Microcréditos
Este artículo es un complemento de la información sobre derecho financiero, en esta revista de derecho corporativo. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco de los aspectos jurídicos financieros, sobre este tema. Te explicamos, en relación a los principios, prácticas y normas jurídicas financieras y bancarias, qué es, sus características y contexto. Según la Enciclopedia Espasa en este tema: Según datos del Banco Mundial (2005), el segmento de la población mundial (o global) que disponía de menos de un dólar diario para sobrevivir se cifraba en los primeros años del siglo XXI en 1.200 millones de personas.
La misma fuente reconocía que el proceso de globalización de la economía mundial (o global) había agudizado la desigualdad entre países ricos y países pobres, y de forma alarmante, la pobreza extrema de numerosas capas sociales pertenecientes a países en vías de desarrollo del África subsahariana (donde se concentraba el 25 % del total de las personas que padecían esta situación de miseria) así como otros de Asia oriental y meridional. En este contexto, los programas de la Ayuda Oficial al Desarrollo no habían sido un arma eficaz contra la pobreza.
Tales ayudas, destinadas con prioridad a la financiación de grandes proyectos de infraestructuras, no repercutieron de modo directo en el bienestar de las capas más humildes de la población. Debido a la pobreza extrema, buena parte de los habitantes de los países pobres carecían de los mínimos medios de subsistencia, padecían malnutrición, eran analfabetos y no disponían ni de agua potable ni de una vivienda digna. Estas condiciones situaban a millones de personas fuera del sistema financiero oficial, pues no disponían de los avales suficientes ni de la solvencia requerida para adquirir el capital necesario para la creación de pequeños negocios que les permitieran mejorar su situación económica. Para estas personas, la única posibilidad de obtener dinero consistía en recurrir al sector financiero informal (los usureros). QUÉ SON LOS MICROCRÉDITOS Los microcréditos son pequeños préstamos de dinero concedidos a personas carentes de recursos económicos, para que puedan poner en marcha pequeños negocios que les permitan mejorar su nivel de vida y el de sus familias, y salir así del círculo vicioso de la pobreza. Con los microcréditos, los miembros más desasistidos de la sociedad tienen acceso a los recursos financieros que sustentan la actividad económica.
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Las instituciones que conceden los préstamos suelen estar cerca de sus clientes, y aplican procedimientos rápidos y flexibles. El riesgo de las operaciones es muy relativo, ya que los prestatarios suelen ser recomendados por otro cliente, y la obtención de un nuevo préstamo depende de la devolución del antiguo.
Además, los microcréditos se conceden con frecuencia a grupos, por lo que sus miembros responden del préstamo solidariamente. La cuantía de los préstamos es muy reducida, pues oscila entre 100 y 600 dólares. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se conceden a muy corto plazo, con un plazo (véase más en la plataforma (de Lawi) general) máximo de devolución de un año y breves períodos de amortización.
La naturaleza del negocio o microempresa al que va destinado el dinero se fija en el momento de la solicitud del microcrédito. Las entidades dedicadas a esta actividad financiera suelen proceder de instituciones estatales, organizaciones no gubernamentales (ONG), cooperativas de crédito e incluso filiales de un banco comercial especializadas en este tipo de préstamos. EL PROYECTO GRAMEEN El origen de los microcréditos se remonta a la década de 1970, con las experiencias del Proyecto Grameen en Bangla Desh y de Acción Internacional en América Latina. Tras estudiar las condiciones de vida de la población más desfavorecida de las zonas rurales de su país, Bangla Desh, el economista Muhammad Yunus, profesor de la universidad de Chittagong, puso en marcha en 1976 un proyecto de investigación cuyo objetivo era la elaboración de un programa de crédito destinado a la población más necesitada.
Como primera acción, Yunus prestó 27 dólares de su propio bolsillo a una mujer que pasaba largas horas haciendo banquetas de bambú, para luego venderlas a un comerciante que le facilitaba la materia prima y fijaba unos precios abusivamente bajos por su trabajo, con lo cual el margen de ganancia obtenido apenas le permitía malvivir, pese a que pasara trabajando casi todo el día. Yunus llegó a la conclusión de que esa mujer, como tantos otros pobres, necesitaba disponer de un pequeño capital para la compra de materia prima (consulte más sobre estos temas en la presente plataforma digital de ciencias sociales y humanidades).
Repitió la experiencia con 42 personas más, y al comprobar los resultados satisfactorios de tales préstamos, fundó el Proyecto Grameen, cuyos objetivos eran la concesión de microcréditos a gente sin recursos, a fin de que tuvieran la oportunidad de crear micronegocios y autoempleo.
