Reglas para Negociar una Oferta de Trabajo
Este artÃculo es una expansión del contenido de la información sobre derecho laboral o del trabajo, en esta revista de derecho empresarial. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco del derecho del trabajo, sobre este tema. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): Te explicamos, en relación a la seguridad social y el derecho laboral, qué es, sus caracterÃsticas y contexto.
Nunca te pierdas una historia sobre derecho del trabajo y relaciones laborales, de esta revista de derecho empresarial:
Reglas para Negociar una Oferta de Trabajo
Las negociaciones de ofertas de trabajo no suelen ser fáciles.
Considere tres escenarios tÃpicos: Estás en una tercera ronda de entrevistas para un puesto en una empresa que te gusta, pero una firma que admiras aún más acaba de invitarte. De repente, el primer director de contratación va al grano: "Como sabe, estamos considerando a muchos candidatos. Nos gusta usted y esperamos que el sentimiento sea mutuo.
Si le hacemos una oferta competitiva, ¿la aceptará?". Has recibido una oferta para un trabajo que te gustará, pero el salario es inferior al que crees que mereces. Le preguntas a tu posible jefa si tiene alguna flexibilidad. "Normalmente no contratamos a gente con tu formación, y aquà tenemos una cultura diferente", responde. "Este trabajo no es sólo por el dinero. ¿Estás diciendo que no lo aceptarás a menos que aumentemos el sueldo?" Llevas tres años trabajando a gusto en tu empresa, pero un reclutador te ha llamado insistiendo en que podrÃas ganar mucho más en otro sitio. No quieres dejarlo, pero esperas que te compensen de forma justa, asà que te gustarÃa pedir un aumento. Por desgracia, los presupuestos son ajustados y tu jefe no reacciona bien cuando la gente intenta aprovechar las ofertas externas. ¿Qué hacer? Cada una de estas situaciones es difÃcil a su manera, y emblemática de lo complejas que pueden ser las negociaciones laborales.
En muchas empresas, la retribución se presenta cada vez más en forma de acciones, opciones y primas vinculadas al rendimiento personal y del grupo. En la contratación de MBA, cada vez hay más empresas que utilizan ofertas "explosivas" o bonificaciones por firma en función del momento en que el candidato acepta el trabajo, lo que complica los intentos de comparar las ofertas.
Con el aumento de la movilidad de los ejecutivos, las personas que compiten por puestos similares suelen tener antecedentes, puntos fuertes e historiales salariales muy diferentes, lo que dificulta a los empleadores establecer puntos de referencia o crear paquetes estándar. En algunos sectores, la debilidad del mercado laboral también ha dejado a los candidatos con menos opciones y menos influencia, y a los empresarios en mejor posición para dictar las condiciones. Aquellos que están desempleados, o cuyo trabajo actual parece inestable, han visto reducido aún más su poder de negociación. Pero la complejidad del mercado laboral crea oportunidades para las personas que pueden negociar con habilidad las condiciones de empleo. Al fin y al cabo, la negociación es más importante cuando existe una amplia gama de resultados posibles.
Las Reglas
Cada situación es única, pero algunas estrategias, tácticas y principios pueden ayudarle a abordar muchos de los problemas a los que se enfrenta la gente al negociar con los empresarios. He aquà varias reglas para guiar en estas discusiones:
No subestime la importancia de la simpatÃa
Esto parece básico, pero es crucial: La gente va a luchar por ti sólo si les gustas.
Cualquier cosa que hagas en una negociación que te haga menos agradable reduce las posibilidades de que la otra parte trabaje para conseguirte una mejor oferta.
Se trata de algo más que de ser educado; se trata de gestionar algunas tensiones inevitables en la negociación, como pedir lo que se merece sin parecer avaricioso, señalar las deficiencias de la oferta sin parecer mezquino y ser persistente sin ser molesto. Los negociadores suelen evitar estos escollos evaluando (por ejemplo, en entrevistas prácticas con amigos) cómo es probable que los demás perciban su enfoque.
