Objetivos del Banco Mundial o Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF)
Este artículo es una ampliación de la información sobre derecho financiero, en esta revista de derecho corporativo. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco de los aspectos jurídicos financieros, sobre este tema. Te explicamos, en relación a los principios, prácticas y normas jurídicas financieras y bancarias, qué es, sus características y contexto.
Objetivos y Funcionamiento del Banco Mundial o Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento: su Historia
Tema: home-historia. Nota: para los períodos anteriores, véase un resumen de la Historia del Banco Mundial. La transición de reconstrucción a desarrollo abrió una ventana por la cual podemos ver la aparición de nuevas perspectivas e ideas sobre el desarrollo que retaban la perspectiva unidimensional de las directivas del Banco. Kapur, Lewis y Webb se refirieron a esto como “grietas en el mármol” (1997, p. 130).
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Desde el interior, el Banco generaba opiniones diferentes a las del modelo de “préstamos directamente productivos” y esto contaminaba la supuesta integridad de pensamiento y acción del mismo. El momento de crisis, cuando la tensión entre las diferentes perspectivas llegó al tope, es descrito por el caso específico pero ejemplar del trabajo del Banco en Colombia. A la postre, la ventana se cerró tras la expulsión o la normalización de las posiciones incompatibles. Aunque el debate entre distintas opciones continuó después de 1952, y Paul Rosenstein-Rodan siguió en el Banco otros dos años, la reorganización de 1952 tuvo un importante papel.
La eliminación del Departamento Económico, su reducción a un trabajo de asesor, señaló inequívocamente el deseo de la administración de frenar las fuerzas que percibía como centrifugas. Por supuesto que en una organización compleja en continuo crecimiento, los procesos tienen su inercia y los cambios no se dan de la noche a la mañana.
Sin embargo, la reorganización de 1952 indicaba el final de la temporada.
La temporada que comenzó en 1952 se caracterizó por una gran continuidad y estabilidad bajo la dirección de Eugene Black, cuya presidencia sigue siendo la más larga en la historia de la institución.
Analizar los años previos a 1952 nos permite entender las raíces del poder posteriormente demostrado por Black y su estable mandato. Era un poder forjado, al menos parcialmente, por el conflicto con posiciones que –en palabras de Roy Harrod– trataban de “alejarse de la precaución ortodoxa en dirección a algo más aventurero” (Harrod, 1951, p. 580). Así mismo, mi análisis ayuda no solo a entender las fortalezas de esa larga temporada sino también a revelar una razón fundamental de la posterior crisis del Banco. Esa fortaleza y el creciente éxito en el manejo de préstamos impidió que el Banco reconociera, quince años después, el fracaso de las esperanzas que había creado la primera temporada de la economía del desarrollo para los países en desarrollo. El fracaso de las esperanzas de un mayor bienestar como resultado de los esfuerzos por promover el crecimiento en la década de 1950, un fracaso que se hizo incuestionable en los años sesenta, era de doble cara. Por una parte, se vio expuesto por una serie de promesas vacías: la mejoría en el bienestar de los más pobres, que eran el objeto de dichas políticas, no se dio; la tasa de desempleo aumentó en muchos países, y los beneficios del crecimiento eran más desequilibrados de lo esperado. Por otra parte, el fracaso también fue revelado por las dramáticas y no esperadas consecuencias de políticas que se creían virtuosas. Albert Hirschman recordaba que “[Iba] aumentando la creencia de que el esfuerzo por lograr el crecimiento tenga éxito o no, conlleva unos efectos políticos calamitosos en la esfera política, que pueden ir desde la pérdida de las libertades democráticas a manos de regímenes autoritarios y represivos hasta la completa violación de los derechos humanos elementales” (Hirschman [1979] 1981c, pp. 130). Estas señales de la “futilidad” y “perversidad” de las políticas que buscaban el crecimiento afortunadamente no tomaron la forma de retórica reaccionaria, o sea, retórica que desanimaría una intervención considerada inútil o peligrosa (Hirschman, 1991).
Indicaciones
En cambio, generaron una generalizada necesidad de revisión y discusión.
Hans Singer escribió que, en los años cincuenta: "el desarrollo económico se convirtió en un gran sector de crecimiento en las ciencias económicas.
