Política Comercial
La política comercial estadounidense es fruto del compromiso, e incluso del enfrentamiento, entre el Congreso y el Presidente, y ha sufrido numerosos giros de 180 grados. En comparación, las opciones de la UE parecen más estables en el tiempo, pero tam
La Política Comercial
Este artículo es una ampliación de la información sobre derecho y economía en esta revista de derecho empresarial. Examina el concepto y todo sobre la política comercial. Te explicamos, en el marco de la economía y el derecho, qué es, sus características y contexto.
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¿Cómo se define? Concepto de Política comercial
Véase la definición de Política comercial en el diccionario. La noción de política comercial es un objeto transdisciplinar que ha recibido considerable atención entre economistas, politólogos, especialistas en relaciones internacionales y sociólogos que tratan de comprender sus orígenes, naturaleza y resultados. Su conceptualización ha cambiado en función de la evolución teórica de cada una de las disciplinas que la nutren: el auge del neoinstitucionalismo y la economía política internacional son sólo dos de los principales subcampos que han contribuido a enriquecer las teorías de la política comercial. A nivel empírico, la propia definición de política comercial siempre ha estado supeditada a la historia de la economía mundial. Así, la naturaleza cambiante y la importancia cada vez mayor del comercio internacional en los últimos 50 años han renovado las controversias en torno a las ramificaciones económicas, sociales y medioambientales de la política comercial y, más en general, en torno a la evolución de la relación entre los mercados y los Estados bajo las nuevas limitaciones de la globalización.
Política Comercial
La teoría del comercio internacional y la política comercial es una de las ramas más antiguas del pensamiento económico. Desde la época de los antiguos filósofos griegos, ha existido una visión dual del comercio: el reconocimiento de los beneficios del intercambio internacional combinado con la preocupación de que ciertas industrias nacionales (o los trabajadores, o la cultura) se vieran perjudicados por la competencia extranjera. En función de la importancia concedida a los beneficios globales del comercio o a las pérdidas de los perjudicados por las importaciones, los distintos analistas han llegado a conclusiones diferentes sobre la política comercial deseada y la conveniencia del libre comercio.
Subvenciones
El Estado puede pagar una subvención a determinadas empresas nacionales, lo que tiene como efecto reducir sus costes y aumentar el volumen producido. Este tipo de subvención forma parte de la política comercial si las empresas subvencionadas producen bienes que compiten con los bienes importados o exportan parte de su producción. Por lo tanto, hay que distinguir entre las subvenciones a la producción de bienes que compiten con las importaciones y las subvenciones a la exportación. Las primeras tienen por efecto reducir las importaciones, como los derechos de aduana. Las subvenciones a la exportación estimulan las exportaciones, aumentan los beneficios de las empresas exportadoras y corren a cargo del contribuyente nacional. Ambos tipos de subvenciones están, en principio, prohibidos por la OMC, que puede por tanto autorizar a los países víctimas de subvenciones extranjeras a la exportación a tomar medidas de represalia (medidas contingentes en forma de derechos compensatorios). En agricultura, los dos principales productores mundiales (la UE y Estados Unidos) siguen subvencionando sus exportaciones directa o indirectamente (ayudas a los agricultores), a pesar de las presiones de algunos países emergentes (que quieren exportar más) o muy pobres (que quieren preservar su producción nacional). Los compromisos contraídos en el seno de la OMC deberían conducir a una reducción masiva de las subvenciones a la exportación, seguida de su supresión total, en principio en el decenio 2010-2020. La reforma de la Política Agrícola Común (PAC) de la UE es un paso en esta dirección: el apoyo global que recibe la agricultura europea (en forma de subvenciones a la exportación y ayudas directas) representa actualmente sólo el 22% de la renta de los agricultores. 100% de la renta de los agricultores en 2008-2010, frente al 39 El 100% en 1986-1988. El objetivo de la OMC no es sólo suprimir estas subvenciones, sino también reducir masivamente las ayudas directas, lo que obligaría a Estados Unidos a abandonar su política agrícola, en gran medida tan proteccionista como la europea. Además, hay muchas formas de ayuda que son una especie de subvención encubierta a la exportación: ayudas a la prospección de mercados extranjeros, garantías de riesgo a la exportación, seguros para cubrir a los exportadores contra las pérdidas de cambio. Este tipo de ventajas se denuncian a veces con éxito ante la OMC. Por ejemplo, el sistema de desgravaciones fiscales concedidas por Estados Unidos a determinadas filiales situadas en el extranjero para permitirles exportar en mejores condiciones fue objeto de una denuncia de la UE en 2002 ante el Órgano de Apelación de la OMC, que falló a su favor.
Las instituciones
La política comercial estadounidense es fruto del compromiso, e incluso del enfrentamiento, entre el Congreso y el Presidente, y ha sufrido numerosos giros de 180 grados. En comparación, las opciones de la UE parecen más estables en el tiempo, pero también más ambiguas. China, nueva potencia económica, pone su política comercial al servicio de su objetivo de crecimiento. Se supone que las normas del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y luego de la OMC proporcionan un marco para estas prácticas nacionales, a menudo dispares.
