Trabajo Humano en Sociologia
Este artículo es una expansión del contenido de la información sobre derecho laboral o del trabajo, en esta revista de derecho empresarial. Aparte de ofrecer nuevas ideas y consejos clásicos, examina el concepto y los conocimientos necesarios, en el marco del derecho del trabajo, sobre este tema. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Te explicamos, en relación a la seguridad social y el derecho laboral, qué es, sus características y contexto.
Nunca te pierdas una historia sobre derecho del trabajo y relaciones laborales, de esta revista de derecho empresarial:
Trabajo Humano en Sociologia en Relación a Sociología
En este contexto, a efectos históricos puede ser de interés lo siguiente: [1] Trabajo Humano en Sociologia: Visión de Conjunto. Para orientar el estudio sociológico es preferible definir el trabajo como una actividad de carácter físico o intelectual dirigida a la consecución de un resultado, en lugar de centrar la atención en la otra vertiente del término, es decir, en el resultado de la acción, en el producto del esfuerzo realizado; eso permite eludir, en cierta medida, otros enfoques desde los cuales se contempla también elfenómeno designado con el nombre de trabajo, tales como el jurídico (Y. DERECHO DEL TRABAJO), el procedente de la ciencia económica (véase en la plataforma (de Lawi): IV), de la psicología (véase en la plataforma (de Lawi): PSICOLOGÍA DEL TRABAJO), de la medicina, etc., que suscitan aspectos particulares de análisis desde dichas plataformas científicas. Desde esta perspectiva, lo más sociológica posible, y teniendo en cuenta que el trabajo se nos aparece en las modernas sociedades industriales como la actividad social básica (tanto individual como grupal), debe atenderse a las notas más significativas que son detectables en la consideración del referido concepto; dos son las cuestiones básicas: la tipología de las relaciones de trabajo, de una parte, y, de otra, lo relativo al valor del trabajo.
A. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): TIPOLOGíA DE LAS RELACIONES DE trabajo.
Esta expresión viene referida a los diversos sistemas de organización del trabajo que se han manifestado en el decurso histórico. Específicamente, debe atenderse a dos grandes tipos de sistemas: el conocido como libre y el opuesto o trabajo no-libre, eliminando en este momento la consideración de sistemas intermedios. 1. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Trabajo no-libre. Este trabajo comprende: a) el trabajo de carácter agrícola; b) el trabajo ejecutado dentro de las fronteras domésticas; c) el trabajo de transformación de la naturaleza mediante el empleo de herramientas, o, simplemente, apelando al uso de los órganos humanos, para la consecución de objetivos diferenciados.
Con referencia a los dos primeros apartados debe resaltarse que las relaciones de esclavitud (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y de servidumbre, coincidentes y superpuestas en muchas ocasiones de la historia Antigua y Media, constituyeron el modelo de organización de las relaciones de actividad laboral en estas parcelas específicas de la prestación de trabajo.
Bajo la presión de tal organización de trabajo los objetivos perseguidos como resultado de la acción humana eran completamente ajenos a los individuos actuantes y, además, eran fijados por los beneficiarios -institucionalmente prescritos- de la obra o servicio así conseguido.
En este caso la permanencia del sistema se apoyaba en el uso de medios coercitivos socialmente sancionados, lo que evitaba el uso persistente de la coerción física, al ser interiorizados por individuos los valores sobre los que descansaba tal sistema.
En cuanto al tercer apartado, que constituye el precedente de una actividad industrial, hay que decir que dicha actividad ofrecía un bajo nivel de productividad y, también, de variedad de objetos acabados, estando totalmente determinada por el volumen de necesidad limitada que la cultura de estas sociedades proponía a sus miembros. De aquí que el hábito repetitivo se opusiera con éxito a la innovación, lo que redundaba en la tendencia hacia lo conocido en vez de hacia la incitación al riesgo de lo no experimentado. De todo ello se desprende el escaso papel que la tecnología, en el sentido modernamente entendido, jugaba en la producción. El sistema de relaciones de trabajo en esta aproximación a lo industrial se dividió entre las formas de trabajo nolibre, ejecutado por personas con condición de esclavos, y trabajo libre, organizándose con el correr del tiempo esquemas de agrupamiento corporativo, los cuales adquieren consistencia a partir del Bajo Imperio y, muy especialmente, en el resurgir de la civilización que se manifiesta firmemente apenas doblado el quicio del 1 milenio de la Era cristiana en lugares concretos de la Europa medieval; es decir, allí donde la ciudad se erigió en forma determinante de vida (véase en la plataforma (de Lawi): GREMIOS).
