Psicología y Justicia: La Salud Mental en el Sistema Judicial y su Proceso
Aplicación de la psicología a la justicia
Aplicación de la psicología a la justicia penal
Pocas cosas deberían ir mejor juntas que la psicología y el derecho – y pocas cosas se están juntando con menos éxito. La doctrina sostiene que la psicología debería aplicarse más ampliamente dentro del sistema de justicia penal. Anima a los lectores a desafiar la limitada ambición e imaginación de la psicología y el derecho examinando cómo los conocimientos en áreas como la cognición del delincuente y la toma de decisiones bajo presión podrían informar la investigación y el análisis futuros. Véase acerca de la psicología del delincuente, psicología criminológica, psicología criminal y psicosociología criminal.
Psicología y Justicia: La Salud Mental en el Sistema Judicial y su Proceso
Los vínculos entre la psicología y la justicia empezaron a establecerse a finales del siglo XIX y tuvieron su origen en casos penales, como el proceso Van Puyenbroeck en 1910, junto con trabajos realizados en diversos campos de la psicología. Psicólogos influyentes como Binet, Claparède, Stern y Freud fueron de los primeros en publicar estudios destinados a describir e incluso explicar comportamientos cuyas consecuencias interesaban directamente a la práctica jurídica. En aquella época, sin embargo, la psicología forense aún no era una disciplina unificada.
Los primeros escritos la describían como un campo en el que coexistían la psicología forense y la psicología criminal, marcada al principio por una clara oposición entre un enfoque evolutivo defendido por Cesare Lombroso (1876) y un enfoque sociológico adoptado por Gabriel Tarde (1896, 1890). No fue hasta la publicación de “Psychology Applied to Legal Evidence and Other Constructions of Law” (1906) de George Frederick Arnold y “On the Witness Stand” (1908) de Hugo Münsterberg que la psicología forense se convirtió en un campo especializado por derecho propio. Aunque los trabajos franceses contribuyeron a su aparición, fue en Alemania, Gran Bretaña y Estados Unidos donde la psicología forense despegó. Sin embargo, no fue hasta 2001 cuando la Asociación Americana de Psicología (APA) la reconoció como campo de práctica especializado, fomentando así el desarrollo de la formación universitaria en este campo.
Para comprender el valor de los vínculos entre la psicología y el derecho, debemos tener en cuenta que todas las ramas del derecho, todos los profesionales del ámbito jurídico y todos los litigantes pueden beneficiarse de las aportaciones de la psicología, por tres razones principales:
– Las normas jurídicas influyen en el comportamiento a través de una cadena de procesos psicológicos: conocer las leyes (percepción y aprendizaje), comprenderlas y retenerlas (memoria), anticipar las sanciones (emociones y afectos), aprehender e inhibir el comportamiento (motivación). Si un eslabón de esta cadena funcionara mal, la psicología sería también un valioso aliado para comprender las razones.
– Por supuesto, la aplicación de la ley pretende regular el comportamiento de los litigantes, pero también puede influir en su experiencia y bienestar. La investigación sobre la jurisprudencia terapéutica arroja luz sobre el impacto de la justicia en la salud psicológica.
– Es importante determinar la legitimidad percibida de las leyes, un factor que está en el centro de su aceptación y posterior aplicación. En este sentido, la psicología de la legitimidad social demuestra que, para que una ley sea aceptada, su contenido, ámbito de aplicación y medios de administración deben satisfacer las necesidades psicológicas de las personas sujetas a la ley.
Las aportaciones reales o potenciales de la psicología forense son por tanto numerosas, pero aquí nos concentraremos en algunas de ellas siguiendo la progresión de un procedimiento judicial en el ámbito del derecho penal. Las investigaciones psicológicas fundamentales inspiradas en las prácticas de otras ramas del derecho se examinan al final del capítulo.