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De este modo, los receptores de microcréditos pudieron librarse de la explotación a que eran sometidos por propietarios rurales y usureros, y se demostró que la inyección de pequeñas sumas de capital podía contribuir a la promoción social de los necesitados. Entre los años 1976 y 1979, el Proyecto Grameen logró mejorar el nivel de vida de medio millar de personas, y el profesor Yunus consiguió involucrar en su empeño a diversas entidades financieras bengalíes. EL BANCO GRAMEEN En 1983 se regularizó la situación del Proyecto Grameen, con la creación del banco del mismo nombre, que recibiría el apelativo de "Banco de los Pobres", el cual recibió ayuda y asesoramiento de varias entidades internacionales, entre ellas el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola y la Fundación Ford. El crecimiento del banco resultó vertiginoso: pasó de 25 sucursales en 1981 a 641 en 1989 y 1.105 en 1997, y de 24.128 clientes en 1981, a 2,2 millones en 1997 y 3,5 millones en 2004. El capital prestado superó en 1981 los dos millones de dólares, para elevarse a 386 en 1997 y 500 en 2004. En 2005, el Banco Grameen daba trabajo a 12.000 empleados, repartía anualmente 500 millones de dólares en créditos (con una tasa de devolución del 96 %) y sumaba 3,5 millones de clientes (el 95 % eran mujeres). Un 70 % de los capitales prestados procedía de los ahorros de los acreedores y el 30 % restante, de los depósitos del banco.
La elevada tasa de devolución demostraba que la ausencia de garantías y avales no puede ser tomada como motivo de denegación de préstamos a las personas más pobres. El Banco Grameen también impone condiciones a sus clientes, si bien inversas a las dictadas por las entidades de crédito oficiales. Para obtener un microcrédito, es necesario no poseer más de 0,2 ha de tierra cultivable, o bienes que no excedan el valor de 0,4 ha.
En principio, las cantidades prestadas son muy pequeñas (cien dólares de promedio); el plazo (véase más en la plataforma (de Lawi) general) de devolución es de un año, con un interés del 20 % (aunque elevado en comparación con los tipos de interés occidentales, este rédito es muy inferior al del sector informal, superior al 100 % en muchos países pobres); la amortización es semanal.
La posibilidad de obtener en el futuro un préstamo de mayor cuantía, depende del cumplimiento de los plazos de amortización.
El proceso de solicitud y concesión del préstamo resulta muy sencillo, prácticamente instantáneo para un país subdesarrollado (dura una semana), y se basa en el conocimiento directo que los empleados del banco tienen de las familias de las zonas rurales donde trabajan.
La estructura del Banco Grameen está muy descentralizada, a fin de seleccionar correctamente a la clientela, que se compromete a invertir antes de siete días el dinero recibido para la creación de la microempresa.
Muchos préstamos se conceden a grupos de cinco personas, de forma que se apoyen mutuamente en la devolución del crédito y controlen el desembolso correcto del dinero en los fines establecidos. Otra modalidad en la actividad bancaria del Grameen consiste en la utilización del ahorro obligatorio en la concesión de microcréditos.
Todo prestatario debe depositar en una cuenta de ahorro el cinco por ciento del préstamo concedido, en un fondo común del grupo al que pertenece. Este fondo se utiliza para atender imponderables: casos de enfermedad, accidentes, etc.
Otro depósito de ahorro obligatorio es el fondo de emergencia, que está constituido por el 25 % del valor de los intereses del préstamo, y se destina a cubrir las posibles insolvencias del grupo, ya sea por muerte u otra contingencia. La experiencia del Banco Grameen con los microcréditos ha demostrado que es posible prestar dinero a los más pobres, pues cumplen perfectamente con sus obligaciones, y que muchas familias han mejorado su calidad de vida, alimentación y salud gracias a estos préstamos. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Su repercusión no resulta menos notable: las mujeres han mejorado su condición y autoestima, al convertirse en actores económicos de primer orden; el paro y la natalidad han disminuido, así como el número de divorcios; y han mejorado las condiciones sanitarias y crecido el nivel de escolarización. AMÉRICA LATINA: ACCIÓN INTERNACIONAL Otra experiencia interesante en el sector de los microcréditos ha sido la desarrollada por Acción Internacional en América Latina.Tema: latinoamerica. Tema: historia-latinoamericana. Esta organización fue fundada en 1961 por Joseph Blatchford, un estudiante estadounidense que reunió entre sus compañeros de universidad 90.000 dólares para iniciar un proyecto de desarrollo comunitario en Venezuela.