En el arrebato de entusiasmo, los economistas tendieron a pensar en términos de modelos económicos de crecimiento. Esos fueron los grandes días de la fórmula Harrod-Domar, de tasas de rendimiento (véase una definición en el diccionario y más detalles, en la plataforma general, sobre rendimientos) de capital promedio y crecientes, de tasas de ahorro e inversión, de cerrar y ampliar las brechas en el producto nacional bruto (PNB).
Pero luego llegaron los días de la desilusión.
Las dudas sobre si todo era tan simple comenzaron a invadirlos. ¿Cuál era el significado de las brechas de PNB cuando el concepto de PNB se aplicaba a países con economías de subsistencia? […] El problema de los países subdesarrollados no es solo el crecimiento, sino el desarrollo. El desarrollo es crecimiento más cambio; el cambio, a su vez, es cultural, social y económico, y cualitativo tanto como cuantitativo. El concepto clave debe ser la mejoría en la calidad de vida de las personas (Singer 1965, pp. 3 y 5). Mientras el mundo científico y académico discutía estos problemas (David Morse, director general de la OIT durante 22 años, hablaba de “derrocar el PNB” (1971, p. 7), el Banco Internacional perseveraba en la línea impuesta por Black y Garner a principios de la década de 1950. Woods hizo una tentativa de abrirse a préstamos que anteriormente no habrían sido aprobados, pero únicamente porque el Banco fue forzado –por razones políticas– a reinvertir sus ingresos que todo el mundo consideraba excesivos. Pero, en general, el Banco iba rezagado de la confusión y los estudios que se daban en el campo de la economía del desarrollo. Sólo con la llegada de Robert McNamara, el quinto presidente del Banco (1968-1981) y el primer administrador político en dirigirlo, el Banco intentó ponerse al día con las nuevas fronteras del desarrollo. El Banco asumió el estudio e implementación de políticas directamente relacionadas con la lucha contra la pobreza y préstamos que tenían un “sesgo hacia la pobreza” y ya no solamente “directamente productivos”.
Los frutos más obvios de este cambio de perspectiva fueron la estrategia de Redistribución con crecimiento (Chenery et al. [1974] 1976) y, más tarde, la estrategia de necesidades básicas (lanzada por la OIT [1976, 1977] y adoptada por el Banco). (Véase particularmente Streeten et al. ([1981] 1986).) Aunque nacida de una iniciativa de Lord Keynes y los pensadores del New Deal, desde el principio el Banco tuvo una fuerte huella cultural que puede ser rastreada a los círculos conservadores y republicanos de las finanzas estadounidenses. Esto explica sus persistentes actitudes conservadoras sobre los problemas del desarrollo y las políticas con respecto a los países en desventaja. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Sin embargo y como lo demuestra mi investigación, durante sus primeros años el Banco estuvo expuesto a diferentes puntos de vista que trataban más estrechamente las complejas realidades económicas y sociales de los países menos desarrollados. A pesar de eso, el Banco rechazó estos puntos de vista y se distanció activamente de ellos. Los ecos de estas discusiones al interior de la institución casi habían desaparecido cuando, a mediados de los años sesenta, el debate interno del desarrollo económico enfatizó la necesidad de aproximaciones complementarias al crecimiento económico. El Banco había olvidado sus antiguos estudios sobre temas de desarrollo y, por eso, era incapaz de adaptarse rápidamente a las nuevas demandas. El exitoso perfil adquirido por el Banco durante la larga presidencia de Black impidió a la institución entender y enfrentar los cambios que se daban a su alrededor. Nunca te pierdas una historia sobre derecho bancario y financiero, de esta revista de derecho empresarial:
Su éxito era la causa de su incapacidad de cambio.
Cuando posteriormente el Banco descubrió que estaba rezagado de los tiempos, reaccionó para recuperar su ventaja. Este movimiento oscilatorio, de la vanguardia de la disciplina a la retaguardia y viceversa, no es exclusivo de este período de la institución.
Pormenores
Por el contrario, es un mecanismo que puede verse en otras décadas y que puede ayudar a explicar los altibajos de los sesenta años de historia del banco. Fuente: traducción de "The Political Economy of the World Bank: The Early Years", escrita originalmente por M. Alacevich