Del suceso a la investigación
Tras un suceso delictivo, las víctimas y los testigos – estos dos términos se refieren a dos estatutos jurídicos distintos, pero el término “testigo” se utiliza de forma genérica en la investigación y puede referirse posteriormente tanto a una víctima como a un testigo – pueden decidir solicitar la apertura de una investigación denunciando los hechos a las autoridades competentes. Los psicólogos que trabajan en las asociaciones de ayuda a las víctimas o en algunas comisarías de policía ofrecen asesoramiento y apoyo. La investigación comienza con la búsqueda de pruebas, de las cuales una de las más importantes, pero también una de las más frágiles, es la prueba testimonial. Es importante porque las pruebas físicas o materiales a veces son insuficientes, o incluso inexistentes; también es frágil porque la calidad de un testimonio está sujeta a los caprichos de la memoria y a la forma en que se recogen los testimonios.
Cuando el suceso tiene una carga emocional
Uno de los factores inseparables de los hechos delictivos es la emoción experimentada por el testigo. Una emoción especialmente fuerte experimentada en el momento del suceso tiene un efecto perjudicial en el recuerdo de los detalles del delito y en la posterior identificación del autor. Una ilustración de la influencia de la emoción aguda en la calidad del testimonio de los testigos es un fenómeno conocido como “efecto de concentración en el arma”: cuanto más se comete un delito con un arma, más difícil resulta describir al autor. Este fenómeno se explica por la concentración de la atención en el arma y no en el rostro de la persona que la porta, bien por la amenaza que supone el objeto para la supervivencia del testigo, bien por su carácter inusual o inesperado dado el contexto en el que se encuentra el testigo. Sin embargo, un arma no atrae automáticamente la atención. Por ello, los psicólogos pueden impartir formación sobre el efecto de centrar la atención en el arma a las personas susceptibles de verse expuestas a un robo a mano armada. Otras características de los actos delictivos, como su repetición en el tiempo, en las que no entraremos aquí, también pueden influir en la calidad del testimonio posterior.
Garantizar que las audiencias se celebren en un plazo razonable
Si bien es posible entrevistar a un testigo el mismo día del delito, a veces es necesaria una segunda entrevista para obtener información adicional. Las investigaciones también se abren cuando ha transcurrido un tiempo, a veces considerable, desde los hechos. Cuanto más tiempo transcurre entre un suceso y su recuerdo, o entre dos audiencias, más puede decaer la fuerza de las huellas de la memoria y más oportunidades hay para la discusión entre el testigo y un tercero (familia, amigo, médico, terapeuta, etc.). Esas discusiones posteriores al suceso pueden tener un efecto perjudicial sobre la fiabilidad posterior del testimonio. Fijar un plazo corto reduce las dificultades para recuperar los recuerdos del testigo. Además, limita el riesgo de que se formulen al testigo preguntas capciosas -que suscitan una respuesta esperada o deseada- o preguntas capciosas -que suscitan información que puede ser errónea- que contaminen sus recuerdos. En este sentido, también es importante conocer las condiciones que rodearon las primeras revelaciones del testigo y, en particular, la naturaleza de las preguntas que se le pudieron formular para iniciar o apoyar su relato inicial.
La edad del testigo: otro factor clave
Es habitual considerar que un niño pequeño o una persona mayor proporcionarán una descripción menos detallada de los hechos que un adolescente o un adulto. Sus respuestas a preguntas capciosas y sugestivas también son más propensas a errores e invenciones, ya que se sabe que estas poblaciones son muy sugestionables. Para algunos autores, ya desde fines de los años 90, la sugestionabilidad corresponde a la propensión con la que la codificación (percepción de los hechos), el almacenamiento (retención en la memoria), la recuperación (búsqueda en la memoria) y el relato de los acontecimientos pueden verse influidos por una serie de factores sociales y psicológicos. Como resultado del desarrollo de su conocimiento conceptual y general del mundo, los adolescentes también son propensos a cometer errores que son, cuando menos, peculiares: informar de todo o parte de un suceso que podría haber ocurrido pero que en realidad no ocurrió. Estos errores se conocen comúnmente como “falsos recuerdos”.
Hasta la fecha, la investigación sobre los falsos recuerdos enseña que:
Los falsos recuerdos surgen de la familiaridad. La información contextualmente falsa que resulta familiar al testigo tiene más probabilidades de ser aceptada en el mismo momento en que se sugiere (aceptación inmediata de la información falsa) o de ser mencionada espontáneamente por el testigo en una fecha posterior (recuperación retardada de la información falsa sugerida).