En 1973, Acción Internacional inició el préstamo de microcréditos en Recife (Brasil); cuatro años más tarde había concedido 885 de estos préstamos y contribuido a la creación de 1.386 puestos de trabajo estables. Los préstamos de Acción Internacional también se limitan a pequeñas cuantías, de unos 200 dólares de media, a corto plazo (véase más en la plataforma (de Lawi) general) y sin garantías colaterales. El tipo de interés (véase más en el diccionario y más detalles, en la plataforma (de Lawi), sobre este término) es el de mercado de los países donde se concede el préstamo. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se empieza con un préstamo de 100 dólares, de cuya devolución depende la concesión de otros microcréditos de mayor cuantía.
Los préstamos se otorgan tanto a individuos como a grupos que responden del crédito solidariamente.
La tasa de devolución alcanza el 98 %. La estructura administrativa de la organización es mínima, y se basa en las visitas que realizan sus funcionarios a los futuros prestatarios.
Sin embargo, el enorme crecimiento de su actividad obligó a crear bancos dedicados en exclusiva a los microcréditos: Bancosol en Bolivia, Mibanco en Perú, Finsol en Honduras, Finamérica en Colombia, etc. A mediados de la década de 2000, Acción Internacional había dado lugar a un grupo de 19 entidades que actuaban en 13 países de América Latina. LA EXPANSIÓN DE LOS MICROCRÉDITOS Dado el éxito y el prestigio social de este tipo de créditos, muchas instituciones financieras se expandieron al sector de los microcréditos en la década de 2000.
En 2005, el Banco Mundial dedicó el 1 % de sus inversiones a estos préstamos, y el Banco Europeo de Inversión el 0,1 %. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Hasta esa fecha, 68 millones de familias se habían beneficiado de microcréditos, a través de 10.000 instituciones que distribuían o canalizaban estas operaciones. En España pueden citarse como ejemplos, entre las instituciones oficiales, el Instituto de Crédito Oficial (ICO) y el Instituto de la Mujer, y entre las entidades bancarias, la Caixa de Catalunya, la Caixa de Pensions de Barcelona (la Caixa) y la Caja de Granada, que tienen sus propias fundaciones, secciones o líneas de crédito destinadas a estos préstamos. Buena parte de los microcréditos concedidos por estas entidades ha sido destinada a la creación de pequeños negocios individuales o familiares entre miembros del colectivo de emigrantes asentado en el país. INSTRUMENTOS PARA ERRADICAR LA POBREZA La utilización de los microcréditos como instrumento de la lucha contra la pobreza inició un debate sobre su eficacia.
Muchos clientes y algunos expertos critican que los tipos de interés sean tan elevados, aplicados en países tan pobres; según otros, los microcréditos no elevan el PIB ni la renta per cápita del país, ni tampoco resuelven las deficiencias estructurales en los campos de la salud, la educación, la vivienda o el suministro de agua potable. Hasta la fecha no ha podido asignárseles un impacto significativo sobre el desarrollo económico o el crecimiento de la renta estatal ni tampoco ha resuelto de modo total el problema de la pobreza, aunque permita mejorar sustancialmente las condiciones de vida de los grupos sociales más desfavorecidos, y de forma especial las de las mujeres.
Tema: historia-de-las-mujeres. En suma: el microcrédito no es el único instrumento que es preciso utilizar contra la miseria, sino uno más entre los posibles métodos de enfrentarse a ella, además de la inversión en infraestructuras, educación y sanidad.
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"Pequeños préstamos a personas con escasos recursos y dificultad para acceder a la banca comercial, habitualmente para la financiación de proyectos de autoempleo que generen ingresos y posibiliten la autonomía económica de los receptores y de sus familias. La falta de capital es una de las limitaciones principales para el desarrollo de los sectores vulnerables.
En las zonas rurales, los campesinos necesitan créditos a corto plazo (véase más en la plataforma (de Lawi) general) en determinadas estaciones del año para comprar insumos (semillas, fertilizantes, herbicidas), contratar jornaleros o realizar diversas actividades, así como créditos a largo plazo (véase más en la plataforma (de Lawi) general) para invertir en nuevas tecnologías o en la compra de ganado o herramientas. Por su parte, los pobres urbanos suelen necesitar créditos sobre todo como capital inicial para poner en marcha microempresas, desde la instalación de puestos de venta ambulante hasta la compra de un rickshaw para el transporte de personas en las urbes asiáticas.
