Políticas Públicas Sociales
Este artículo es una ampliación de la información sobre derecho laboral o del trabajo, en esta revista de derecho empresarial. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco del derecho del trabajo, sobre este tema. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Te explicamos, en relación a la seguridad social y el derecho laboral, qué es, sus características y contexto.
Elementos de Políticas Públicas Sociales
Descripción y definición de Políticas Públicas Sociales aparecidas en el diccionario de derecho procesal constitucional y convencional (2014), escrito por Juan Manuel Acuña y publicado por el Poder Judicial de la Federación (mexicana) y el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): En la actualidad y de acuerdo con Lahera Parada, podemos identificar dos conceptos de políticas públicas, el tradicional y aquel otro que podríamos denominar actual. De acuerdo a la posición tradicional, las políticas públicas podrían ser definidas como "aquellas que se corresponden al programa de acción de una autoridad pública o al resultado de la actividad de una autoridad investida de poder público y de legitimidad gubernamental". A la luz de este concepto se le asigna un papel central al Estado como si las políticas públicas fueran materia exclusiva de las autoridades públicas. Desde una posición actual e integral, Las políticas públicas: "son cursos de acción y flujos de información relacionados con un objetivo público definido en forma democrática; los que son desarrollados por el sector público y, frecuentemente, con la participación de la comunidad y el sector privado. Una política pública de calidad incluirá orientaciones o contenidos, instrumentos o mecanismos, definiciones o modificaciones institucionales y la previsión de sus resultados. El mínimo de una política pública es que sea un flujo de información con relación a un objetivo público, desarrollado por el sector público y consistente en orientaciones". Las políticas públicas así concebidas, son soluciones específicas acerca de la forma en que deben ser abordados los asuntos públicos determinados en la agenda pública. De esta forma, la determinación de los temas que conformarán la agenda pública, determina a su vez las políticas públicas que el Estado gestionará.
En un sistema democrático, los temas de la agenda pública deberían ser determinados mediante el diálogo y la discusión.
En el marco de un sistema democrático, la determinación de la agenda pública es una labor compleja. Esta complejidad se encuentra determinada por la diversidad de preferencias que se deben contemplar para establecer qué temas deben integrar la agenda pública y en consecuencia, qué políticas públicas deben ser abordadas y entre ellas, cuáles deben ser de atención preferente.
En un esquema democrático o mayoritario, la determinación de esta agenda entonces dependerá de un sinnúmero de factores entre los que cabría mencionar: la habilidad de los grupos para manipular las elecciones sobre la agenda a su favor, o la prevalencia que el partido político triunfador en un proceso eleccionario otorgue a ciertos temas de interés público.
Sin embargo, esta reseñada flexibilidad en la conformación de la agenda pública no es tal.
En el marco del constitucionalismo actual, la Constitución no solo establece como se organizará el poder y la manera en que los órganos del Estado deben tomar sus decisiones; ella establece además aquello que estos pueden y en ocasiones lo que no pueden decidir. Pero, además, establece de un modo más o menos fuerte, vías para la acción, fines cuya consecución se debe procurar o, fines constitucionales que se deben obtener, es decir, resultados que la acción de los poderes debe conseguir. Esta determinación es brindada constitucionalmente, aunque no de modo exclusivo, mediante los derechos. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Tal como ha señalado Abramovich (2009), existe una muy estrecha relación entre derechos constitucionales y políticas públicas y más específicamente, entre derechos sociales fundamentales y políticas públicas sociales.
En el marco de la democracia constitucional, entonces, las decisiones o las determinaciones de la agenda pública no está entregada por completo al juego democrático.
El análisis de la política pública
l punto de partida de la argumentación de John Dryzek en su paper que comentaré aquí, titulado Policy Analysis as a Hermeneutic Activity (1982) es la siguiente definición de análisis de política pública propuesta por Dunn: “El análisis de la política pública es una disciplina aplicada de las ciencias sociales la cual hace uso de múltiples métodos de investigación y de argumentos para producir y transformar información relevante de política pública que podría ser utilizada en agendas políticas para resolver problemas de política pública” (p.35). De acuerdo con Dryzek, en esta definición de Dunn hay que tomar en cuenta la idea de que la resolución de problemas en política pública debe ser juzgada a partir de ciertos valores. (p. 311). Escribe Dryzek con respecto a la definición anterior: “Los puntos claves, sobre la cual esta definición pone énfasis, son en que el análisis de política pública difiere de la ciencia social “pura” en que la información necesita ser transformada asi como producida, su uso en la agenda política no es una consideración secundaria, pero si un aspecto principal del análisis en sí mismo. Esta agenda en turno es definida por las orientaciones de los valores, las limitaciones sobre estos actores y la estructura de su razonamiento. Aquí la inclinación epistemológica reconocerá ecos de la crítica fenomenológica del mainstream conductista en las ciencias sociales (ver, por ejemplo, Bernstein 1976: 115-169). La fenomenología ve a los individuos como agentes actuando en la búsqueda de sus propósitos en situaciones sociales específicas, como opuesta a los datos para la verificación de hipótesis acerca de relaciones causales en el interés de establecer una verificación empírica al cuerpo de la teoría.