Ayúdales a entender por qué te mereces lo que pides
No basta con que les caigas bien. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): También tienen que creer que te mereces la oferta que quieres. No dejes que tu propuesta hable por sà sola; cuenta siempre la historia que la acompaña. No te limites a exponer tu deseo (un salario un 15% más alto, por ejemplo, o permiso para trabajar desde casa un dÃa a la semana); explica con precisión por qué está justificado (las razones por las que mereces más dinero que otros que hayan contratado, o que tus hijos vuelvan pronto del colegio los viernes).
Si no tienes ninguna justificación para una demanda, puede ser imprudente hacerla. De nuevo, ten en cuenta la tensión inherente entre ser simpático y explicar por qué mereces más: Sugerir que eres especialmente valioso puede hacerte parecer arrogante si no has pensado bien cómo comunicar el mensaje.
Dejar claro que puede conseguirlo
La gente no querrá gastar capital polÃtico o social para conseguir la aprobación de una oferta fuerte o mejorada si sospecha que al final del dÃa, vas a seguir diciendo: "No, gracias". ¿Quién quiere ser el caballo de batalla de otra empresa? Si tienes intención de negociar un paquete mejor, deja claro que te tomas en serio lo de trabajar para esta empresa. A veces se consigue que la gente te quiera explicando que todo el mundo te quiere. Pero cuanto más fuerte juegues esa mano, más pueden pensar que no te van a conseguir de todos modos, asà que ¿para qué molestarse en pasar por el aro? Si piensas mencionar todas las opciones que tienes como palanca, deberÃas equilibrarlo diciendo por qué -o bajo qué condiciones- estarÃas feliz de renunciar a esas opciones y aceptar una oferta.
Entiende a la persona que está al otro lado de la mesa
Las empresas no negocian, sino las personas. Y antes de poder influir en la persona sentada frente a ti, tienes que entenderla. ¿Cuáles son sus intereses y preocupaciones individuales? Por ejemplo, negociar con un posible jefe es muy diferente a negociar con un representante de RRHH. Quizá puedas permitirte acribillar a este último con preguntas sobre los detalles de la oferta, pero no querrás molestar a quien puede convertirse en tu jefe con exigencias aparentemente insignificantes. Por otro lado, RRHH puede ser responsable de la contratación de 10 personas y, por lo tanto, ser reacio a romper los precedentes, mientras que el jefe, que se beneficiará más directamente de tu incorporación a la empresa, puede ponerse a tu favor con una petición especial.
Comprenda sus limitaciones
Puede que les gustes. Pueden pensar que te mereces todo lo que quieres. Pero puede que no te lo den. ¿Por qué? Porque pueden tener ciertas limitaciones férreas, como los lÃmites salariales, que ninguna negociación puede aflojar. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): Tu trabajo consiste en averiguar dónde son flexibles y dónde no.
Si, por ejemplo, estás hablando con una gran empresa que está contratando a 20 personas similares al mismo tiempo, probablemente no pueda darte un salario más alto que a los demás. Pero puede ser flexible en cuanto a las fechas de inicio, las vacaciones y las primas de contratación. Por otro lado, si negocias con una empresa más pequeña que nunca ha contratado a alguien con tu mismo puesto, puede que haya margen para ajustar la oferta salarial inicial o el puesto de trabajo, pero no otras cosas.
Cuanto mejor entienda las limitaciones, más probable será que pueda proponer opciones que resuelvan los problemas de ambas partes.
Prepárate para las preguntas difÃciles
Muchos candidatos a un puesto de trabajo se han encontrado con preguntas difÃciles a las que esperaban no tener que enfrentarse: ¿Tiene alguna otra oferta? Si le hacemos una oferta mañana, ¿dirá que sÃ? ¿Somos su primera opción? Si no está preparado, puede decir algo poco elegante, evasivo o, peor aún, falso. Mi consejo es que nunca mienta en una negociación. A menudo se vuelve en tu contra, pero incluso si no lo hace, no es ético. El otro riesgo es que, ante una pregunta difÃcil, te esfuerces demasiado por complacer y acabes perdiendo ventaja. La cuestión es la siguiente: Tienes que prepararte para las preguntas y cuestiones que puedan ponerte a la defensiva, hacerte sentir incómodo o exponer tus puntos débiles. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): Tu objetivo es responder con sinceridad sin parecer un candidato poco atractivo y sin ceder demasiado poder de negociación.