La necesidad de capital es mayor en los períodos de rehabilitación tras un desastre, en el que los más vulnerables se han descapitalizado y perdido sus ahorros y bienes productivos.
Además, en ocasiones el dinero se requiere no para actividades productivas, sino meramente por la necesidad imperiosa de comprar medicamentos, o de saldar deudas previamente contraídas para evitar el embargo. Sin embargo, la mayoría de los bancos comerciales no suelen estar dispuestos a conceder créditos a los pobres, por el riesgo de que no sean capaces de devolverlos y también por el escaso beneficio de trabajar a tan pequeña escala. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se ha estimado que solo un 2% de los pobres del mundo tienen acceso a servicios financieros, sean de préstamos o de ahorro, al margen de los usureros.
La situación es peor aún para las mujeres, que, al carecer habitualmente de títulos de propiedad de la tierra y otros recursos, no pueden presentarlos como aval: en África, por ejemplo, se ha estimado que reciben menos del 10% de los créditos obtenidos por los agricultores.
Con tales dificultades para acceder a la banca comercial, la única solución suele ser recurrir a los prestamistas y usureros (casas de empeño, comerciantes), generalmente en condiciones abusivas, y empeñar determinadas posesiones familiares, dando lugar a veces a procesos de endeudamiento que les hunde más en la pobreza.
En ocasiones, los préstamos son proporcionados por patrones a cambio de que el deudor trabaje para él a salarios bajos. Junto a la falta de créditos, otro problema también importante es que los más pobres, al no poder acceder a los bancos, suelen carecer de un lugar seguro en el que depositar sus escasos ahorros ante los riesgos de pérdidas o robo, o incluso ante un uso indebido por parte de la familia o el marido.
En Nigeria, por ejemplo, muchas mujeres ponen su dinero en manos de los alajos (guardianes de dinero), a cambio de un pequeño interés. Ante esta situación, en los años 70 surgieron diferentes iniciativas para conceder microcréditos a los excluidos del sistema bancario formal, para estimular su ahorro, la creación de sistemas de sustento sostenibles, así como la dinamización de los recursos y las economías locales.
Además, han servido también como cauce para el fortalecimiento del tejido asociativo comunitario, y para la sensibilización y empoderamiento de los grupos vulnerables, muy frecuentemente de las mujeres.
Tema: historia-de-las-mujeres. Dichas experiencias surgieron sobre todo en Asia, de donde se han expandido a todo el Tercer Mundo. Entre ellas destacan el célebre Banco Grameen de Bangladesh, fundado y dirigido por el profesor Muhammad Yunus, y la SEWA (Self Employed Women Association) de la India. Sin embargo, hay que precisar que la experiencia no es totalmente nueva.
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De hecho, en muchas culturas han existido sistemas tradicionales de ahorro y de crédito, como grupos de ahorro o fondos comunitarios, que aún perduran en numerosas comunidades de países del Sur (ver economía moral).
Tanto es así que la labor de algunas ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)] se ha dirigido no tanto a crear nuevos sistemas de préstamo, sino a fortalecer dichos mecanismos financieros informales o tradicionales, dadas sus ventajas: son sencillos, baratos, están adaptados a la cultura local y su arraigo garantiza su sostenibilidad. Otro precedente que podría mencionarse es el de las cajas de ahorro surgidas en el siglo XIX en Europa vinculadas al movimiento obrero.
También los programas de créditos baratos concedidos en los años 50 a los campesinos latinoamericanos por los donantes internacionales a través de los bancos de desarrollo agrícola. Estos programas fracasaron debido a la baja tasa de devolución, pues se sobreestimaron los rendimientos (véase una definición en el diccionario y más detalles, en la plataforma general, sobre rendimientos) que se esperaban de las inversiones realizadas, y debido también a la fuerte dependencia de los criterios formulados por los gobiernos y donantes. El fracaso de este modelo de créditos subsidiados dio lugar a mediados de los años 70 a otro modelo, guiado por criterios de mercado y que dejaba fuera a las personas carentes de recursos. Fue en respuesta a esta situación cuando surgió en los años 70 la idea de los actuales microcréditos para los pobres, iniciativa que se ha expandido desde Asia y ha penetrado con fuerza en los debates sobre desarrollo. Un hito en el auge de esta iniciativa fue la Cumbre Mundial sobre Microcréditos celebrada en Washington en 1997, promovida por M. Yunus con el apoyo de organizaciones como naciones unidas y el banco mundial. Hoy en día los microcréditos se han popularizado y expandido a todos los continentes, habiendo surgido miles de organizaciones de microfinanciación.