En este ámbito organizativo se insinúa ya el futuro papel que la figura del contrato, del consenso de voluntades, habrá de jugar en el futuro, a pesar de que la organización social sigue apoyándose en el status, el cual es normalmente atribuido y no adquirido, en lugar de sustentarse en el albedrío concurrente de los individuos. 2. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Trabajo libre. La sujeción de los individuos a esquemas profesionales no independientes se mantuvo mucho más tiempo en las actividades primarias que en las comerciales o industriales. El desarrollo del sistema gremial corporativo, cuyo nivel de máximo esplendor puede fijarse con poco margen de error en los siglo XIV y XV, reforzó (con todas las limitaciones que evidentemente pueden argüirse) el paso de las situaciones de status (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) a las de contrato. Aunque en principio se intentase pautar de manera rígida todas las conductas concurrentes en el armazón institucional dentro del cual se desenvolvían las relaciones profesionales de trabajo, tal esquema contenía el germen de oposición de voluntades, de concurrencia de intereses diferenciados que, andando el tiempo, llevarían a la instauración de un orden plenamente contractual. Por otra parte, aunque tal sistema constituyese una respuesta inmediata a los requirimientos de un orden económico basado en la mera producción de los bienes inmediatamente necesarios para la existencia de comunidades aisladas y, relativamente, autónomas respecto a otras comunidades basadas en idénticos principos y valores, era portador de una cierta capacidad de innovación, de cierto deseo de búsqueda de la eficiencia como algo forzosamente necesario, por más que un análisis retrospectivo de tales ámbitos de vida social tiende a considerar la estabilidad y la resistencia al cambio como notas inmanentes a ellos. Estudios precisos sobre el momento histórico que consideramos (como pueden ser los ya clásicos de Henri Pirenne y de Lewis Muniford) permiten detectar una persistente tensión entre las fuerzas tradicionales y las innovadoras que se resolvía en compromisos y en cambios. Por otra parte, la presunta estabilidad de las formas organizativas de la comuna medieval se veía seriamente afectada por los cambios procedentes de su exterior que potenciaban la acción de los elementos actuantes contra la pretensión de estabilidad en el sistema. De este modo, sucesos tales como el desarrollo del comercio, la tendencia a la formación de Estados nacionales, las invenciones técnicas parciales, la aplicación de la inventiva humana a los procesos productivos, etc., tuvieron definitiva influencia sobre la evolución del sistema de trabajo propio de las comunidades medievales. Por ello, este proceso, constante aunque lento, abocaría en el moderno orden industrial de organizaciones laborales pluralistas, caracterizadas por ciertas notas propias, tales como: a) la efectividad, que significaba la voluntad consciente de aplicar un tipo dado de tecnología a las circunstancias concretas de la producción; b) la innovación, entendida como deseable frente a la tradición; c) la sustitución de los procedimientos rudimentarios de coerción por otros basados en la generalización del contrato como fuerza normativa orientadora, contribuyendo a incrementar la autonomía del orden jurídico; d) la concentración de los esfuerzos productivos, a través de una combinación de medios humanos y materiales, en una esfera especializada, como en la fábrica, basada en la aceptación general del principio de la división del trabajo (véase en la plataforma (de Lawi): III) y de su práctica inmediata. En esta fase histórica, las relaciones laborales, las relaciones de trabajo se caracterizan por una polarización en torno a dos conjuntos o agrupamientos portadores de voluntades e intereses estrictamente definidos y diferenciados: los trabajadores y el patronato. El orden tradicional, de signo estamental, fue sustituido por una estratificación clasista, en la que los objetivos particularizados de cadauno de los dos colectivos citados competían por la consecución de un estado de preeminencia que, necesariamente, debía desembocar en el antagonismo, unas veces latente y otras manifiesto, incluso con expresiones de violencia. A partir de este momento entramos en la época del denominado «régimen del salariado» (véase en la plataforma (de Lawi): SALARIO), en parte modificado por la posterior tecnificación del t. y el aumento de influencia del elemento gestor, el desarrollo de los sindicatos (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), el crecimiento del sector de servicios (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), la mayor intervención estatal en la economía, etc., a través de todo lo cual se va perfilando una nueva estructuración de la situación laboral.