El papel del Presidente y del Congreso en Estados Unidos
Desde la independencia y a lo largo del siglo XIX, el Congreso estadounidense impuso su propio enfoque, basado en la necesidad de proteger las actividades del país y aislarlo, al menos comercialmente, del resto del mundo. Durante la Gran Depresión de los años treinta, el proteccionismo estadounidense alcanzó su punto álgido, con aranceles medios a la importación que oscilaban entre el 40% y el 47% según el año. Pero esta década también estuvo marcada por dos nuevas orientaciones establecidas en una ley aprobada en 1934: el fin del aislacionismo, que se plasmó en acuerdos comerciales bilaterales, y la concesión de mayores poderes al Presidente para negociar con países extranjeros. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue principalmente el Presidente quien dirigió las negociaciones para la creación del GATT y luego durante los ciclos de liberalización comercial de los años cincuenta y sesenta. Cuestión Aparte: ▷ GATT y Antidumping" box_color="#242256. El sistema del GATT permitía a los países imponer restricciones antidumping a las importaciones de productos vendidos a precios bajos (objeto de dumping) si tales importaciones causaban un perjuicio a la industria nacional que competía con las importaciones. En la actualidad, el antidumping es utilizado por un amplio abanico de economías de renta alta y emergentes. Antes de la década de 1990, sólo cuatro economías -Australia, Canadá, la CEE y Estados Unidos- recurrían a las restricciones antidumping a la importación con cierta regularidad.ch En la década de 1980, por ejemplo, Estados Unidos empezó a recurrir al antidumping con mayor frecuencia para hacer frente al crecimiento de las importaciones en diversos sectores procedentes de Japón, así como de otras economías de reciente industrialización de Asia oriental, como Corea y Taiwán. (Fin de la cuestión aparte) En los años setenta se produjo un giro. Ante el auge de los nuevos países industriales de Asia y Japón, Estados Unidos adoptó medidas proteccionistas unilaterales. Las funciones del Presidente y del Congreso se redefinieron con la introducción del procedimiento acelerado en 1974: los acuerdos comerciales negociados por el Presidente debían ser ratificados por el Congreso en un plazo breve y sin posibilidad de enmienda por su parte, con el fin de limitar el margen de maniobra del Presidente y, al mismo tiempo, la posibilidad de que el Congreso bloqueara el acuerdo. Los acuerdos que concluyeron la ronda Tōkyō del GATT en 1979 fueron ratificados de esta manera. A partir de entonces, la política comercial estadounidense se basó en tres pilares: el proteccionismo unilateral, reflejo del activismo de los grupos de presión en el Congreso; la participación en negociaciones multilaterales en el marco del GATT y luego de la OMC para defender los intereses estadounidenses; y la búsqueda de acuerdos con socios privilegiados, en particular mediante la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que desde 1994 reúne a Canadá, Estados Unidos y México para crear una vasta zona de libre circulación de mercancías y capitales. A través de estas alianzas comerciales regionales o bilaterales, Estados Unidos busca ventajas económicas, pero también pretende exportar su modelo político, el de la democracia liberal. Así pues, las alianzas se establecen con países políticamente aceptables, especialmente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001. Una ley de 2002 introdujo barreras para proteger los sectores sensibles desde el punto de vista de la seguridad y limitó el margen de maniobra del Presidente mediante la Autoridad de Promoción Comercial (TPA), que sustituyó a la vía rápida y reforzó el control del Congreso sobre la fase de negociación de los acuerdos. La falta de avances en las negociaciones multilaterales de la Ronda de Doha, iniciadas por la OMC en 2001, está contribuyendo a esta vuelta al bilateralismo.