Multitud de ong[ONG, Redes de, ONG (Organización NoGubernamental)], grandes y pequeñas, disponen de programas en este campo, tratando de llevar financiamiento sobre todo a zonas rurales excluidas de los circuitos comerciales.
También las agencias multilaterales, como el pnud y el Banco Mundial, se han implicado en este campo, habiendo creado departamentos específicos para investigar y apoyar este tipo de iniciativas.
Los microcréditos son atractivos, por consiguiente, tanto para instituciones para las que la lucha contra la pobreza tiene que descansar en gran parte en el estímulo de la iniciativa privada (como el Banco Mundial), como para las organizaciones de base que hacen hincapié en el estímulo de la participación y el empoderamiento de los grupos vulnerables. Entre éstos, las mujeres han merecido una atención especial (Mayoux, 1999), en parte por el objetivo de responder a sus necesidades específicas (ver género, intereses y necesidades de), y en parte por su importancia como garantes del buen uso de la economía familiar y por ser habitualmente más fiables a la hora de reembolsar los créditos que los hombres. El Banco Grameen, con una clientela compuesta en un 94% por mujeres, tiene un índice de devoluciones del 97%, que es más elevado incluso que en el caso de los créditos clásicos. 1) Sistemas de microcrédito Existe un amplio abanico de modelos de servicios financieros que van desde pequeños grupos de autoayuda hasta grandes bancos como el Grameen.
En muchas ocasiones los tipos se mezclan o intercambian dependiendo de la organización ejecutora del proyecto o de la idiosincrasia de la población con la que se trabaja.
Los tipos principales son los siguientes: a)Bancos de Pobres. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Son organizaciones dedicadas específicamente a los préstamos y al ahorro en comunidades de bajos recursos.
Cada una tiene su propio estilo de trabajo y condiciones, aunque casi siempre funcionan mediante grupos de beneficiarios.
Los ejemplos más conocidos son el Banco Grameen de Bangladesh, el Banco Sol de Bolivia o el Banco Mundial de la Mujer (Women’s World Banking), presente en diferentes continentes (ver bancos de pobres). b) Fondos rotatorios. _Frecuentemente denominados Roscas (Rotating Saving and Credit Associtations),_ constituyen el tipo de servicio de microcrédito más habitual.
Consisten en un fondo común formado por un grupo, al que cada miembro ingresa periódicamente una cantidad y del que puede obtener préstamos de forma rotativa cuando el grupo lo acepta.
En muchos casos son copias de los servicios financieros informales o tradicionales, como la tontine utilizada en Senegal y Níger, los fondos de los conductores de rickshaw de Dhaka (Bangladesh), o los iddir, fondos para funerales utilizados en Etiopía. A veces los fondos rotatorios no son de dinero, sino de otros bienes: por ejemplo, los de ganado, muy útiles para reconstruir los rebaños después de un desastre, en los que el receptor de un animal suele pagarlo devolviendo al fondo la primera cría que obtenga. c) Bancos de aldea. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Son asociaciones de ahorro y crédito de las propias comunidades, gestionados por ellas mismas. Normalmente están constituidos por grupos de 25 a 50 personas de ingresos bajos que desean mejorar sus vidas a través de actividades de autoempleo. El capital inicial para préstamos puede ser externo, por ejemplo de una ONG o del gobierno, pero la gestión la realizan los propios beneficiarios: aceptan a los miembros, eligen a los gestores, establecen las reglas, asignan los préstamos y recogen las devoluciones y los ahorros de los participantes.
Sin embargo, Johnson y Rogaly (1996) señalan que pocas veces son iniciativas sostenibles en el tiempo. c) Uniones de crédito. Estas instituciones, antecesoras de las actuales cajas de ahorro europeas, son conformadas por miembros de alguna asociación o personas que comparten determinados lazos (trabajadores de un sector, feligreses de una parroquia, vecinos de una comunidad), y que se agrupan para poner en común sus ahorros y proporcionarse créditos con unas tasas de interés razonables.
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Las uniones son cooperativas financieras sin ánimo de lucro, democráticas, gestionadas por sus miembros y con una fuerte vinculación con el tejido asociativo.