Este riesgo aumenta cuando la información falsa es sugerida por una persona considerada creíble por el testigo.
Los adolescentes son más vulnerables a este fenómeno que los niños pequeños.
Los falsos recuerdos pueden tener las mismas características que el recuerdo de un suceso experimentado personalmente, como la viveza. Por lo tanto, el testigo puede estar convencido de que los hechos ocurrieron tal y como los recuerda. Por eso siguen siendo difíciles de identificar utilizando herramientas para evaluar la veracidad o credibilidad de las declaraciones.
Métodos de recogida de pruebas
Las particularidades de los hechos delictivos (carga emocional, presencia de un arma, repetición en el tiempo) y/o las características de los testigos (edad, sugestionabilidad) pueden hacer más compleja la situación de la entrevista para los investigadores. Los profesionales del sector (policías, psicólogos, etc.) y los investigadores de la psicología del testimonio de los testigos presenciales han trabajado en la elaboración de guías para ayudar a realizar entrevistas a los testigos. Recomiendan entrevistas estructuradas, centradas en el recuerdo libre del testigo y en preguntas abiertas o de sondeo. Se desaconsejan enérgicamente las preguntas capciosas y sugestivas. Recientemente, las Naciones Unidas sugirieron ampliar estas recomendaciones a las entrevistas realizadas a sospechosos.
Mi equipo y yo hemos escrito este artículo lo mejor que hemos podido, teniendo cuidado en dejar contenido que ya hemos tratado en otros artículos de esta revista. Si crees que hay algo esencial que no hemos cubierto, por favor, dilo. Te estaré, personalmente, agradecido. Si crees que merecemos que compartas este artículo, nos haces un gran favor; puedes hacerlo aquí:
Una revisión de las prácticas
En varios países, como Canadá, Estonia, Israel, Nueva Zelanda, Suecia y el Reino Unido, los estudios destinados a medir el cumplimiento de estas recomendaciones sobre el terreno han demostrado que los testimonios se tomaron en gran medida utilizando preguntas inadecuadas, como preguntas cerradas o incluso capciosas. La razón principal de ello no es la falta de formación de los entrevistadores, sino más bien el hecho de que la formación para llevar a cabo una entrevista no capciosa y centrada en el testigo no se imparte muy al principio de la carrera del entrevistador. Las nuevas recomendaciones compiten entonces con las prácticas habituales de los entrevistadores, que son más difíciles de cambiar con el tiempo. Otra explicación puede residir en la dificultad que experimentan los testigos para recordar o relatar los hechos que han vivido. Para ayudarles a hacerlo, los entrevistadores pueden favorecer el uso de preguntas muy precisas. Sin embargo, cuanto más precisa sea una pregunta, más sugestiva será probablemente. Por ello, se han desarrollado técnicas especiales para ayudar a los testigos a recuperar sus recuerdos y limitar el uso excesivo de preguntas demasiado específicas.
La complejidad de la recuperación de la memoria
Sin descuidar los aspectos socioafectivos que entran necesariamente en juego durante una audiencia, la complejidad de ésta se entiende sobre todo en términos de recuperación de recuerdos. Y cuantas más dificultades tenga el testigo para recordar los hechos, más compleja será la situación de la audiencia. En tales casos, el investigador puede utilizar técnicas de entrevista como la entrevista cognitiva, que ofrece instrucciones para ayudar al testigo a recuperar sus recuerdos. Adaptada para que pueda utilizarse también con los llamados testigos vulnerables, como niños, adolescentes o ancianos, la entrevista cognitiva es una herramienta valiosa para los investigadores que se enfrentan a testigos que tienen dificultades evidentes para recordar los hechos con precisión y fiabilidad. Concebida como una caja de herramientas, se complementa periódicamente con nuevas técnicas como el Recuerdo Invitacional Sistemático de Testigos (RIST), el Recuerdo de Agrupaciones de Categorías (RAC), el Plan de Bocetos y la Técnica de la Línea de Tiempo. También es adecuada para tomar declaraciones iniciales a testigos de delitos cometidos en espacios públicos concurridos, como los atentados terroristas (Entrevista Autoadministrada – SAI).