B. EL VALOR DEL trabajo.
Esta segunda cuestión constituye otro de los focos de interés para la contemplación sociológica del fenómeno denominado trabajo.
Dentro de este epígrafe general deben considerarse otros parciales que, aunque no agotan la gama amplísima de cuestiones sociológicas sobre el tema, se muestran como muy relevantes y exigen una atención ineludible. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Tales serían:1. La actitud de la sociedad ante el trabajo.
El trabajo, como acción destinada a superar las exigencias materiales de la existencia, fue considerado como no valioso durante buena parte de la historia del hombre civilizado. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Tal desdén hacia la producción de bienes necesarios encontró justificación a través de las más variadas argumentaciones. Para buena parte de los filósofos griegos, que fijaban como meta natural del hombre la consecución de un nivel elevado de sabiduría y la ocupación en los asuntos públicos de manera desinteresada, era obvio que se requería una disposición de tiempo libre no entorpecida por la atención que debería prestarse a la consecución de los medios necesarios para la existencia material. Por ello, toda detracción de tiempo motivada por el esfuerzo para subvenir las exigencias ordinarias de la vida era sentida como algo negativo y, para resolver tales requerimientos ineludibles, se acudía al recurso de estimar la existencia de dos tipos de hombres: aquellos nacidos para el trabajo y los llegados a este mundo con la misión más elevada de orientar su acción hacia el cuidado y la gestión de la vida pública y, también, al pensamiento puro como manifestación de la superioridad del hombre sobre los animales. Esa consideración entra en crisis con el cristianismo, que no podía olvidar el hecho de que Cristo había trabajado manualmente. El movimiento monástico (véase en la plataforma (de Lawi): MONAQUISMO) insiste por otra parte en la necesidad del trabajo, y concretamente del trabajo manual, como actividad necesaria para que el hombre no se deje tentar de la ociosidad.
En algunos sectores perviven, sin embargo, actitudes heredadas de los planteamientos grecorromanos.
En el Renacimiento se aprecia un cambio, ya que el hombre de esta época glorifica como virtud la actividad humana dirigida a la producción de una obra, viendo en ella un medio de afirmar la propia personalidad. Es más, el trabajo del artista roza el área de lo manual en cuanto se ve obligado a manejar la materia prima necesaria para la consecución de la obra; en tal sentido, hay algo de cierto en la afirmación de Sebastián de Grazia, según la cual fue el Renacimiento quien rescató al trabajo manual del desprecio en que lo había sumido el mundo antiguo. La misma tónica se aprecia en los movimientos utópicos de la época. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Tanto en la obra de Moro como en la de Campanella -por citar sólo dos ejemplares significativos- aparece el trabajo como obligación generalizada para todos los habitantes de estos mundos utópicos.
Los autores protestantes abundan también en esa línea con sus afirmaciones sobre la profesión (Y.) como un deber nioral, contribuyendo así a, en palabras de Max Weber,«engendrar el sentido ético-religioso de profesión». (Para la actitud cristiana ante el t., Y. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): ViI.)Con la sociedad burguesa (en la concepción más comprensiva del término, V. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): BURGUESíA) se produjo un desplazamiento de actitudes.
Si la sociedad estamental y posteriormente la barroca y la clásica habían tenido en gran estima la política, las armas y las letras, y menospreciado en cambio el trabajo manual, la industria, el comercio y las actividades administrativas, la sociedad burguesa trae consigo una alta estimación de la actividad de gestión industrial y del comercio. De ahí va a nacer una neta separación entre dos tipos de trabajo, el manual y el no manual, y, lógicamente, entre trabajadores afectados a uno u otro de los tipos indicados, es decir, los llamados en la terminología norteamericana white collars workers y los blue collars workers (trabajadores de cuello blanco -funcionariosy de cuello azul -obreros-) connotando la distinción diferentes cargas de prestigio para una y otra categoría. La posterior evolución de la economía industrial, ya aludida al final del apartado anterior, ha llevado a nuevos cambios y a consiguientes modificaciones en la actitud social frente a diversos trabajos (véase en la plataforma (de Lawi): OBRERO; TRABAJADOR). 2. Los criterios de valoración de los distintos tipos de trabajo.
A partir, en buena medida, de las diferenciaciones últimamente indicadas se ha tratado de evaluar la atribución de prestigio que en las modernas sociedades se otorga a las distintas ocupaciones en que se materializa la actividad de sus miembros.