En los países desarrollados existen ejemplos reseñables, como la Ladywood Credit Union en los barrios marginales de Birmingham. d) Bancos comunitarios. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se trata de instituciones formales o semiformales de microfinanciamiento que abarcan a toda la comunidad en su conjunto. Normalmente se fundan con la ayuda de ONG u otras organizaciones, que capacitan en actividades financieras a algunos miembros de la comunidad. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Frecuentemente forman parte de programas de desarrollo comunitario más amplios, en los que el ahorro de la población revierte en la financiación de proyectos de generación de ingresos y otras actividades. e) Cooperativas. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Son asociaciones democráticas de personas unidas para satisfacer determinadas necesidades o aspiraciones económicas, sociales o culturales, que a veces incluyen además actividades de ahorro y financiación para sus miembros. Un ejemplo habitual son las cooperativas de campesinos, que, además de prestar servicios de comercialización, almacenamiento, etc., pueden proporcionar servicios financieros. f) Asociaciones de ahorro. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Se trata de grupos de personas unidas por determinados lazos políticos, religiosos o culturales, que llevan a cabo actividades de microfinanciamiento y ahorro, pero frecuentemente combinadas con otras actividades, como la creación de estructuras de apoyo para crear microempresas y otras iniciativas relacionadas con el trabajo. Un ejemplo son los Grupos de Autoayuda de mujeres en la India. g) Individual.
En este modelo, el microcrédito se presta directamente a un beneficiario concreto, siguiendo criterios individuales, no basándose en su pertenencia a una asociación.
En muchos casos, este sistema forma parte de un programa de crédito más amplio, en el que se proporcionan otros servicios, como los educativos.
Pero se trata de un modelo muy inusual, dado que, al no contemplarse la formación de grupos, existe una menor presión para devolver los préstamos al tiempo que no se estimula la creación del tejido social. 2) Criterios de gestión La proliferación de proyectos de microcrédito ha aumentado el riesgo de un uso inadecuado o ineficiente de los mismos, siendo éstos sus principales peligros: a) En ocasiones pueden destruir los sistemas de préstamos locales, algo probable si se cobran unas tasas de interés inferiores a las de aquéllos. b) Los proyectos de créditos y ahorro pueden no resultar sostenibles a largo plazo, sobre todo si se carece de un personal capacitado para gestionarlos adecuadamente.
C) Las actividades emprendidas gracias a los créditos pueden resultar inviables, lo cual afectaría a la tasa de reembolso de los créditos y al futuro del proyecto. Por ello, la prestación de créditos muchas veces se acompaña de un servicio de asesoramiento y seguimiento individualizado en torno a las actividades en que se invierte.
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D) Un exceso repentino de préstamos puede provocar un sentimiento de euforia que redunde en un endeudamiento excesivo de la población. Por eso, para la realización de un proyecto de microcréditos es importante tener en cuenta diferentes factores.
En primer lugar, las características socioeconómicas del contexto, como puede ser el entorno macroeconómico (por ejemplo, la tasa de inflación), la existencia o no de mecanismos financieros informales, la cultura con relación al dinero, o las pautas de gestión del dinero sobre la base de las relaciones de género.
En segundo lugar, hay que contemplar también diversos aspectos técnicos de los proyectos, entre los que Hulme (1999) y otros destacan los siguientes: a) La identificación de beneficiarios. Para mejorar la eficiencia de los proyectos de microcréditos, la mayoría de los sistemas suelen incluir la constitución de grupos de beneficiarios, puesto que éstos contribuyen a: primero, la selección de destinatarios, ya que la celebración de reuniones regulares probablemente desalentará a las personas acomodadas y dará más opciones a los más pobres; segundo, la transparencia en la gestión, generando una responsabilidad compartida y evitando posibles amiguismos en el personal de la ONG; y, tercero, unos reembolsos a tiempo, pues en las reuniones se constata quién paga y quién no, creándose una cierta presión mutua para que nadie que pueda devolver el dinero no lo haga. Algunos sistemas penalizan al conjunto del grupo si uno de sus miembros deja de pagar, pudiéndose a veces establecer un fondo para ayudarle. b) Los préstamos en metálico o en especie.
La mayoría de los proyectos proporcionan los préstamos en efectivo, pero algunas veces se conceden en especie: semillas, herramientas, ganado, material de construcción, etc.
La segunda opción puede acarrear varios problemas, como las demoras en la llegada de los materiales, la perturbación del mercado local y los altos costes (o costos, como se emplea mayoritariamente en América) de gestión.
Sin embargo, cuando estos bienes escasean en el entorno local, por ejemplo en un proceso de rehabilitación después de un conflicto o una sequía, pueden ser una opción a considerar, como en el caso de los fondos rotativos de ganado que ayudan a reconstruir los rebaños. c) Los usos de los préstamos.
Los préstamos pueden ser dirigidos o no dirigidos.