Creo que una de las mejores cosas de escribir online es que el lector (tú) puede dar suopinión, y que el autor (mi equipo y yo) puede recibir "feedback". Pero todo empieza con un comentario tuyo:
De la detención del sospechoso al juicio
Además de la naturaleza de los cargos y de los elementos que permiten determinar el grado de implicación y responsabilidad del acusado (sospechoso) en los hechos imputados, numerosos factores extrajurídicos pueden influir en el curso y el resultado de un juicio. Por ello, los investigadores psicológicos han estudiado los procesos de persuasión, complacencia y disuasión en funcionamiento, no sólo durante el juicio, sino también antes del mismo. La persuasión se define como un intento de cambiar la actitud de una persona (orientación psicológica) hacia un objeto de actitud, como la de un jurado hacia el acusado. La complacencia difiere de la persuasión en que lo que se intenta influir es en el comportamiento de una persona, no en su actitud. Por último, la disuasión consiste en advertir al objetivo (por ejemplo, el jurado) del riesgo de influencia que pueden ejercer algunos de los protagonistas del juicio (por ejemplo, los abogados de la parte contraria) para limitar sus efectos.
La información mediática previa al juicio y su procesamiento cognitivo
No es inusual que se hable de un juicio en la prensa antes de que comience. El público (telespectadores, usuarios de redes sociales, oyentes o lectores de prensa escrita) puede así acceder a los elementos de un caso a través de los medios de comunicación. La influencia de la cobertura mediática de un caso es tal que su efecto ha sido documentado hasta el momento de la toma de decisiones judiciales. Para comprender esta influencia antes del juicio, debemos fijarnos en las características de los comunicadores, así como en las de la audiencia y la información transmitida antes del juicio.
Por comunicadores entendemos todas las personas susceptibles de transmitir información a la prensa: testigos, abogados, expertos consultados por los periodistas o los propios periodistas. Dos cualidades parecen especialmente importantes para comprender su poder de persuasión: la amplitud de sus conocimientos y su neutralidad. Cuanto más experto se considere a un comunicador en su campo, mayor será su credibilidad y su influencia inmediata. Sin embargo, las declaraciones de un comunicador creíble no pueden influir en la opinión de la audiencia si se cuestiona su imparcialidad.
▷ La salud mental de las mujeres y las niñas en el sistema jurídico
El género se entrecruza con la raza, la clase y la orientación sexual de maneras que repercuten en la situación jurídica y el bienestar de las mujeres y las niñas en el sistema judicial.
El contacto de las mujeres y las niñas con el sistema judicial suele estar influido por absorciones y estereotipos relacionados con el género. Las prácticas judiciales desde mediados de los años 70 se han basado en gran medida en principios conceptuales y absorciones -incluidas las teorías personales sobre el género- más que en pruebas científicas sobre lo que funciona para abordar las necesidades específicas de las mujeres y las niñas en el sistema judicial. Debido a ello, las mujeres y las niñas tienen un acceso limitado a una justicia equitativa y se ven cada vez más atrapadas en prácticas anticuadas y perjudiciales, incluida la red del sistema de justicia penal.
Información
Por lo que respecta a la audiencia, el alto o bajo nivel de conocimiento que tenga de un caso determina el nivel de procesamiento de la información proporcionada y, en última instancia, su poder persuasivo. Este procesamiento diferenciado de la información lo proponen las teorías de doble proceso, entre ellas el Modelo de Probabilidad de Elaboración (ELM) y el Modelo de Procesamiento Sistemático Heurístico (HSPM). Según estos modelos, los miembros de una audiencia procesarán los argumentos comunicados en profundidad (examen central para el Modelo de Probabilidad de Elaboración; examen sistemático para el THS) o superficialmente (examen periférico para el Modelo de Probabilidad de Elaboración; examen heurístico para el THS). Un examen superficial de la información es menos costoso en términos de recursos atencionales. Por lo tanto, hay dos factores que aumentan la probabilidad de que se realice un examen profundo de la información comunicada: la motivación y la capacidad de la audiencia para dedicarse a dicho procesamiento.