Si ha pensado de antemano en cómo responder a las preguntas difÃciles, probablemente no perderá uno de esos objetivos.
Centrarse en la intención del interrogador, no en la pregunta
Si, a pesar de tu preparación, alguien se dirige a ti desde un ángulo que no esperabas, recuerda esta sencilla regla: lo importante no es la pregunta, sino la intención del preguntante. A menudo la pregunta es desafiante, pero la intención de quien la formula es benigna. Un empleador que te pregunta si aceptarÃas inmediatamente una oferta mañana puede estar simplemente interesado en saber si estás realmente entusiasmado con el trabajo, no tratando de acorralarte. Una pregunta sobre si tienes otras ofertas puede estar diseñada no para exponer tus débiles alternativas, sino simplemente para saber qué tipo de búsqueda de empleo estás llevando a cabo y si esta empresa tiene posibilidades de conseguirte.
Si no te gusta la pregunta, no asumas lo peor. En lugar de ello, responde de forma que se dirija a lo que crees que es la intención, o pide una aclaración del problema que el entrevistador está tratando de resolver.
Si entablas una conversación genuina sobre lo que busca, y muestras la voluntad de ayudarle a resolver el problema que tiene, ambos saldréis ganando.
Considera todo el trato
Lamentablemente, para mucha gente, "negociar una oferta de trabajo" y "negociar un salario" son sinónimos. Pero gran parte de tu satisfacción en el trabajo provendrá de otros factores que puedes negociar, tal vez incluso más fácilmente que el salario. No te obsesiones con el dinero.
Concéntrese en el valor de todo el acuerdo: responsabilidades, ubicación, viajes, flexibilidad de horarios, oportunidades de crecimiento y promoción, ventajas, apoyo a la formación continua, etc. Piensa no sólo en cómo estás dispuesto a ser recompensado, sino también en cuándo. Puede que decida trazar un camino que pague menos ahora pero que le sitúe en una posición más fuerte más adelante.
Negocie varios asuntos simultáneamente, no en serie
Si alguien te hace una oferta y te preocupan legÃtimamente algunas partes de la misma, suele ser mejor que propongas todos los cambios a la vez. No digas: "El salario es un poco bajo. ¿PodrÃa hacer algo al respecto?" y luego, una vez que haya trabajado en ello, volver con "Gracias. Ahora hay otras dos cosas que me gustarÃa...".
Si sólo le pides una cosa al principio, es posible que asuma que al conseguirla estarás dispuesto a aceptar la oferta (o al menos a tomar una decisión).
Si sigues diciendo "y una cosa más...", es poco probable que se mantenga en un estado de ánimo generoso o comprensivo. Además, si tienes más de una petición, no te limites a mencionar todas las cosas que quieres: A, B, C y D; señala también la importancia relativa de cada una para ti. De lo contrario, es posible que elija las dos cosas que menos valoras, porque son bastante fáciles de dar, y sienta que te ha cumplido a medias. Entonces tendrás una oferta que no es mucho mejor y un compañero de negociación que piensa que su trabajo está hecho.
No negocie sólo por negociar
Resiste la tentación de demostrar que eres un gran negociador. Los estudiantes de MBA que acaban de tomar una clase sobre negociación están plagados de este problema: se ponen a negociar como locos en la primera oportunidad que tienen, que es con un posible empleador. Mi consejo: Si algo es importante para ti, negocia sin falta. Pero no regatees por cualquier cosa. Luchar por conseguir un poco más puede perjudicar a la gente, y puede limitar tu capacidad de negociar con la empresa más adelante en tu carrera, cuando puede ser más importante.
Pensar en el momento de las ofertas
Al principio de la búsqueda de empleo, a menudo se quiere obtener al menos una oferta para sentirse seguro. Esto es especialmente cierto para las personas que terminan un programa de grado, cuando todo el mundo está entrevistando y algunos están celebrando victorias tempranas. Irónicamente, conseguir una oferta temprana puede ser problemático: Una vez que una empresa ha hecho una oferta, esperará una respuesta razonablemente pronto.