En el segundo caso se deja abierta su utilización a los fines que el tomador desee, mientras que en el primero se condicionan a ser utilizados en determinado tipo de actividades, generalmente productivas, por cuanto son las que garantizan una mejora del bienestar de la familia así como la devolución del crédito. A veces se combinan las dos opciones, concediendo créditos no dirigidos pero contemplando unas condiciones mejores para los dirigidos.
Además, con frecuencia se suelen vetar inversiones en determinadas actividades socialmente no deseables, como la fabricación doméstica de alcohol o la producción de carbón vegetal en zonas amenazadas por la deforestación. d) Las tasas de interés. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Su fijación es uno de los puntos más controvertidos en los proyectos de microcréditos. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Hoy, la mayoría de los proyectos asumen que las tasas de interés tienen que cubrir la tasa de inflación (esto es, la pérdida de valor del dinero), que en muchos países es alta, así como los costos (o costes, como se emplea mayoritariamente en España) de administración y las pérdidas por el incumplimiento de una parte de los préstamos.
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De no ser así, unas tasas de interés insuficientes harán que los fondos de los que salen los créditos vayan perdiendo su valor y que acaben extinguiéndose. A pesar de todo, la ausencia de afán de lucro permite que las condiciones sean mejores que en los bancos comerciales. e) Los calendarios de préstamos y pagos. Es necesario buscar un punto medio entre los calendarios muy estrictos y los muy flexibles.
La toma de créditos debería poder hacerse en el momento en que se necesiten, lo que en el medio rural depende de la estación agrícola.
En cuanto a las devoluciones, un criterio estricto puede generar una presión excesiva sobre los tomadores, dando lugar a la toma de nuevos créditos para reciclar los anteriores, así como a situaciones de frustración y a tensiones sociales y dentro del hogar, que perjudican sobre todo a las mujeres (Rahman, 1999). Por ello es aconsejable una cierta flexibilidad, si bien no excesiva para no amenazar la continuidad del proyecto. f) La sostenibilidad financiera y administrativa del proyecto.
La falta de ésta debe ser un objetivo siempre presente, pues aquí radica uno de los principales motivos de fracaso de estos proyectos. Una cuestión clave a este respecto es si el proyecto puede perdurar de forma autosuficiente, o si depende de subsidios proporcionados desde el exterior (subvenciones de la ONG o agencia promotora)." (1)
Microfinanza
La microfinanza es el término colectivo utilizado para describir el proceso de proporcionar financiación a las personas pobres que no tienen acceso a las instituciones financieras tradicionales, como las cooperativas de ahorro y crédito y los bancos.
La microfinanza fue defendida por Muhammad Yunus con su revolucionario experimento a comienzos de los años setenta de proveer financiamiento a personas pobres, inicialmente solo mujeres en Bangladesh.
Más tarde fundó el Grameen Bank en 1983.
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Las instituciones microfinancieras (IMF) pueden ser caracterizadas como instituciones bancarias o financieras para los pobres, ya que proporcionan pequeños préstamos y pequeños programas de ahorro. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Han surgido numerosas instituciones dedicadas a dar crédito a los emprendedores pobres, especialmente en los países en desarrollo. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Según un informe del Banco Mundial, unas 160 millones personas se benefician de los servicios de los proveedores de microfinanzas. En 2006, Brigit Helms clasificó a los proveedores de microfinanzas de la siguiente manera: Proveedores de servicios financieros informales, como prestamistas y colectores de ahorros Organizaciones de propiedad de los miembros, como grupos de autoayuda y cooperativas de ahorro y crédito Organizaciones no gubernamentales (ONGs) Instituciones financieras formales, como algunos bancos comerciales, bancos estatales, bancos de desarrollo agrícola, bancos de ahorros, bancos rurales y entidades financieras no bancarias. Desde que Helms identificó estas IMF, la tecnología ha revolucionado su alcance y escalabilidad. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho financiero y bancario, y respecto a sus características y/o su futuro): Hoy, por ejemplo, los teléfonos móviles ordinarios se pueden utilizar para procesar transacciones. Un estudio compilado por el Grupo Consultivo para ayudar a los pobres (CGAP) sugirió que las IMF han proporcionado contribuciones positivas a los hogares muy pobres al permitirles atender las necesidades básicas. El creciente uso de la microfinanciación también indica una mejora del clima económico para este segmento de los estratos económicos y, en particular, ha sido vital para mejorar la vida de las mujeres y lograr la igualdad de género. El estudio CGAP indicó que las pruebas empíricas demuestran que, entre los pobres, quienes participaron en programas de microfinanciación que tenían acceso a servicios financieros pudieron mejorar su bienestar, tanto a nivel individual como familiar, mucho más que aquellos que no tenían acceso a servicios financieros.