Las explicaciones fenomenológicas creen en el entendimiento de la lógica de la situación en la cual los individuos se encuentran en sí mismos. Los individuos son capaces de acción basados sobre el entendimiento de sus circunstancias en una vía en que los objetos de la naturaleza no lo son. La generalización en las ciencias sociales es una quimera, pues todas las situaciones son diferentes”. (p. 310). Por otra parte, Dryzek realiza la distinción epistemológica clásica entre ciencias sociales y ciencias naturales. Las ciencias sociales estudian sujetos, individuos conscientes de sus acciones en contextos específicos.
En cambio las ciencias naturales estudian “objetos” que no son conscientes de sí mismos. Argumenta Dryzek: “Buenos ejemplos de investigación de estilo fenomenológico en la investigación social son los trabajos de Moynihan (1965; ver también Fischer, 1980, p. 137) y Bandfield (1970) sobre la raza y la pobreza, y Schuman (1982) sobre la educación superior. Moynihan y Banfield ofrecen reconstrucciones imaginativas sobre la situación de vida en el ghetto dwellers.
Schuman busca construir un entendimiento de las funciones y significado de la educación superior desde la perspectiva de los sujetos como individuos. Ya sea que estas reconstrucciones sean correctas o equivocadas, ellas penetran en un nivel de entendimiento imposible en la investigación conductista ordinaria”. (p. 311). Y continúa en su argumentación, “La crítica fenomenológica de las ciencias sociales se aplica a posteriori al análisis de la política pública, la cual no debería solamente buscar un entendimiento del mundo social y político sino que en su aplicación debería hacer conexión con el mundo para prestar atención sobre los hacedores de política pública.” (p. 311)[1] Dryzek identifica seis modelos de análisis de política pública a los que también define como tipos ideales. Los modelos de examen de política pública que identifica son los siguientes: 1) Evaluación de política pública. 2) Promoción de política pública. 3) Marco único de referencia de política pública. 4) Marco de análisis de política pública propuesta por la teoría de la elección social.
5) Análisis de la política pública desde la filosofía moral 6) Análisis de política pública como actividad hermenéutica Dryzek lo que propone en este trabajo académico es argumentar la capacidad de análisis del modelo de análisis de la política pública como actividad hermenéutica.
En lo sucesivo presento sus argumentos principales sobre este modelo. Un argumento que hay que señalar en este tema es que esta tradición parte de una crítica a la racionalidad instrumental y que su teoría del discurso fundamenta su modelo normativo de análisis de política pública: “La fenomenología nos abandona en un abismo relativista cuando llega a la identificación de un cambio positivo. Entonces retornamos a la hermenéutica. La hermenéutica participa de la fenomenología en su crítica al conductismo en las ciencias sociales, pero difiere de la fenomenología en que es una actividad creativa y evaluativa. El análisis hermenéutico de la política pública puede ser definido como la evaluación de las condiciones existentes y la exploración de alternativas a ellas, en términos de criterio deriva desde un entendimiento de las mejores condiciones posibles, a través del intercambio entre los marcos de referencia de analistas y actores”. (p. 322) “Para usar la terminología de la escuela de Frankfurt de la teoría crítica, el análisis de la política pública es ciertamente una disciplina emancipadora por excelencia. Un interés cognitivo emancipatorio es el que se esfuerza para mejorar la existencia humana a través de la construcción de la conciencia de que son las leyes de las ciencias sociales – relaciones ideológicas frías de dependencia (Habermas, 1971, p. 310). El psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) es el modelo emancipatorio de la disciplina: los individuos son confrontados con el conocimiento y forzados a la autoreflexión.