Las instituciones de la Unión Europea
Los gobiernos de los países miembros de la Comunidad Europea, que se convirtió en la Unión Europea (UE) en 1993, acordaron delegar algunas de sus competencias, sobre todo en materia de comercio exterior, en las instituciones europeas, que comprenden la Comisión Europea, el Consejo de Ministros, el Parlamento Europeo y el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. La Comisión de Bruselas propone reglamentos y directivas al Consejo de Ministros y vela por su aplicación si el Consejo los aprueba. El Comisario de Comercio es responsable de preparar la política comercial y de las negociaciones con otros países o en la OMC. Sin embargo, en el seno de la OMC, cada país sigue siendo miembro y, como tal, dispone de un voto. Por ello, los gobiernos de los Estados miembros se esfuerzan por presentar un frente unido, aunque ello no excluye ciertas divergencias en la corriente ascendente que generan tensiones. De hecho, las posiciones de los distintos países respecto a la apertura son muy diferentes. A los partidarios del liberalismo (Alemania, Países Bajos, Dinamarca, Reino Unido - miembro de la UE hasta 2020) se oponen los que quieren más protección (Francia, España, Italia, Portugal, Grecia), y esta divergencia ralentiza el proceso de toma de decisiones. Esta debilidad está ligada a la ausencia de un verdadero proyecto político, a pesar de que la UE es la primera potencia comercial del mundo. Cuestión Aparte: ▷ Política comercial en una pequeña economía abierta competitiva" box_color="#242256. Concebir criterios de política comercial que sean universalmente válidos es una tarea de enormes proporciones, por lo que tiene sentido empezar con un caso de referencia sencillo. El punto de partida clásico es una economía competitiva -los consumidores individuales y las empresas no pueden influir en los precios nacionales- y pequeña -la economía en su conjunto no puede influir en los precios mundiales-. El libre comercio debe maximizar la renta nacional real, ya que elimina la restricción que exige una correspondencia exacta entre la producción nacional y las pautas de consumo. La especialización de la producción aumenta el valor de la producción agregada a precios mundiales, mientras que los consumidores se benefician al poder comprar al proveedor más barato del mundo. Sin embargo, los individuos son a la vez consumidores y receptores de ingresos, y las ganancias agregadas pueden ocultar grandes cambios en la distribución interna de la renta. La casi certeza de que habrá algunos perdedores está implícita en el teorema de Stolper-Samuelson. Éste se formuló originalmente para un modelo especial, en el que predice que la protección aumentará los salarios reales (por lo que la liberalización del comercio los reducirá) si las importaciones utilizan mano de obra de forma relativamente intensiva. En términos más generales, la lógica del teorema implica que casi siempre hay algunos propietarios de factores que perderán con una reducción de las barreras comerciales. Obviamente, este será el caso de los factores que son específicos (aunque sólo sea a corto plazo) de los sectores que compiten con las importaciones. A pesar de los perdedores, la existencia de ganancias nacionales del comercio garantiza que el "bienestar agregado" debe aumentar, lo que significa que sería posible gravar algunas de las ganancias de los ganadores, compensar a los perdedores y no dejar a nadie en peor situación. El libre comercio es, pues, el arquetipo de una situación potencialmente eficiente de Pareto o simplemente "eficiente" (confusamente, el término tiene un sentido más preciso que en el lenguaje común). El mismo resultado es válido incluso si el gobierno tiene poderes impositivos y de gasto limitados, y sólo puede redistribuir la renta mediante cambios en los impuestos sobre los productos básicos (o "indirectos"). Por supuesto, todo esto es un pobre consuelo para los perdedores si la compensación no se lleva a cabo realmente. No obstante, los teóricos del comercio tienden a hacer hincapié en las ganancias de eficiencia y prefieren intentar diseñar programas de asistencia al ajuste para ayudar a los perjudicados en lugar de recomendar que se renuncie a las ganancias nacionales. En este sentido, están motivados por la división profesional del trabajo (las pérdidas de determinados grupos exigen cambios en el sistema fiscal y de bienestar social, no protección), y por la creencia de que los pobres rara vez se benefician de un comercio muy restringido, más que por falta de corazón. Por las mismas razones, el resto de este artículo se centra en los efectos de la liberalización del comercio sobre el bienestar agregado, y no repetirá estas salvedades esenciales sobre sus consecuencias distributivas. Aunque los argumentos a favor del libre comercio son claros, la mejor manera de avanzar hacia él puede no serlo (salvo en el caso trivial de que sólo exista un arancel). Abolir todos los aranceles a la vez es poco probable que sea políticamente factible. Se dispone entonces de dos reglas de liberalización comercial fragmentaria. La primera es la regla de la reducción uniforme: reducir todos los aranceles en una cantidad equiproporcional. Desde un punto de vista heurístico, este tipo de reforma no modifica los tipos arancelarios relativos, por lo que es "como