En estas valoraciones intervienen elementos y factores muy dispares, susceptibles de conceder o denegar prestigio a diferentes actividades profesionales.
En la actualidad, el salario (Y.), estimado cuantitativamente, se nos muestra como un indicador de primera magnitud en este campo.Si, Pero: Pero no hay que olvidar que la cuantía de ingresos derivados de la actividad profesional debe ponerse en relación con otros datos asimismo importantes, tales como los tipos de trabajo concretos: manuales y no manuales, autónomos o dependientes, el grado de creatividad humana en unos y otros trabajos, las exigencias de formación necesaria para el desempeño de determinada actividad, la influencia de los valores sociales generales, etc.
En este sentido son ilustrativos los diversos esfuerzos realizados por diferentes grupos de investigadores para tratar de lograr un ranking de prestigio profesional. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Valga como mención los trabajos recogidos por Moser referidos a países de diferente estructura político-social.
Debe también hacerse referencia a la propia estimación que el individuo trabajador tiene de su actividad profesional y de la influencia que cree que ejerce tanto en su posición social como en su adecuación a la vida actual. Esto lleva a contemplar dos aspectos inherentes al trabajo que se expresan en los conceptos de moral y de alienación. El tema de la moral o satisfacción en el trabajo, aunque con raíces lejanas, se revitaliza en la obra de los formuladores de la teoría de las Relaciones humanas (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) y está presente en las experiencias iniciales llevadas a cabo en la Westerri Electric Company, en Hawthorne, con una clara orientación a relacionar los «sentimientos» del trabajador con el rendimiento esperado, proponiéndose la interpretación del término moral como la determinación de un cierto nivel de satisfacción que el individuo encuentra en su pertenencia participativa en una organización productiva. En cuanto al concepto de alienación (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general) -de origen hegeliano, pero tomado en la Sociología actual en sentido más amplio- se usa para hacer referencia a los efectos deshumanizadores que puedan resultar de la condición del trabajo; en la actualidad se apunta con ello a las consecuencias negativas del proceso industrial.
Se han superado, desde luego, los efectos negativos más llamativos del sistema fabril tal como se conoció en los inicios de la revolución industrial (véase, si se desea, más sobre este último termino en la plataforma general), pero la racionalización, la estandarización y la sincronización pueden imponer al trabajador situaciones igualmente inhumanas. V. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): T.: PSICOLOGíA DEL trabajo.
[rbts name="sociologia.
¿Qué piensas sobre este tema? ¿Tienes alguna experiencia o ejemplo que quieras compartir? ¿Cuál es tu opinión?
Recursos
Notas y Referencias
Basado parcialmente en el concepto y descripción sobre trabajo humano en sociologia en la Enciclopedia Rialp (f. autorizada), Editorial Rialp, 1991, Madrid
Véase También
Bibliografía
G (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). FRIEMANN, P. NAVILLE, Traité de Sociologie du Travail, 2 vol., París 1961-62; G (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). FRIEMANN, Problemas humanos del maquinismo industrial, Buenos Aires 1956; TH.
CAPLOW, Sociología del Trabajo, Madrid 1958; F (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). FERRAROTI, Sociología del Trabajo, en Cuestiones de Sociología, Barcelona 1971, 373460; L. MUMFORD, Técnica y Civilización, Madrid 1971; STANLEY UDY, El trabajo en las sociedades tradicional y moderna, Buenos Aires 1971; S. DE GRAZIA, Tiempo, Trabajo y Ocio, Madrid 1966; Y (se puede estudar algunas de estas cuestiones en la presente plataforma online de ciencias sociales y humanidades). FOURASTIÉ, Les répercusions économiques de l'automation et le probléme de Vemploi, París 1956; B. Basado en la experiencia de varios autores, nuestras opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros artículos de esta revista, en cuanto al derecho laboral o del trabajo, y respecto a sus características y/o su futuro): Trabajo HOSELITS, W. E. MOORE, Industrialization and Society, La Haya 1963; E. MAYO, The Social Problems of an Industrial Civilization, 2 ed. Londres 1952; de la era común MILLER, W. humano FORM, Sociología industrial, Madrid 1969; I. MESSNFR, La cuestión social, Madrid ; A. MILLÁN PUELLES, Economía y libertad, Madrid 1974.