A menos que esté especialmente motivada, una audiencia con poco conocimiento del caso procesaría la cobertura mediática de forma más superficial, simplemente porque el procesamiento en profundidad sería cognitivamente más costoso para ella que para una audiencia con un conocimiento sólido del caso. Es más, el procesamiento en profundidad de los argumentos comunicados iría acompañado de un cambio de actitud más duradero. En cambio, este cambio sería menos estable si la audiencia tratara el contenido del mensaje de forma más superficial, en favor de elementos accesorios como la credibilidad de los comunicadores o su sinceridad.
Por último, cabe señalar que la información emocional o incluso sensacionalista también es muy persuasiva. Esta influencia aumenta con un público que participa rápidamente en actividades que requieren un esfuerzo cognitivo y que tiene una mayor capacidad para comprender y utilizar las emociones. Por el contrario, los mensajes basados en hechos y que hacen un mayor uso de la lógica son más persuasivos con un público que tiende a evitar las situaciones cargadas de emociones.
La información facilitada durante el juicio: entre la credibilidad y la fiabilidad
La decisión final al término de un juicio se basa sobre todo en la calidad de los s y los informes periciales presentados. En vista de lo que está en juego, los miembros del jurado deben fomentar el procesamiento en profundidad de esta información. Sin embargo, además de la fatiga cognitiva, factores propios de los testigos, así como de cualquier comunicador, podrían contribuir a que favorecieran un examen más superficial de los distintos elementos presentados.
Dentro de este tema, se tratará aquí lo siguiente:
Distinguir entre la credibilidad percibida de los testigos y la sinceridad del testimonio
Evaluaciones psicológicas previas al juicio
Distinguir entre la credibilidad percibida de los testigos y la sinceridad del testimonio
Los jurados serán sensibles a los testigos que consideren creíbles y sinceros, y a la credibilidad o sinceridad que los psicólogos expertos atribuyan al testimonio de los testigos. Sin embargo, se trata de dos conceptos diferentes que a veces se abordan con criterios divergentes.
Basado en la experiencia de varios autores, mis opiniones y recomendaciones se expresarán a continuación (o en otros lugares de esta plataforma, respecto a las características en 2024 o antes, y el futuro de esta cuestión):
La credibilidad percibida del testigo se refiere a la forma en que se considera que el testigo es digno de confianza. Esta percepción de la credibilidad de un testigo suele basarse en estereotipos (creencias). Por ejemplo, un testigo muy emotivo suele percibirse como más creíble que otro que muestra poca emoción. Además, los testigos que proporcionan a los jurados relatos que les permiten reconstruir la secuencia precisa de los hechos y dar sentido a las pruebas disponibles son más persuasivos porque los jurados los consideran más creíbles. Se trata de relatos ricos y contextualizados, narrados de forma cronológica y coherente. Cualquier cambio en los relatos, como un nuevo elemento mencionado en el juicio o la omisión de un detalle relatado anteriormente, corre el riesgo de desacreditar el testimonio en su conjunto. Llamar la atención de los miembros del jurado sobre la falta de coherencia del testigo puede, por tanto, llevarles a tratar su testimonio con superficialidad.
La sinceridad o credibilidad del testimonio del testigo es un concepto diferente y a veces incluso contrario a la imagen que tenemos de un testigo creíble. Se define como la probabilidad de que un relato se base en una experiencia personal y no en hechos oídos, sugeridos o imaginados. Para validar la hipótesis de un relato muy sincero o creíble, se han desarrollado herramientas que ofrecen una lista de criterios de credibilidad que hay que buscar en los testimonios. Aunque a primera vista no se asociarían con un testigo creíble, las correcciones espontáneas y la admisión de lagunas de memoria, por ejemplo, son criterios que apoyan la hipótesis de un relato veraz.
Evaluaciones psicológicas previas a la sentencia
No cabe duda de que los informes forenses influyen en los juicios de los miembros del jurado, sobre todo cuando se presentan al principio del juicio y cuando aportan información directa sobre los hechos. La pericia psicológica previa al juicio es un examen que pretende apoyar la construcción de la decisión judicial arrojando luz sobre la psicología del sospechoso y de la víctima. En el primer caso, proporciona información para evaluar el grado de responsabilidad penal y de peligrosidad del sospechoso. Se examina la historia pasada y presente del sospechoso y su contexto vital para poner de relieve su funcionamiento mental y su estructura de personalidad y aislar los elementos de su contexto vital que podrían haber conducido a la conducta delictiva. La evaluación psicológica de las víctimas valora las consecuencias del trauma sufrido, advierte de las posibles secuelas y orienta sobre el tipo de tratamiento necesario.