si" sólo existiera un tipo arancelario único, que se reduce progresivamente. De ahí que no sea sorprendente que (casos patológicos aparte) garantice una mejora del bienestar. La segunda es la regla de la concertina: reducir el tipo arancelario más alto. Una condición suficiente para que esto aumente el bienestar es que el bien en cuestión sea un sustituto de todos los demás bienes sujetos a aranceles. Sin embargo, la sustituibilidad no es necesaria. Por ejemplo, si todos los bienes sujetos a aranceles son complementos entre sí, entonces una reducción de cualquier arancel (no sólo del más alto) aumenta las importaciones de todos los bienes sujetos a aranceles y se garantiza de nuevo un aumento del bienestar. Por último, la regla de la concertina no justifica el aumento del arancel más bajo, a menos que todas las exportaciones estén subvencionadas a tipos más altos: sólo el aumento de la distorsión más baja garantiza una ganancia de bienestar. Este debate ilustra la distinción entre la economía del bienestar de "primer mejor" y la de "segundo mejor". Las recomendaciones políticas son más complicadas en este último caso, cuando no pueden suprimirse algunas distorsiones preexistentes. No obstante, se aplica un principio general: deben fomentarse las actividades que, desde el punto de vista del bienestar, son insuficientes en ausencia de intervención, y viceversa. Una regla empírica afín, con muchas aplicaciones útiles en la elaboración de políticas prácticas, es el principio de focalización: la intervención debe aplicarse lo más cerca posible del objetivo deseado, ya sea para compensar una distorsión inamovible o para alcanzar un objetivo "no económico" (como restringir las importaciones de determinados tipos de bienes o proteger industrias consideradas esenciales para la independencia cultural o la seguridad nacional). Desde esta perspectiva, la política comercial rara vez es el mejor instrumento. Por ejemplo, si existe un salario mínimo en el sector que compite con las importaciones, la protección puede aumentar el bienestar porque compensa parcialmente el salario mínimo. Pero otras formas de intervención, como las subvenciones al empleo o a la producción, tendrían el mismo efecto con un menor coste de bienestar. (Fin de la cuestión aparte) La UE protege sus actividades mediante el Arancel Exterior Común (AEC), que, a principios del siglo XXI, alcanzó una media del 3,8% en la industria. A principios del siglo XXI, el tipo medio era del 3,8% en la industria (3,2% en Estados Unidos) y del 15% en la agricultura (5,5% en Estados Unidos). Desde 1994, la UE dispone del Reglamento sobre obstáculos al comercio (ROC), que le permite realizar investigaciones y comprobaciones sobre las prácticas de terceros países, que pueden desembocar en medidas antidumping. Aunque la UE no rehúye estas medidas, sólo es el tercer usuario, por detrás de India y Estados Unidos. El Parlamento Europeo, elegido por sufragio universal, tiene desde hace tiempo un papel esencialmente consultivo. Desde el Tratado de Lisboa (2009), puede aprobar o rechazar acuerdos comerciales y, al votar el presupuesto, dirigir la Política Agrícola Común, elemento central del sistema europeo de protección. En principio portavoz del interés general, el Parlamento, al igual que la Comisión, no es inmune a las presiones de los grupos de presión. El Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas dirime los litigios, sobre todo comerciales, entre nacionales de los Estados miembros y nacionales de terceros países. Su jurisprudencia contribuye a definir la política de la UE, sobre todo en lo que respecta a la evaluación de si las empresas extranjeras practican dumping y la elección de medidas antidumping.
China: apertura y estatismo
La adopción por China de una economía de mercado en 1978 vino acompañada de una apertura al exterior. Pero ésta se produjo bajo el estrecho control del Estado, de hecho del Partido Comunista, que veía en el intercambio de bienes y capitales con el extranjero un medio de fomentar el crecimiento. El camino emprendido por China es muy similar al de Japón, donde, desde 1945 hasta principios de los años 90, la política comercial estuvo vinculada a la política industrial, dirigida a su vez por el MITI (Ministerio de Comercio Exterior e Industria). El MITI dirigía y promovía las importaciones de tecnología japonesa, seleccionaba los sectores prioritarios y organizaba la competencia entre las empresas nacionales. El gobierno chino acoge una gran cantidad de inversiones extranjeras directas, sobre todo en zonas de libre comercio o Zonas Económicas Especiales (ZEE), el 80% de cuyo comercio es de perfeccionamiento. La entrada de China en la OMC en 2001 le obliga a proseguir el proceso de reducción de sus barreras aduaneras, iniciado en 1978, y le da acceso a los mercados de los países desarrollados. De alrededor del 50% en los años ochenta, la tasa media de protección aduanera de China bajó al 15,6% en 2001 y al 9,6% en 2002. 100% en 2001 y a 9,6 p.. 100% en 2011. Pero persisten otras formas de protección: cuotas de importación y exportación, comercio de Estado, subvenciones y ayudas públicas e infravaloración del yuan. Convertida en el primer exportador mundial, China es acusada por sus socios de prácticas desleales y falsificación, y es uno de los países objeto de acciones antidumping.
