguel, Alfonso, «autonomía Individual y Derecho a la Propia Vida (un Análisis Filosófico-jurídico)», en Revista del Centro de Estudios Constitucionales, Núm. 14, Enero-abril 1993, Págs. 135-165.
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