En Bangladesh, los clientes del Comité de adelanto rural de Bangladesh (BRAC) aumentaron el gasto familiar en un 28 por ciento y los activos en 112 por ciento.
Los ingresos de los miembros del Grameen fueron 43 por ciento más altos que los ingresos en las aldeas no programadas.
En el Salvador, los ingresos semanales de los clientes de finca aumentaron en promedio un 145 por ciento.
En la India, la mitad de los clientes de Share se graduó de la pobreza.
En Ghana, el 80 por ciento de los clientes de Freedom from Hunger tenían fuentes de ingresos secundarios, en comparación con el 50 por ciento para los no clientes.
En Lombok, Indonesia, el ingreso promedio de los prestatarios del Banco Rakyat Indonesia (BRI) aumentó en un 112 por ciento, y el 90 por ciento de los hogares se graduó de la pobreza.
En Vietnam, los clientes de Save the Children redujeron los déficits alimenticios de tres meses a un mes. La Organización Mundial de la salud estudió el impacto de las instituciones microfinancieras desde una perspectiva macro y reportó que miles de trabajadores de microfinanzas viajan a comunidades pobres para proporcionar servicios de microfinanciación, a menudo a grupos de mujeres que se reúnen regularmente durante meses y años para reembolsar préstamos y ahorros de depósitos.
Muchas instituciones de microfinanzas en África, Asia y Latinoamérica ya ofrecen con éxito servicios más allá de las microfinanzas, incluyendo la capacitación en administración financiera y de negocios. Un número creciente también ofrece servicios relacionados con la salud, tales como educación, atención clínica, financiamiento de la salud (préstamos, ahorros y seguro de salud) y estableciendo vínculos con los proveedores de salud públicos y privados para facilitar el acceso a la salud.
Tema: derecho-a-la-salud. Se trata de una vasta infraestructura privatesector de prestación de servicios, que se autofinancia principalmente por intereses en préstamos. Ha habido varias críticas sobre el impacto de las IMF. Algunos afirman que las IMF y su éxito han ayudado a absolver a los gobiernos de su responsabilidad de desarrollar infraestructuras adecuadas en salud pública, bienestar social y educación.
Como ha señalado Microfinanceinfo.com, algunos dudan de que las microfinanzas realmente tienen un impacto en la pobreza.
Otros describen el microcrédito como una privatización de los programas de red de seguridad pública.
También hay preocupaciones de que algunas instituciones microfinancieras han cobrado tasas de interés excesivas. Algunos estudios de programas de microfinanzas han encontrado que las mujeres son utilizadas como agentes de recolección para sus esposos e hijos, de tal manera que los parientes varones disfrutan de los ingresos mientras las mujeres soportan el riesgo crediticio.
En algunos casos, los prestatarios se vuelven dependientes de microcréditos en lugar de inversiones para gastos de subsistencia regulares. Un informe de Microfinanceinfo.com conjeturaba que el debate clave sobre las microfinanzas es si debería centrarse en mejorar el bienestar o la sostenibilidad financiera.
Detalles
Los dos enfoques diferentes suelen denominarse "préstamos para la pobreza" o "el enfoque welfarist" y "el enfoque institucional" o "enfoque del sistema financiero". El enfoque welfarist podría, por ejemplo, proporcionar al cliente educación y salud, mientras que los institucionales se centran principalmente en los servicios financieros, razonando que solo con un enfoque total en la sostenibilidad financiera se puede satisfacer la enorme demanda.
Las IMF que toman el enfoque welfarist incluyen el Banco Grameen y la banca mundial (o global) de la mujer.
Tema: estudios-de-la-mujer. Autor: Williams
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Recursos
A continuación, ofrecemos algunos recursos de esta revista de derecho empresarial que pueden interesar, en el marco de la teoría y práctica del derecho bancario y financiero, sobre el tema de este artículo.
Notas
Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al Desarrollo (Néstor Zabala)
Véase También
Financiamiento basado en deuda, equidad y deuda, género y adquisición de recursos, preferencias de género y de la industria, género y desempeño, globalización, negocios en el hogar, motivación y género, capital social, emprendimiento social, inteligencia social, Redes sociales, desarrollo sustentable, emprendimiento de la mujer, emprendimiento de las mujeres: mejores prácticas
Bibliografía
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