GATT y OMC
El GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), acuerdo comercial que vinculaba a un número creciente de países, constituyó el marco de las políticas comerciales exteriores de las grandes potencias de 1947 a 1995. Desde 1995, ha sido sustituido por la OMC, que en enero de 2013 contaba con 157 miembros (Rusia fue admitida en 2012), que representan más del 95% del comercio mundial. El 100% del comercio mundial. Los principios en los que se basa la OMC son los mismos que los establecidos en los textos fundacionales del GATT. Las partes contratantes deben aceptar la reciprocidad (intercambio de concesiones), otorgar a todos los signatarios las mismas concesiones (cláusula de nación más favorecida) y aplicar a los productos importados los mismos impuestos y normas que a los productos nacionales (cláusula de trato nacional). A través de rondas periódicas de negociaciones comerciales multilaterales, el GATT ha permitido lograr una reducción coordinada de determinadas barreras al comercio, principalmente las barreras aduaneras entre países desarrollados. El índice del tipo medio de protección aduanera de los productos industriales a escala mundial pasó de 100 en 1946 a 8 en 1980. Cuestión Aparte: ▷ Reforma de la política comercial y compromiso" box_color="#242256. Las reformas de la política comercial - y otros tipos de reforma - se ven a menudo obstaculizadas por la expectativa de que puedan revertirse. La adaptación a la reforma suele implicar inversiones, pero éstas no se realizarán a menos que los inversores confíen en que la reforma persistirá. Estos problemas se mitigan si un país dispone de un "mecanismo de compromiso" que garantice que la reforma será duradera, y la pertenencia a un MIR puede, en algunas circunstancias, proporcionar dicho mecanismo (Fernández y Portes, 1998). El mecanismo de compromiso funciona de forma más evidente en el caso de la política comercial: la adhesión exige que se reduzcan los aranceles con los países miembros, y es probable que el incumplimiento de la liberalización interna acordada conlleve rápidas represalias por parte de los países socios. Sin embargo, se ha argumentado que los APR son valiosos como mecanismos de compromiso para una gama mucho más amplia de medidas. Aunque el TLCAN se refería ostensiblemente a la política comercial, una parte importante de su motivación fue el deseo de los gobiernos mexicano y estadounidense de consolidar la amplia gama de reformas económicas que el gobierno mexicano había emprendido en los años anteriores. Los Artículos del Acuerdo de la UE con los candidatos a la adhesión de Europa del Este son explícitos a la hora de promover "la plena integración en la comunidad de naciones democráticas". Y se atribuye a la intervención de otros países del Mercosur el haber evitado un golpe militar en Paraguay en 1996 (Survey on Mercosur, The Economist, 12 de octubre de 1996). Paradójicamente, se sugiere incluso que el valor de un RIA como mecanismo de compromiso es mayor en áreas distintas de la política comercial, porque ya existe una forma de comprometerse a reducir los aranceles: las consolidaciones arancelarias del GATT/OMC. (Fin de la cuestión aparte) La primera crisis del petróleo, en 1973, marcó el retorno de políticas más proteccionistas por parte de Europa y Estados Unidos, que, las más de las veces sin concertación alguna en el seno del GATT, levantaron barreras para proteger sectores amenazados por la competencia extranjera, a menudo asiática (textil, siderurgia, automóvil, electrónica). En este contexto de tensiones comerciales y escaso crecimiento, la última ronda del GATT, la Ronda Uruguay, se inició en 1986 y culminó con el Acuerdo de Marrakech en 1994. El Acuerdo de Marrakech incorporó al proceso de liberalización sectores que hasta entonces habían estado excluidos: el textil, la agricultura y los servicios. También establece nuevas normas sobre dumping, antidumping y subvenciones, e introduce la protección de la propiedad intelectual para luchar contra la falsificación. Por último, mejora considerablemente la eficacia del procedimiento de solución de diferencias y crea una nueva institución, la OMC, para sustituir al GATT, que era un mero acuerdo renovable. La aceptación de estas nuevas normas obliga a los países miembros, en principio, a reducir ciertas barreras, sobre todo en el sector agrícola, y a someterse a las decisiones del Órgano de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC en caso de litigio. De hecho, muchos gobiernos tardan en adoptar políticas comerciales que cumplan estas normas. En particular, la reducción de la protección de las importaciones y de las subvenciones a las exportaciones agrícolas está planteando grandes problemas a la UE, que se ve obligada a reducir gradualmente la parte de las subvenciones de la PAC en los ingresos de los agricultores. La consecución de los objetivos de la OMC en este ámbito obligaría también a Estados Unidos a abandonar casi totalmente las subvenciones masivas que distribuye al sector agrario. Por otra parte, la OMC es vehementemente criticada por los representantes de la sociedad civil, que la acusan de querer someter todas las actividades, sobre todo los servicios, a la ley del beneficio, y de desatender los intereses de los países más pobres. Esta reacción, especialmente evidente en las conferencias de la OMC de Seattle (1999) y Cancún (2003), complica las opciones de política comercial de los gobiernos de los países de la OCDE, que intentan no disgustar a su electorado aceptando al mismo tiempo ciertas concesiones exigidas por la OMC. La OMC intenta borrar su imagen de único representante de los intereses de los países ricos. Por ello, el principal objetivo de la Ronda de Doha, iniciada en 2001, es promover el desarrollo de los países más pobres a través del comercio. Pero las tensiones entre países industrializados y en desarrollo, principalmente en torno a cuestiones agrícolas, y, desde 2007-2008, la crisis financiera y macroeconómica, han obstaculizado profundamente el proceso de negociación comercial y han debilitado aún más a esta institución tan denostada por la sociedad civil. En este contexto, no es en absoluto seguro que la OMC pueda seguir cumpliendo su misión, sobre todo teniendo en cuenta que a principios del siglo XXI han proliferado los acuerdos comerciales preferenciales, en virtud de los cuales los signatarios acuerdan ventajas mutuas específicas al margen del proceso multilateral de la OMC.
Análisis económico de las políticas de comercio exterior
En principio, la apertura es una fuente de beneficios para todos los socios, que pueden utilizarla para potenciar sus ventajas exportadoras y permitir que sus consumidores y empresas se beneficien de bienes importados a bajo precio. Para los partidarios del libre comercio, la política comercial óptima sería, por tanto, abstenerse de cualquier forma de ayuda y aceptar una competencia exterior sin restricciones. Por el contrario, la historia de las relaciones económicas internacionales demuestra que los gobiernos intervienen para limitar las importaciones en sectores sensibles y ayudar a las industrias exportadoras. Estas intervenciones pueden decidirse unilateralmente o ser el resultado de un proceso de cooperación, a partir del cual se negocian concesiones, ya sea bilateralmente o en un marco regional o multilateral más amplio. En todos los casos, estas prácticas se apoyan en análisis que utilizan los conceptos de una ciencia económica en evolución.