Para estas evaluaciones, los psicólogos recurren a varias fuentes de información: una descripción completa del caso, entrevistas clínicas, informes externos, información autodeclarada por el sospechoso y su familia y pruebas psicológicas. La elección de las pruebas psicológicas depende de las características del acusado. En el caso de las víctimas jóvenes, a veces se combinan ayudas no verbales con las llamadas pruebas estandarizadas. Estas últimas también son fomentadas por las directrices internacionales sobre las pruebas proyectivas, cuyo uso en un contexto jurídico requiere mucha precaución. Las principales razones aducidas son sus debilidades psicométricas y la gran variabilidad observada en su utilización y en la interpretación de los resultados. A este respecto, dado que no todos los jurados están en condiciones de evaluar la fiabilidad de la información proporcionada por los psicólogos expertos, en algunos países se han introducido salvaguardias legales para ayudarles a hacerlo, como Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido. Se han formulado instrucciones estrictas sobre la admisión de peritos e informes ante los tribunales, basadas sobre todo en el carácter científico de los métodos utilizados.
A lo largo de este capítulo se han presentado algunas de las aportaciones de la psicología al derecho penal, siguiendo la cronología de los procedimientos judiciales. Antes de concluir sobre esta rama del derecho, conviene subrayar que la implicación de los psicólogos no termina con el veredicto. Pueden seguir prestando apoyo psicológico a los miembros del jurado, a los testigos, a las víctimas, a los autores del delito y al personal penitenciario. Los psicólogos también participan en la ejecución de las sentencias, con el objetivo último de reintegrar a los delincuentes condenados en la sociedad.
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Sin embargo, el derecho penal no es la única rama del derecho en la que puede movilizarse la psicología. En 2016, aproximadamente el 30% de las actividades de los tribunales franceses estaban relacionadas con la justicia penal, mientras que cerca del 65% de sus actividades estaban relacionadas con la justicia penal. El 100% de sus actividades se referían a la justicia civil. Aunque hasta la fecha pocos trabajos académicos se han ocupado de los vínculos entre la psicología y el derecho civil, dos ámbitos de investigación suscitan actualmente un interés creciente tanto por parte de los investigadores en psicología como de los actores de la justicia: la toma de decisiones en los tribunales civiles y la evaluación de la credibilidad de los demandantes.
La investigación psicológica básica inspirada en la práctica del derecho penal internacional también está en auge. Las dificultades para cumplir las condiciones de aplicación de la legislación europea e incluso internacional en el caso de los delitos transnacionales explican en parte esta evolución. Las nuevas amenazas a la libertad y la seguridad de las personas que plantean la globalización y la tecnología digital favorecen el estrechamiento de los vínculos entre la psicología y el derecho penal internacional, así como la ampliación de este diálogo a otras ciencias humanas y sociales (sociología, economía, etc.) y a las ciencias y técnicas de la información y la comunicación. La lucha contra la ciberdelincuencia y la delincuencia organizada, que incluye el terrorismo y la trata de seres humanos, son temas importantes en torno a los cuales se moviliza la comunidad científica. Por ello, los programas de investigación recientes se centran en las comunicaciones por Internet (los vínculos entre el radicalismo y la adhesión a teorías conspirativas, o el comportamiento en las redes sociales, etc. ), las relaciones con el riesgo y la seguridad (infracciones de las medidas de seguridad por parte de empleados de los sectores público y privado y evaluación de los riesgos asociados, juicios y evaluaciones de riesgo de los autores de actos terroristas, etc.), y la armonización de las prácticas de obtención de pruebas más eficaces para responder a las exigencias de las investigaciones transnacionales (comparaciones de las prácticas de investigación entre varios países para identificar los obstáculos y palancas a la aplicación de las técnicas más prometedoras; plataformas de formación en línea sobre técnicas innovadoras de interrogatorio, etc.).