El psicoanálisis (véase sobre el enfoque de Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, el psicoanálisis en la filosofía, el modelo de psicoanálisis, la teoría del psicoanálisis, la psicología y la terapia psicoanalítica) utiliza un entendimiento hermenéutico (en la búsqueda del significado de las verbalizaciones) y explicación “técnica” de las causas de la supresión de la experiencia, pero estas están unidas e impulsadas por un impulso emancipatorio que busca la libertad del paciente desde fuerzas que están fuera de su control consciente (Giddens, 1976, p. 60). Esta es una analogía especialmente apropiada para el análisis de la política pública que está impulsada por un deseo de mejoramiento real, que debería ser contextual, y el cual posee un conjunto de instrumental técnico para determinar las causas y relaciones de efectos (por ejemplo, el desempeño de alternativas de políticas públicas de acuerdo con algún modelo estándar). A la luz de lo anterior, una pieza de análisis de la política pública debería proponerse una dialéctica entre analistas de política pública y actores. Ética y valores deberán ser una parte de esto, no tomarlo como algo dado, sino tratado para ser razonado y ajustarlo como un resultado del discurso (Ver Fischer, 1980). Un problema de la política pública o dilema de hecho provee un contexto ideal para la reflexión sobre los valores y la moral colectiva, lo cual uno debería esperar que esto estuviera en un estado de fluidez más que estático o predeterminado.
Como Wildavsky (1979a, pp. 41-61) reconoce, los objetivos son fluidos, y están totalmente desarrollados fuera del trabajo de la política pública o el programa (él se refiere al “retiro estratégico sobre objetivos”). Aun cuando los filósofos morales no postulen que los principios morales son absolutos; en lugar de ello estos principios pueden estar en un “equilibrio reflexivo” con la experiencia del mundo real y las intuiciones (Rawls, 1951). La imagen de la hermenéutica es un discurso y dialéctica más que instrumental, acción propositiva; sin embargo el conocimiento instrumental – la substancia del modelo de evaluación de la política pública- es necesario para generar ideas de política pública como parte del discurso. Aquí es donde la disciplina de marcos de referencia de los científicos sociales puede jugar un papel importante. El analista debería intentar buscar un entendimiento de los problemas prácticos y marcos de referencia de los actores y hacedores de políticas públicas, en el cual simultáneamente sean capaces de criticar las prácticas en la que los actores están acoplados. El discurso efectivo implica que el analista tiene algo que dar a estos problemas”. (p. 322-323). Dryzek propone específicamente dos puntos para el analista que sigue el modelo hermenéutico de análisis de política pública, a saber: La ética y la teoría normativa. Al respecto escribe Dryzek: “Las bases normativas del status quo en el proceso de decisión – esto es, los valores e intereses representados en el régimen existente y proceso de política pública.
En el caso de la política social, esto debería también incluir valores que son constitutivos de la situación social más generalmente. El analista debería planear una confrontación entre los marcos éticos y las bases valorativas efectivas de la existencia de las practicas por imponer el status quo en términos de estos marcos de referencia” (p.323). Una nota importante que indica Dryzek en su trabajo es que el analista en política pública debe distinguir entre los siguientes modelos:
Modelo de promoción de la política pública: intereses estratégicos de un actor
Modelo de análisis de la política pública como actividad hermenéutica: posiciones morales.
La propuesta de Dryzek no se debe considerar que prescriba un anarquismo metodológico, sino más bien un recorte de la realidad, pues ningún paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) tiene una comprensión total del mundo. Lo argumentación expuesta aquí reconoce que los casos de análisis de política pública siempre son diferentes.
Como Wildavsky propone el análisis de política pública es un “arte” y “oficio” más que un conjunto de técnicas definidas de antemano (Dryzek, 1982: 324). Por ello es importante contextualizar el análisis de la política pública.
Siguiendo a Thomas Kuhn, Dryzek nos recuerda que la imposición de un paradigma (modelo, patrón o marco conceptual, o teoría que sirve de modelo a seguir para resolver alguna situación determinada) científico en política pública tiene como propósito ser el marco de referencia para analizar los problemas de política pública. De ahí el sentido de los esfuerzos de la Escuela de Frankfurt para establecer la crítica en las ciencias sociales, y en particular en la política pública pues esta tiene como propósito “la realización de la dignidad humana en la teoría y en los hechos” (p. 326). Fuente: Noé Hernández.