Mercantilismo bilateral y proteccionismo educativo
Una política económica autónoma es aquella que un Estado elige libremente, por iniciativa propia, y que puede modificar cuando lo desee. Este unilateralismo aparece en su forma extrema en el movimiento mercantilista. Éste dominó el pensamiento y la política económica europea entre los siglos XV y principios del XVIII. Se basaba en la idea de que la riqueza de las sociedades no dependía de la producción de objetos materiales, sino de la acumulación de metales preciosos. Estos últimos sólo podían adquirirse si un país tenía superávit en su balanza comercial, lo que implicaba una política draconiana de limitación de las importaciones y concesión de todo tipo de ayudas estatales a los sectores exportadores. Este unilateralismo se contrapone a la política comercial convencional, basada en acuerdos internacionales, bilaterales o multilaterales. En la práctica, la primera puede servir de preludio a la segunda, a medida que los gobiernos toman conciencia de las ventajas del "toma y daca". Durante la primera revolución industrial, se estableció una política comercial convencional que marcó el abandono de los conceptos mercantilistas, al menos por parte de algunos países. A finales del siglo XVIII y sobre todo entre 1860 y 1914, los países europeos firmaron acuerdos bilaterales para reducir o incluso eliminar las barreras a las importaciones. Tal fue el caso del acuerdo entre Francia y el Reino Unido firmado en 1860. Esta creencia en las virtudes del bilateralismo se basa en la teoría de las ventajas comparativas de David Ricardo, según la cual el comercio siempre reporta beneficios mutuos. Sin embargo, no todos los países aceptan la apertura tan fácilmente. En aquella época, Estados Unidos y Alemania eran más bien proteccionistas, aplicando la doctrina del proteccionismo educativo de Friedrich List, según la cual un país sólo puede despegar si está protegido por derechos de aduana. El mismo argumento se utiliza hoy para justificar la protección de los países en desarrollo. La actitud cerrada adoptada durante la crisis de los años 30, en particular por las grandes potencias, que adoptaron todas medidas restrictivas, no hizo sino agravar la crisis: entre 1929 y 1932, la producción mundial cayó un 20% y el comercio mundial un 40%. Pero este proteccionismo no puede pretender ser educativo, ya que fue introducido por economías en plena madurez. Refleja simplemente el hecho de que cada gobierno teme ver agravarse el desempleo si acepta importar. Así que cada gobierno se aísla, arrastrando a toda la economía mundial a una espiral de recesión. Al poner de manifiesto los efectos catastróficos del proteccionismo generalizado, la crisis de 1929 demostró la utilidad de la cooperación.
Multilateralismo e intervencionismo
En el periodo posterior al final de la Segunda Guerra Mundial, se establecieron nuevas formas de cooperación comercial, basadas en el multilateralismo, en el marco del GATT (1947-1995) y, posteriormente, de la OMC. Aun conservando una considerable autonomía en la determinación de sus políticas de comercio exterior, los países miembros acordaron intercambiar concesiones periódicamente, en el marco de negociaciones comerciales multilaterales, en beneficio de todas las partes implicadas, sin recurrir a tratados bilaterales específicos. Este sistema fomenta la liberalización del comercio, como demuestra el hecho de que el comercio mundial de bienes y servicios haya crecido más rápidamente que la producción mundial desde mediados del siglo XX. En este contexto de liberalización, siguen aplicándose periódicamente políticas comerciales destinadas a favorecer a diversos sectores nacionales en determinados momentos, sobre todo en los países más desarrollados.
Nuevas justificaciones del intervencionismo
Algunas tesis surgidas en los años ochenta y noventa aportan nuevas justificaciones a la intervención del Estado en el comercio. Se refieren a los sectores de alta tecnología de los países más desarrollados. La teoría de la política comercial estratégica (PCE) demuestra que, en los sectores oligopolísticos (unas pocas empresas muy grandes) en los que la producción requiere costes fijos muy elevados (por ejemplo, la aeronáutica), una subvención estatal bien elegida puede dar al país una ventaja sobre el libre comercio. En esta configuración, el beneficio adicional para la empresa subvencionada puede superar la pérdida sufrida por los contribuyentes que financian la subvención. Existe, por tanto, una ganancia neta para la colectividad. Para los defensores de esta teoría, el ejemplo típico de política comercial estratégica es la ayuda europea al consorcio Airbus. La teoría del comercio gestionado, expuesta por Laura D'Andrea Tyson, asesora de Bill Clinton durante su presidencia (1993-2001), también justifica la acción estatal. Hoy en día, la competencia internacional se juega sobre todo en las tecnologías punta, que requieren innovaciones costosas de aplicar e inciertas en cuanto a sus resultados. Para conservar su lugar, una nación debe movilizar recursos considerables que el Estado está en mejores condiciones de reunir y coordinar que las empresas privadas. Sólo él puede asumir los riesgos a largo plazo aportando una financiación masiva. Esta visión, que hace hincapié en la dinámica del cambio, difiere de la teoría estática de la ventaja comparativa de Ricardo, que no tiene en cuenta el cambio tecnológico futuro. Las teorías del PCS y del comercio dirigido justifican el comportamiento intervencionista que adoptan hoy las grandes potencias industriales, encabezadas por Estados Unidos, en sectores como la aeronáutica, el espacio o la farmacia. Sin embargo, no están exentas de debilidades. No es seguro que el Estado tenga una mejor visión de futuro que las empresas, ni que sus opciones estén dictadas únicamente por la preocupación de defender el interés general.