Si quieres considerar varios trabajos, es útil que todas las ofertas lleguen cerca. Asà que no tengas miedo de ralentizar el proceso con un posible empleador o de acelerarlo con otro, para tener todas tus opciones al mismo tiempo. Esto también es un acto de equilibrio: Si te retiras demasiado -o presionas demasiado-, la empresa puede perder el interés y contratar a otra persona. Pero hay formas sutiles de resolver estos problemas. Por ejemplo, si quiere retrasar una oferta, puede pedir una segunda o tercera ronda de entrevistas más tarde.
Evite, ignore o reste importancia a los ultimátums de cualquier tipo
A la gente no le gusta que le digan "haz esto o si no". Asà que evite dar ultimátums. A veces lo hacemos sin querer -sólo intentamos mostrarnos fuertes, o estamos frustrados, y se nos escapa. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): Tu interlocutor puede hacer lo mismo. Mi enfoque personal cuando recibo un ultimátum es simplemente ignorarlo, porque en algún momento la persona que lo ha dado puede darse cuenta de que podrÃa echar por tierra el acuerdo y querrá retractarse. Puede hacerlo mucho más fácilmente sin perder la cara si nunca se ha discutido.
Si alguien le dice: "Nunca lo haremos", no insista en ello ni le haga repetirlo. En lugar de eso, puedes decir: "Entiendo que eso sea difÃcil, teniendo en cuenta la situación actual. Quizá podamos hablar de X, Y y Z". Haz como si el ultimátum nunca se hubiera dado y evita que se aferre a él.
Si es real, ella lo dejará claro con el tiempo.
No va a por el entrevistado
Las duras negociaciones salariales o los largos retrasos en la confirmación de una oferta formal pueden hacer que parezca que los posibles empleadores la tienen tomada con usted. Pero si has avanzado lo suficiente en el proceso, les gustas y quieren seguir gustándote. La falta de voluntad para avanzar en un tema concreto puede reflejar simplemente limitaciones que no se aprecian del todo. Un retraso en la recepción de una carta de oferta puede significar simplemente que no eres la única preocupación que tiene el director de contratación en su vida. Manténgase en contacto, pero sea paciente. Y si no puedes ser paciente, no llames frustrado o enfadado; es mejor empezar pidiendo una aclaración sobre los plazos y si hay algo que puedas hacer para ayudar a que las cosas avancen.
Quedarse en la mesa
Recuerda: Lo que no es negociable hoy puede serlo mañana.
Con el tiempo, los intereses y las limitaciones cambian.
Cuando alguien dice "no", lo que está diciendo es "no, dado cómo veo el mundo hoy". Un mes más tarde, esa misma persona puede ser capaz de hacer algo que no podÃa hacer antes, ya sea ampliar el plazo de una oferta o aumentar tu salario.
Supongamos que un posible jefe deniega tu petición de trabajar desde casa los viernes. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artÃculos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus caracterÃsticas y/o su futuro): Tal vez sea porque no tiene flexibilidad en el tema. Pero también es posible que aún no hayas generado la confianza necesaria para que se sienta cómodo con ese acuerdo. A los seis meses, probablemente estarás en mejor posición para convencerle de que trabajarás a conciencia fuera de la oficina. Esté dispuesto a continuar la conversación y a animar a los demás a retomar los temas que quedaron sin tratar o sin resolver.
Mantenga el sentido de la perspectiva
Este es el último y más importante punto. Puedes negociar como un profesional y aun asà salir perdiendo si la negociación en la que estás es la equivocada. En última instancia, su satisfacción depende menos de acertar en la negociación y más de acertar en el trabajo.
La experiencia y la investigación demuestran que el sector y la función en la que elijas trabajar, tu trayectoria profesional y las influencias cotidianas sobre ti (como los jefes y los compañeros de trabajo) pueden ser mucho más importantes para la satisfacción que los detalles de una oferta. Estas directrices deberÃan ayudarte a negociar con eficacia y a conseguir la oferta que te mereces, pero sólo deberÃan entrar en juego tras una búsqueda de empleo reflexiva y holÃstica, diseñada para garantizar que el camino que elijas te lleve a donde quieres ir. Datos verificados por: Sam Habilidades interpersonales, Entrevistas de trabajo, Habilidades de negociación, Estrategia personal