La economía política de la protección
La economía política de la protección considera que los dirigentes políticos toman decisiones guiados, en gran medida, por el único deseo de ser elegidos o reelegidos. La defensa de los intereses particulares de los grupos de electores que les apoyan se convierte entonces para ellos en algo al menos tan importante como velar por el interés general. Aunque las tesis de la economía política de la protección se basan a veces en hipótesis simplistas, no podemos ignorar que hacen hincapié en un fenómeno esencial, el de los grupos de presión en las opciones de política comercial. Así lo confirman los estudios sobre los vínculos entre la financiación aportada por los grupos de presión a los miembros del Congreso estadounidense y el grado de protección concedido a determinados productos en Estados Unidos. Este tipo de enfoque confirma que el grado de protección concedido a un país es el resultado de un compromiso entre las exigencias de los grupos de presión y el interés general, que puede prevalecer sobre este último. Además, el Estado también está obligado a tener en cuenta las presiones del exterior, que obligan a los gobiernos a hacer concesiones a otros países mediante un proceso de cooperación.
Cooperación
Hoy en día existen muchas formas de cooperación: multilateralismo (OMC), regionalismo (acuerdos entre varios países vecinos) y bilateralismo. Se supone que estas alianzas aportan más beneficios que pérdidas para todos, de acuerdo con la teoría de los juegos cooperativos: cada miembro hace concesiones, pero obtiene más a cambio. De hecho, las dificultades de la OMC para llevar a buen puerto la Ronda de Doha revelan la desconfianza de los actores de la economía mundial hacia este mensaje de "toma y daca" para todos. Así pues, el multilateralismo se ha resquebrajado. Por otra parte, la proliferación de acuerdos comerciales preferenciales a partir de los años 90 demuestra que todos los países buscan establecer relaciones comerciales privilegiadas con determinados países, mientras mantienen barreras con otros. Esta reestructuración del comercio mundial en zonas de libre comercio protegidas de terceros países es objeto de valoraciones contradictorias. Para algunos, anuncia el nacimiento del proteccionismo zonal, mientras que para otros allana el camino a un mayor liberalismo a escala mundial. Revisor de hechos: EJ
Características de Política comercial
La política de comercio exterior, o política comercial, está formada por todos los medios de que dispone un Estado para dirigir el flujo comercial de un país con otros países. Se distingue entre derechos de aduana y otras barreras. El tipo de política elegida y la naturaleza de los medios desplegados dependen de una organización institucional que difiere de un país a otro. Aunque las teorías del comercio internacional insistan en las ventajas de un libre comercio total para todos los socios, los poderes públicos nunca renuncian por completo a proteger sus actividades nacionales o a ayudar a las industrias exportadoras. Estas intervenciones estatales están justificadas por determinados análisis económicos. Éstos ponen de relieve las ganancias que puede obtener un país en situaciones distintas de las que suponen las teorías del libre comercio. De hecho, la política comercial de un país es muy a menudo el resultado de estrategias de compromiso entre el deseo de aislar determinadas actividades nacionales de los efectos de la competencia exterior y la necesidad de atemperar las tendencias intervencionistas de sus socios. Revisor de hechos: EJ Asunto: intercambios-economicos-y-comerciales. Asunto: relaciones-internacionales.
Efectos de la Política Comercial sobre el margen extensivo
Si la política comercial tiene efectos atenuados sobre los precios, ¿cómo puede tener grandes efectos sobre las cantidades y los volúmenes comerciales? Una posibilidad es que los cambios en la política comercial conduzcan al comercio de nuevos productos y variedades. Siguiendo la convención de la literatura comercial, utilizaremos el término "producto" para describir productos realmente nuevos, y el término "variedad" para referirnos a un par producto/país de origen. Por ejemplo, si un cambio de política conduce a la importación de plátanos, y antes no se importaban, los plátanos se considerarán un producto nuevo. Si los plátanos ya se importaban, pero un cambio de política comercial da lugar a importaciones de un nuevo país, como Ecuador, los plátanos ecuatorianos se considerarán una nueva variedad. Además de la introducción de nuevos productos y variedades importados, la política comercial también puede conducir indirectamente a la introducción de nuevos productos nacionales. Esto podría ocurrir si la tecnología y los insumos importados para producir determinados productos a nivel nacional no estaban disponibles o eran demasiado caros antes de la liberalización del comercio y la reducción de las barreras comerciales hace que su producción sea económicamente viable. Y viceversa, la política comercial podría conducir a la interrupción de la producción de determinados productos o variedades nacionales, si éstos ya no pudieran competir con las importaciones tras una reducción de las barreras a la importación.n La literatura empírica sobre comercio ha investigado ampliamente los efectos del comercio en el margen extensivo (véase Broda y Weinstein, 2006; Feenstra, 1994). Sin embargo, la mayoría de los trabajos se han centrado en el impacto del comercio, no en la política comercial. Tanto Feenstra como Broda y Weinstein se basan en una estrategia de identificación que no utiliza ninguna información sobre la política comercial. Encuentran efectos muy grandes del comercio en el margen extensivo, pero dado que la política comercial está completamente ausente de su trabajo, no está claro que estos efectos puedan interpretarse como el resultado de la política comercial. En cambio, dos estudios que se centran explícitamente en la política comercial, Klenow y Rodríguez-Clare (1997) y Arkolakis et al. (2008), encuentran efectos minúsculos. Ambos estudios se centran en las reducciones arancelarias asociadas a la liberalización comercial costarricense. La interpretación de los autores sobre los pequeños efectos de la política comercial en el margen extensivo es que la liberalización condujo a la importación de productos y variedades marginales, o relativamente poco importantes, como se refleja en las proporciones relativamente bajas de estos productos/variedades en el gasto total. Los productos/variedades importantes para Costa Rica ya se importaban antes de la liberalización. En la misma línea, parece que la razón por la que Feenstra y Broda y Weinstein encuentran un papel importante del comercio para el margen extensivo en Estados Unidos es que en este país los nuevos productos/variedades importados eran importantes para la economía. En este contexto, sin embargo, estas nuevas importaciones no fueron necesariamente el resultado de cambios en la política comercial. Aunque nunca se afirma explícitamente, el sentimiento subyacente en los documentos de Costa Rica es que la política comercial puede, una vez más, no "importar". En el momento en que entra en vigor una liberalización del comercio, los productos que eran importantes para la economía ya se importaban. En otro estudio sobre la India, en el que también se examinan los efectos de los cambios en la política comercial sobre el margen extensivo, Goldberg et al. (2010) obtienen resultados que discrepan fuertemente de los presentados en los dos estudios anteriores sobre Costa Rica. En el caso de la India, los efectos de las reducciones arancelarias sobre la introducción de nuevos productos y variedades importados son grandes y se traducen en importantes ganancias de bienestar para la economía, medidas por el descenso del índice exacto de precios. Además, los autores documentan que las reducciones arancelarias también propiciaron la introducción de nuevos productos nacionales. La intuición que subyace a estos resultados es sencilla: Las empresas indias y los responsables políticos se habían quejado durante años de que las restricciones a la importación de insumos importantes frenaban la producción nacional y mermaban la calidad de los productos nacionales. La liberalización del comercio relajó estas restricciones. Por lo tanto, a diferencia del caso de Costa Rica, la liberalización del comercio indio dio lugar a la importación de nuevos productos y variedades importantes. El contraste entre los dos estudios sobre Costa Rica y la India deja claro que no hay nada inherente a la naturaleza de la política comercial que implique que tenga efectos pequeños en el margen extensivo. Más bien, los resultados dependen del entorno, de las condiciones preexistentes y, en particular, de la severidad de las restricciones comerciales a las que se enfrentaba la economía antes del inicio de la liberalización comercial. Al igual que en el caso de los precios, es necesario seguir trabajando en este ámbito antes de poder realizar una evaluación general de los efectos de la política comercial en el margen extensivo. Un reciente documento de trabajo de Caliendo et al. (2015) examina los efectos de la política comercial (es decir, las reducciones arancelarias) en un tipo diferente de margen extensivo: las decisiones de las empresas de entrar en nuevos mercados. Los datos presentados en el documento sugieren que las reducciones arancelarias durante el período 1990-2010 tuvieron un gran impacto en la entrada y selección de empresas en los mercados y que este efecto fue más pronunciado en los países desarrollados que en los países en desarrollo. Interpretando sus estimaciones dentro de un modelo cuantitativo de comercio, los autores atribuyen más del 90% de las ganancias del comercio a las reducciones de los aranceles NMF. Revisor de hechos: Robertson
En el Contexto de: Políticas
Véase una definición de política comercial en el diccionario y también más información relativa a política comercial.Asunto: politicas.
Recursos
Traducción de Política comercial
Inglés: Trade policy Francés: Politique commerciale Alemán: Handelspolitik Italiano: Politica commerciale Portugués: Política comercial Polaco: Polityka handlowa
Tesauro de Política comercial
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Véase También
Régimen de intercambios
Economista
Investigador en ciencias económicas
Economista empresarial
Analista económico